PROBLEMA Y POSIBILIDAD DE UN EXTRAORDINARIO GOLPE DE MANO...A PROPOSITO DE LA ULTIMA SEMANA

LA RAZON OCTUBRE 15, 2008

Problema y posibilidad de un extraordinario golpe de mano

BUSCANDO LOS OJOS DEL PUEBLO
Humberto Abanto Verástegui

Cuenta la mitología griega que Edipo, al saber que la Esfinge –mítico ser alado con cabeza de mujer y cuerpo de león– aterrorizaba a Tebas devorando a los que no resolvían el enigma que les planteaba, decidió confrontarla y liberar del terror a ese pueblo. “¿Cuál es el ser que al amanecer camina en cuatro patas, al mediodía en dos y al anochecer en tres?”, dijo la Esfinge.
I
La Esfinge interrogando a Edipo

“El hombre”, respondió acertadamente Edipo. Desesperada, la Esfinge se arrojó al vacío.

Todo mito contiene una enseñanza. El de Edipo y la Esfinge propone que la respuesta correcta ante una amenaza ahuyenta el peligro que se cierne. AGP lo sabe y, al igual que Edipo, resolvió el enigma que la Esfinge de la desestabilización política y la agitación social le venía planteando a su gobierno.

El platirrino llanero puso en marcha –con la entusiasta y rentable colaboración del Capitán Carlos y sus secuaces, los frentes regionales y el orate del Altiplano– una estrategia destinada a aprovechar el proceso de descentralización para confrontar al Gobierno nacional con los gobiernos regionales, acorralar al Jefe de Estado y forzarlo a la renuncia.

El plan del simio venezolano parecía no dejar espacio más que a una intensa y abierta lucha política entre quienes están por preservar el sistema de libertades y los logros económicos alcanzados con el sacrificio de todos los peruanos, especialmente de los más pobres, y las fuerzas de la desestabilización, el caos y el desorden, que hablan de un cambio sin definirlo, solamente para esconder el proyecto autoritario al que sirven.

II

Edipo le responde a la Esfinge

Ello no obstante, una lucha política sin cuartel traería un estado de crispación social que pondría en riesgo la estabilidad y el crecimiento, precisamente aquello que se pretendía preservar. Eliminar ese riesgo exigía, entonces, no sólo perspicacia política, sino principalmente talento de estadista. El desafío era resolver el enigma y hacer que la Esfinge se lance al vacío sin que hubiese una sola víctima más.

La crisis ministerial, provocada por un escándalo de corrupción petrolera que inesperadamente escaló hasta el propio presidente del Consejo de Ministros, abrió la puerta a la solución del problema. Mirando más allá de sus propias fuerzas y venciendo el mito de que le sería imposible trabajar con un Premier que no fuese de su partido, AGP convocó a Yehude Simon Munaro, ofreciéndole amplia libertad para la formación de su gabinete ministerial. El Jefe de Estado abrió, así, la puerta a la primera cohabitación política de la Historia del Perú. La presencia de Simon Munaro reconfiguró el mapa político nacional. Por arte de birlibirloque, la maniobra de AGP regresó a todos a su lugar de partida. El Capitán Carlos, quien discretamente se corría al centro, terminó nuevamente arrinconado en la extrema izquierda. Lourdes Flores acabó, como siempre, a la diestra de Dios Padre. AGP y Simon, en cambio, se enseñorearon de la popularísima centroizquierda.

El propio Aprismo no fue ajeno al desconcierto. La Cohabitación del 2008 es una maniobra audaz que evoca la Convivencia del 56 y la Coalición del 63, experiencias que acrisolaron la disciplina Aprista. Los militantes del Partido del Pueblo son perspicaces y saben que, si en 1956 se buscaba la legalidad y en 1963 plasmar una plataforma legislativa a favor del Pueblo, actualmente el sistema democrático está expuesto a la emboscada matrera montada por el platirrino llanero. Hoy como ayer, no de haber Apristas de la guardia vieja o Apristas de la guardia nueva, sino simplemente Apristas en guardia.

III

La Esfinge salta al vacío

Al margen de sus innegables méritos, el Gabinete Del Castillo dejó al Perú en un estado de convulsión social que solamente un ciego podría negar. La designación de Yehude Simon, en cambio, sofocó como por ensalmo la agitación y abrió las puertas a un diálogo civilizado que resultaba imposible con un Consejo de Ministros extenuado y mellado en su credibilidad.

Por su parte, los presidentes regionales de Moquegua y Tacna entraron en una tregua implícita, mientras que los demás presidentes regionales, con la solitaria –y feliz– excepción del orate altiplánico, expresó su apoyo a Simon Munaro. Entre las fuerzas políticas, únicamente Ollanta Humala y el fujimorismo coincidieron en criticar la designación, en alineación que no habrá de ser duradera.

El primer reto del Premier es cooptar al Parlamento para su política de concordia y diálogo, convencerlo de que la apoye sin reservas. A los fines de lograr ese propósito, resulta difícil de explicar la permanencia de Enrique Cornejo y Rosario Fernández en el Consejo de Ministros, pues el Legislativo cuestiona al primero –injustamente, es verdad– por la subasta del aeródromo de Collique y responsabiliza a la segunda de la irrupción del gabinete anterior en la sesión del Pleno del Congreso.

La designación de Yehude Simon –un hombre valioso por haber abjurado de su prédica nihilista de ayer y abrazado fervorosamente el mensaje de Cristo, amén de haber zanjado recientemente con el terrorismo asesino que vuelve a enseñar sus fauces ensangrentadas– trae oportunidades y amenazas. Ningún Aprista debe olvidar el mensaje de Haya acerca de que en todo Gólgota genuino siempre habrá un perdón para los que no saben lo que hacen.
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LA RAZON OCTUBRE 17, 2008

El Manifiesto Comunista y el factor quintacolumnista en esta crisis financiera

Planes de rescate financiero de los gobiernos de Europa y EE.UU. estarían condenados al fracaso
Charles Philbrook (*)

Vivimos en tiempos excepcionales, únicos, qué duda quepa. Todo lo que se dice y hace últimamente -desde los libros y ensayos que los medios de prensa publican hasta los premios, como el Nobel de Economía a Krugman, o la nacionalización de gran parte de la banca en Europa y Estados Unidos- apunta a que éstos son tiempos de cambio, de fin de régimen y sistema.

En efecto, en lo económico vemos cómo una teoría, la keynesiana, se juega sus últimas cartas, sus últimas balas. Los estados, a ambos lados del Atlántico norte, están dispuestos a apostar todo su arsenal monetario y fiscal buscando darle pronta solución a esta crisis, pero mientras pasan las horas y los días, los indicadores que cuentan, que son los que deben ir hacia abajo si un fin a esto se persigue, han decidido enrumbar hacia arriba.
En las últimas semanas el aumento en las tasas de interés en los mercados de deuda gubernamental, corporativa e hipotecaria les recuerda así a estos gobiernos que ya no pueden seguir recurriendo a las triquiñuelas monetarias del keynesianismo.

Pues bien, ¿cómo se llega a esta crisis que parece no tener solución? Llegamos a ésta gracias al monopolio que los bancos centrales tienen sobre la creación de dinero y al férreo control que ejercen sobre el mercado crediticio de corto plazo, pueden llamarle “tasa de referencia” o “fed funds” a la tasa de interés que controlan, el hecho es que así subyugan al mal llamado “libre mercado”.

Crecimiento exponencial
Cada vez que un banco central crea de la nada, ex nihilo, un sol, un dólar o la unidad monetaria que sea, en esencia lo que hace es inyectar deuda en el sistema económico, la que a su vez es amplificada equis veces por la banca comercial en forma de créditos. Esta deuda adquirió un crecimiento exponencial en los últimos años y ese es el origen de esta crisis.

Los bancos centrales crearon cantidades astronómicas de dinero que los bancos comerciales amplificaron en forma cuasi infinita, prestando a gente que no tenía ni los medios, ni los ingresos para pagar esos préstamos, los que se usaron para comprar casas, autos y todo lo que la imaginación pidiera y el nivel de ingresos impidiera.

Pongamos este ejemplo para que se pueda entender lo insostenible de todo crecimiento exponencial en un mundo finito. Vamos a suponer que colocamos una gota de agua en el centro del campo de juego del estadio Nacional. Si cada minuto que pasa duplicáramos esa cantidad, es decir, una gota el primer minuto, dos el segundo, cuatro el tercero, ocho el cuarto, dieciséis el quinto, treinta y dos el sexto y así sucesivamente, ¿en cuánto tiempo se llenaría de agua por completo el Estadio? ¡En una hora! Lo interesante es que es en los últimos cinco minutos en los que se llena el 80% que aún queda por llenar. Visto gráficamente este crecimiento tiene la forma de un palo de hockey.

Proceso de curación
Ahora bien, ¿existe alguna solución para esta crisis de deuda? Y si no la hubiese, ¿qué hacen los gobiernos tirando la casa por la ventana? ¿Podrán estarse jugando su propia existencia? Pongamos esta crisis en perspectiva: de las cerca de veinte que cuentan los historiadores desde la tulipmanía, en Holanda, en el siglo XVII (bien podría ser la primera), ésta es mucho más grande que todas las otras juntas.

Lo diferente de ésta yace en ciertos aspectos indestructibles en su naturaleza. Véanlo así: toda crisis produce una dinámica por la cual los excesos en el sistema se eliminan, se purgan. Y eso, al igual que lo que sucede en el cuerpo humano, forma parte del proceso de curación. En economía estas purgas se llaman “bancarrotas”. Pues bien -y obviando el hecho de que éstas han sido declaradas ilegales en el sistema bancario-, la aparición de una serie de derivados financieros, entre éstos los CDS (Credit Default Swap), no solo mantiene intacta la deuda original, sino también la multiplica varias veces.

La empresa ABC, entonces, puede quebrar e incumplir con el pago del principal en su emisión de deuda, digamos, unos $10 millones, pero para todos los bancos de inversión, hedge funds y aseguradoras que hicieron plata vendiendo estos CDS la deuda original -que pudo haber sido multiplicada equis veces- sigue en pie, vigente. Esa deuda, cual zombi, no desaparece del sistema. ¿Y a cuánto llega el tamaño de este mercado de CDS? A unos 60 trillones de dólares, el mismo tamaño de la economía global -y aún nos queda un largo paseo por el mundillo oscuro e incomprensible de todos los otros derivados, que juntos alcanzan un tamaño que ya supera en 15 veces a la economía global. ¿De dónde salió todo ese dinero que engendraron estos monstruos? (Ahora ya entiende por qué esto es demasiado grande para todos los estados y por qué podrían estarse jugando su propia existencia.)

Orgía crediticia
Los planes de rescate financiero que han puesto en marcha los gobiernos en Europa y Estados Unidos bien podrían estar condenados al más abyecto fracaso, desde el momento que ninguno de éstos tiene en cuenta algo fundamental: el exceso de deuda en el sistema (estos planes se financian con más deuda pública y más “liquidez”, léase deuda). Lo último que le hace falta al mundo es precisamente más de lo mismo. Un problema de inundación no se soluciona con más y más agua (¿podrán entender esto los burócratas?).

La deuda global combinada, pública y privada es de unos $100 trillones, que equivale a un 170% de la economía mundial. En Estados Unidos, poco antes del crack del 29, esta deuda ascendía a un 160% del PBI (hoy ya supera el 350%). No hay manera de saber en qué momento se llega a “ese” punto de saturación, de exceso sistémico, pero si el ejemplo de la gota de agua en el estadio sirve de algo, el verse rodeado de burbujas podría ser una buena señal de la cercanía del final.

Los mercados globales sospechan la magnitud e insolubilidad del problema y eso los lleva al pánico, a que se cierren. Pero los gobiernos están decididos a que la orgía crediticia siga y por eso se las ingenian creando uno y otro programa, sacando uno y otro conejo del sombrero, cual Domingo Cavallo, el ex ministro de Economía de Argentina. Sabemos qué pasó con Domingo y sus conejos, ahora solo nos queda ver qué pasa con los de Uncle Sam y sus amigos.

Ingenuamente creen los gobiernos que sus planes de rescate financiero pueden llevar la calma a los mercados y deciden entonces “garantizar” los préstamos interbancarios, los depósitos en el sistema y hasta el aire que se respira. Pero, ¿se puede garantizar el pago de algo sin los ingresos que lo respalden? Los pasivos de solo corto plazo de los bancos comerciales con relación al PBI nacional indican que esto no solo es imposible, sino también podría pasar hasta por una broma de muy mal gusto.

En Bélgica y Suiza la relación pasivos bancarios de corto plazo y PBI (léase ingreso nacional) es de casi tres a uno; en Islandia es de dos a uno; en Gran Bretaña es de 1.5 a uno; en Italia y Francia de 0.7 a uno; y en Estados Unidos de 0.15 a uno. Esos son los de corto plazo. Súmenle a esto los pasivos de largo plazo y ya se puede ir viendo por dónde viene lo risible de pareja “garantía”. (“The world’s banks could prove too big to fail—or to rescue”, The New York Times, 10/octubre/2008).

(*) Profesor del departamento de Economía, UPC.

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