MONICA SANCHEZ: MUÑECA BRAVA


LA REPUBLICA NOVIEMBRE 16, 2008

Belleza & Talento. Muñeca brava

La hemos visto bailar estupendamente en "Bailando por un sueño" y desde mañana se pone polleras para interpretar a la Muñequita Sally, pero Mónica Sánchez no es solo la actriz talentosa, inteligente y bella, sino también una mujer comprometida con el país y sus problemas, a los que está atenta pero siempre desde un escenario y como ciudadana.

Por Nilton Torres V.

"Me llevo más de lo que dejo. Una llega para, supuestamente, ayudar a una persona, pero terminas aprendiendo mucho de la vida", dice Mónica Sánchez resumiendo así su participación en el reality "Bailando por un sueño II", espacio que mostró una nueva faceta de la actriz de teatro, cine y televisión.

Allí la vimos deslizándose por la pista de baile como si lo hubiese hecho toda la vida, aunque su experiencia previa, asegura, se remite a las fiestas familiares y de amigos.

"¿Lo más complicado de aprender? El reggaetón. Fue duro, porque nunca lo había bailado, y lo mismo el ritmo axé. Pero de repente te ves allí teniendo que disfrutarlo y hacerlo bien", dice Mónica, quien más allá de la experiencia lúdica con el baile, que continuará en la tercera etapa del reality llamado "Reyes de la pista", lo más importante para ella ha sido la oportunidad de poder ayudar. En este caso a Álex Petricek, cuyo sueño era el darle a su padre, que sufre de un trastorno bipolar, una mejor calidad de vida. Y aunque llegaron a un honroso segundo lugar, el esfuerzo valió la pena.

"Lo que ha hecho Álex ha sido hacer pública su historia y confrontarla. Y eso es lo extraordinario de un espacio como el de "Bailando por un sueño". Pero también está la satisfacción de haber conocido a un joven valiente. Muchas emociones se movilizan y se genera una complicidad indispensable, pero también una responsabilidad, ya que ese sueño lo haces tuyo también".

Una responsabilidad en la que Mónica se embarcó compartiendo su tiempo con la grabación de su último trabajo televisivo que se estrena mañana, la miniserie inspirada en la vida de la desaparecida Sara Barreto, la Muñequita Sally. Dirigida por Aristóteles Picho, amigo y maestro de la actriz, y producida por un pequeño canal de televisión del distrito de Santa Clara muy vinculado al folclore, la historia cuenta con la venia del esposo y las hijas de Sally, a quienes Mónica conoció para poder adentrarse en el personaje. Además, le permitieron acceder a sus objetos personales.

"Todas las polleras que uso en la serie son de Sally. Yo creo firmemente que dejamos nuestra energía en nuestros objetos personales, y cuando me ponía su ropa era impresionante. Había mucha luz en esa mujer. Lo que más me ha gratificado de este trabajo es que en la figura de Sally se encarnan las historias de aquellos que se sobrepusieron a una vida difícil. Ella cantó desde niña, tuvo un primer esposo policía al que mató Sendero, vivió en la pobreza, y aun así fue inspiración para otros".

–Y tú le rindes un homenaje interpretándola en la pantalla.

–Le rindo un homenaje a Sally y, a través de ella, a muchas otras mujeres de este país que merecen toda nuestra admiración.

–Como que las figuras populares se han adueñado de este formato llamado miniserie.

–Es verdad. El formato existe desde hace mucho y es fantástico porque está en el medio de la televisión y el cine. Y el nicho es el ámbito popular. Hoy, los productores se han visto obligados a reinventar la manera de hacer televisión y hacer ficción que no es la ideal, en mi opinión, pero es lo que hay.

–¿Y cómo sería lo ideal?

–Que haya una mayor inversión de parte del empresario para tener series con buena factura. Creo que falta capacidad de riesgo, pero por parte de los empresarios, los dueños de los canales de televisión, no de los productores. Hay gente proponiendo cosas bacanes. Un ejemplo es Capitán Pérez y "La Gran Sangre".

–¿Y por qué te animas a volver a la televisión en un escenario como este?

–Me animo por la mirada que tiene "Muñequita Sally", porque está bien escrita, porque la dirige Aristóteles Picho. Todo eso me pareció diferente.

Actuación y política

Momento. ´Muñequita Sally` y ´Bailando por un sueño` muestran un nuevo registro en el trabajo de la actriz. Abajo: en sus veinte, personificando a la ´osada` Perricholi.

A los diez años Mónica Sánchez hizo su primer taller de actuación, y fue en ese momento que supo lo que sería su vida. Pero eso no le impidió acercarse a otro mundo, el de la política ya que toda su familia siempre ha estado muy comprometida con el país y la democracia. Sus hermanos mayores militaron en la izquierda peruana, e incluso sus padres, Héctor y Alicia, fueron miembros de la Izquierda Unida cuando Alfonso Barrantes era el líder.

A los 17 años ingresó al Teatro de la Universidad Católica y comenzó su formación. Willy Pinto, Walter Zambrano y María Luisa de Zela fueron algunos de sus maestros. Luego llegaron las primeras obras: "La ronda", Eclipse Total", "El perro del Hortelano", trabajos en los que la joven actriz pulía su capacidad histriónica. Tras un pequeño papel en la telenovela "Velo blanco, velo negro", Mónica fue convocada para el casting de un proyecto de telenovela de época dirigido por Michel Gómez, "La Perricholi". Era el año 1992.

"En ese momento yo decía que jamás iba a hacer televisión. Tenía el prejuicio del actor de teatro, y resultó una experiencia entrañable. El personaje de La Perricholi lo recuerdo con mucha ternura, ya que seguro que si no hubiese tenido la pureza de los veinte años, no hubiese tenido la osadía de hacerlo".

Osadía es la palabra perfecta para describir aquel rol, ya que además de ser un protagónico para una actriz novel, exigió un desnudo que ha hecho historia en la televisión peruana porque mostró en todo en su esplendor a una joven bella y talentosa. "Fue un desnudo muy cuidado", dice Mónica, quien de lo que sí reniega es del desnudo posterior que hizo para la desaparecida revista VEA. Una sesión de fotos en la que la actriz dice no reconocerse y que califica de "horrible", ya que se aprovechó la coyuntura de la novela, pero la que salía retratada en aquellas fotos, afirma, no era ni ella ni el personaje.

Mónica dice que su físico no ha sido relevante en su carrera, pero sí su tipo de mujer, ya que ella llegó a la televisión cuando se empezaba a buscar a la chica típica peruana, y añade que de haber sido más clarita, a lo mejor Michel no la hubiese llamado ni para La Perricholi ni para "Los de ariba y los de abajo", que es cuando empieza este nuevo enfoque de la telenovela más chola, más popular.

"Pusimos al migrante, al cholo, a la empleada doméstica como los protagonistas. Creo que fue la primera telenovela de corte social que se ha hecho en el país, y siempre ligada a la coyuntura ya que los guiones se escribían mientras pasaban cosas. Eran tiempos duros, la dictadura de Fujimori. Yo siempre he creído que lo que pasa en tu país está directamente vinculado a tu historia individual. No podíamos desentendernos de lo que estaba pasando. Y yo vengo de una familia que siempre estuvo vinculada a la política".

–¿Hubo militancias políticas en tu familia?

–Por supuesto. Además de mis padres que militaron en la Izquierda Unida, mi hermano Fernando fue presidente de la Federación de Estudiantes de la Católica. Íbamos a mítines. Mis hermanos a veces regresaban a casa golpeados de las marchas, o mi papá iba a la comisaría porque en algún mitin la policía se los había cargado.

–¿Y tú qué pensabas?

–Yo odiaba a la policía. Los veía como los malos. Ahora digo pobres, por todo lo que tienen que pasar. Pero de chiquita eran el enemigo.

–¿Y cómo llegas a formar parte de la Iniciativa Nacional Anticorrupción?

Trabajo. ´Los de arriba y los de abajo´ llevó lo social a las telenovelas. Lavar la bandera fue una forma en la que se podía expresar el repudio a la dictadura. Finalmente fotograma de ´La Carnada´, una de las cinco películas que ha hecho la actriz.

–Fue inesperado. Santiago Pedraglio me llamó para decirme que estaban convocando a un grupo de ciudadanos para hacer los planteamientos de la lucha contra la corrupción. Era el año 2000. Yo no sabía como podía aportar, y él me dijo que necesitaban la mirada de gente no vinculada a la política. Fue alucinante. Nos sentábamos en una mesa donde estaban el pastor Humberto Lay, monseñor Irízar, sociólogos, historiadores. Me llevé modelos de mujeres como el de Cecilia Blondet. Aprendí mucho.

–Y fue allí que surge lo del lavado de la bandera frente a Palacio de Gobierno, frente a Fujimori.

–Sí, y creo que hoy deberíamos seguir lavando la bandera.

–¿Tenemos muchos motivos para hacerlo?

–Muchísimos. Antes había silencio, mucho miedo, lo que te llevaba a no tener una posición política. Ahora todos opinamos, todos cuestionamos, pero esa protesta debería ir acompañada de propuesta.

–¿Y cómo hacerlo?

–No lo sé. Lo que sé es que el trabajo que viene ahora está en las generaciones que siguen. Lo que nos toca es formar a los chicos para que en veinte o treinta años tengamos nuevos líderes, empresarios con otras mentalidades, una sociedad más sensible. Yo ahora estoy trabajando con un grupo de chicos y chicas que trabajan y viven en la calle, que se han organizado en busca de mejores condiciones de vida.

–¿Cómo es que te acercaste a ellos?

–Me buscaron para apoyarlos en una campaña contra el castigo físico y humillante, que no está considerado como maltrato en nuestra legislación. Lo que se busca es modificar un par de artículos del código del niño y el adolescente, el 4 y el 74, para que se contemple también como maltrato, por ejemplo, darle un jalón de orejas a un niño, humillarlo frente a otros niños o insultarlo. Esto está considerado por los adultos como parte de la educación y no es así. Los chicos no quieren impunidad, ni que no haya disciplina, quieren un trato justo. Una cultura de paz en el mundo empieza por allí. Hablamos de la guerra, de los misiles, y a nuestros hijos los humillamos y castigamos.

–Lo social en ti fluye de manera natural, ¿eso no te ha llevado al activismo político?

–¿Tener un cargo político? No. Estaría cayendo en lo que critico. Para hacer política no basta con tener buena voluntad o buen corazón, hay que formarse. El Congreso está lleno de gente con buena voluntad pero no necesariamente con capacidad para ejercer esos cargos. Sería un error pretender hacerlo. Tampoco es mi vocación, mi lado está en la sociedad civil.

–¿Y te han tentado?

–Más de una vez. He tenido la posibilidad real, pero no está en mis planes. En algún momento dije "quizás". Uno no sabe dónde lo llevará su evolución como ser humano, pero por ahora no está dentro de mis expectativas.

Qué bonita familia

Mónica es la última de seis hermanos. Fernando, Mario, César, Marco Antonio y Ricardo siempre estuvieron muy cerca de la pequeña que los veía con admiración. Su padre, Hernán, partió de este mundo en el año 2000, no sin antes formar a una mujer vehemente, y su madre, Alicia, se convirtió en su modelo a seguir, más aún durante las jornadas ciudadanas que a finales de los noventa reclamaban por el retorno a la democracia. "Hay mucha gente que durante los lavados de la bandera se me acercaba preguntándome si yo era la hija de Alicia", cuenta. La actriz tiene dos hijas, Mariel, de doce años, y Miranda, de dos años, y ahora está casada con Fabián, estilista y propietario del salón Chocolate. Mónica ha desarrollado una carrera de casi veinte años dedicada al teatro, y ha participado en el documental "El Señor de Sipán", realizado por una productora española.

2 comentarios:

Gustavo60 dijo...

Pobre mujer

elsantodelgarche dijo...

Pobre tenes el culo Gustavo60 despues que mi paisano el negro tristeza te apretara, ya se te caen los pedos

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