EL DIA EN QUE TULIO LOZA AYUDO A BRYCE ECHENIQUE A CONQUISTAR A UNA CHICA

EL COMERCIO MARZO 7, 2012

El día en que Tulio Loza ayudó a Bryce Echenique a conquistar a una chica (http://elcomercio.pe/espectaculos/1384042/noticia-dia-que-tulio-loza-ayudo-bryce-echenique-conquistar-chica)

El humorista y el notable escritor compartieron más de una anécdota en las aulas en la Universidad de San Marcos

SONIA DEL ÁGUILA @soniahafid
Redacción Online

En la década de los 70 las vidas de Alfredo Bryce Echenique y la del humorista Tulio Loza se enlazaron en los grandes salones de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Destacados estudiantes de Derecho, amigos, confidentes, pero sobre todo jóvenes hambrientos de conocimiento, se hicieron inseparables y compartieron más de un inolvidable anécdota, cuyos por menores el popular “Camotillo” pasa a detallar.

“Mi promoción de la universidad fue extraordinaria. Tuve a Bryce Echenique como compañero de carpeta, era estudioso, pero sufría de timidez. Éramos patas. Él sabía que yo, un tipo pendenciero y sapo, podía curarle su timidez”, detalla Loza.

SU VIDA AMOROSA
“Era tan tímido que le costaba trabajo acercarse a las chicas. Una vez se templó de una limeñita coqueta que a diario pasaba por la universidad para irse a chambear y como no se atrevía a hablarle, me dijo que yo abordara a la chica y luego se la presentara. Se trataba de una joven común, tenía cierto parecido físico a Tula Rodríguez, coquetita, fachosa, con su vestidito de percal. Yo le decía: “Bryce, no friegues, es una doméstica al lado de tu enamorada’, pues tenía su noviecita de tercer año de media, creo, era hija de un español”, agregó el popular “Cholo de acero inoxidable”.

Continuó: “Como era mi amigo y para que no friegue tanto, hice lo que me pidió. Un día esperamos a la joven bien temprano, a las 8: 00 a.m., y la abordé. Le dije: “Perdóname, no intento cortejarte, solo te estoy trabajando porque un compañero que te ama, que se defeca por ti, y es el dueño de ese Peugeot convertible que ves ahí, me ha pedido que te hable. Le comenté que se trataba de un hombre con futuro extraordinario, de billetera gorda, y que si no le gustaba podía esquivarlo (risas)”.

Según el aspirante a Cupido, su estrategia funcionó. “La chica aceptó que le presente a Bryce, poco tiempo después se concretó el romance”.

Según Tulio, el escritor de “Un mundo para Julius” y ganador de Premio Planeta 2002 por “El huerto de mi amada”, siempre fue un estudiante brillante que hacía despliegue frecuentemente de sus grandes ideas y lucidez.

“En la universidad era bien estudioso, escribía algunos versitos, pero jamás pensé que tendría el éxito que tiene. Nunca pensé que podía escribir tan bonito”, sostuvo.

Bryce nació dentro de una prominente familia de banqueros. Sus padres fueron Francisco Bryce Arróspide y Elena Echenique Basombrío de Bryce y se educó en el seno de la oligarquía limeña (su bisabuelo, José Rufino Echenique, fue presidente del Perú en 1851). “Tenía mucha plata, su papá era socio de un banco, siempre andaba con la billetera gorda, y siempre iba a la universidad con terno y corbata”, señaló el comediante.

El carisma de Tulio y su capacidad de socializarse eran admirados por Bryce. “El tipo me amaba y me admiraba. Un día me dijo: “Mi padre debió tener un amigo como tú para no ser tan imbécil y tan tímido. Yo he heredado la timidez de mi padre”. Bryce no quería mucho a su padre y no sé por qué. Cada vez que visitaba a su papá para sacarle plata me pedía que lo acompañe”, comenta.

AMIGOS EN LAS BUENAS Y LAS MALAS
“Cuando tomaba me buscaba en mi casa de Barrios Altos para que lo acompañe a ver a su novia, que lo esperaba molesta porque había tomado. Lo hacía para evitar que lo requinten”, contó.

Los años universitarios terminaron, Bryce se licenció en Derecho y obtuvo el título de Doctor en Letras en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (1977). No ejerció y se dedicó a la literatura. Tulio también terminó la carrera y se dedicó a la actuación.

“A veces me llama de algún lugar de España, pero cada vez que viene, nosotros, los de la universidad le hacemos alguna cosita”, comenta.

Una amistad que se inició en las aulas y ni los años han podido borrar. Una amistad que guarda más de un momento bonito e inolvidable. Dos amigos que siguieron caminos diferentes, pero exitosos. Un humorista que triunfa en la televisión y un escritor que con su trabajo honra la literatura peruana.

“Nunca pensé que este tímido de miércoles iba a ser este Bryce Echenique de “Un mundo para Julius”. Fue mi compañero de carpeta y nunca me imaginé que iba a ser tan grande”, reflexiona Loza.
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PERU 21 ENERO 29, 2010

“Bayly es muy divertido, pero su candidatura me llega”

Tulio Loza regresa a los escenarios con un espectáculo de humor político llamado Sobornos son robos –un palíndromo como la corrupción de nuestro país, de derecha a izquierda, de arriba a abajo, siempre igual–. Véalo todos los viernes en La Estación de Barranco. Recordemos su trayectoria.

Autor: Gonzalo Pajares Cruzado

"Salí de Abancay en 1957, a los 17 años. Vine a estudiar Derecho en San Marcos porque mi papá quería que fuera el mejor abogado del país", nos dice Tulio Loza, el cómico que, después de varios problemas familiares, regresa a los escenarios con la obra Sobornos son robos.

Alfredo Bryce fue su compañero en San Marcos…
'Mister Bryce’. El hombre era un lord inglés. Nosotros íbamos con nuestra chompita y él usaba su gran e increíble terno inglés. Era buena gente, un tímido total. Yo era su pata, siempre lo cochineaba. Nunca pensé que tras mi compañero de carpeta había un gran escritor. Después de leer Un mundo para Julius, me quedé asombrado. Bryce nunca dio muestras de ser un gran escritor, pero sí le daba al trago.

¿Iban juntos a los bares?
Yo no bebo, no fumo ni jalo… pero bailo pegadito.

¿No siente que ha perdido algo?
No, porque aún me queda tiempo (risas). Bryce bebía y yo lo acompañaba. Por entonces, él salía con Manto, la hija de un español, quien después se convirtió en su esposa. Él me decía: “Cholito, tienes que acompañarme hasta mi casa, estoy hasta el perno”. Yo lo llevaba para que Manto y su familia, quienes me tenían mucha simpatía, le perdonaran la vida (risas).

¿Quiso ser su celestino?
Sí, con una secretaria de cuarta, pero rica, una cholita limeña, salerosa, bien rica. Bryce se moría por ella. Yo le decía: “Si quieres, te ayudo”. Él me respondía: “No me aviento, hermano. ¿Y si patino?”.

Usted empezó en la radio…
Sí. En Loquibambia, un programa dirigido por un argentino talentoso. Yo le propuse presentar un cholo citadino, diferente; un cholo que no fuera el tozudo y el pelotudo de siempre, un cholo pendenciero y sapo, que le vendiera la Plaza de Armas al capitalino, y no al revés.

¿Qué tan real era ese cholo?
Llegó a ser muy real porque no olvidemos que, en los 50, el 50% de 'limeños’ ya éramos provincianos. El desborde popular estaba produciéndose.

Siendo una sociedad racista, ¿lo discriminaron?
Claro. En la universidad, por ejemplo, al verme blanquito, muchos se dijeron: “Este es de los nuestros”, pero, al hablar, me salió el mote. “Este es un infiltrado, un indígena”, y se quisieron apartar. Yo les dije: “Los cholos somos los dueños del país. What happen with you?” (risas), y con humor los conquisté. Fui el intermediario entre blancos y cholos. Al limeño lo 'cholifiqué’ y al andino lo hice limeño. Además, de Abancay me vine a Barrios Altos, donde están los más bravos. En 15 días me hice uno de ellos.

¿Cómo llegó a la TV si en esa época se discriminaba más que ahora?
Necesitaban un cholo urgente. Me dieron un libreto donde el cholo seguía siendo un imbécil. Les dije: “Esto no lo puedo hacer porque yo soy cholo y serrano, aunque me vean blanquito”. Me convertí en el que hacía la chacota.

¿Quién es su personaje más entrañable?
Todos, pero recuerdo con cariño a Doña Lucha, inspirado en mi mamá. Un día, ella me dijo: “En el barrio, esa secuencia de Las vecinas no gusta, no funciona”. “Ya, mamá, la voy a sacar”, le dije. A las tres semanas me llamó: “¿Por qué no vuelves a sacar a la vieja esa tan divertida?” (risas). Heredé su humor porque mi padre era más seco que un mojón de camello (risas).

¿Se arrepiente de haber trabajado en Canal 7 en tiempos de Fujimori?
No, yo solo hacía mi trabajo.

¿Pero no es mejor estar del otro lado, donde es posible criticar?
Sin duda. Allí uno puede meterle dedo al poder, y yo se lo he metido más de una vez. Por eso vuelvo con Sobornos son robos. El país está tan jodido que 'Camotillo’ tiene que reaparecer.

¿Cómo ve a Jaime Bayly?
Como periodista, como humorista y como muchacho, inteligente. Pero no creo que quiera ser presidente. Él hace esto por joder. Le va a fregar la candidatura a más de uno. Él es un cachoso y muy divertido, pero su candidatura me llega porque hay que tener seriedad para lanzarse como presidente.

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