ALEX OTINIANO: "METI COMICOS Y TRAVESTIS A MIS OBRAS"


EL TROME JULIO 11, 2008

'Metí cómicos y travestis a mis obras'
Por Milagros Casas/Foto: Andrés Valle

Alex Otiniano dice que genera escándalos, porque 'eso vende'.

Lucha contra el VIH y sueña con hacer cine y televisión erótica.
Es productor teatral y siempre está envuelto en la polémica, pero, sobre todo, es una persona que sabe lo valioso que es disfrutar de la vida. Alex Otiniano acaba de cumplir 25 años de vida artística y nos habla abiertamente de su opción sexual y sus sueños.

¿Nunca te sedujeron las mujeres?
Hace muchísimos años estuve con una bailarina, Catherine Domarelli. A los 15 años me enamoré de una muchacha en Cajamarca, pero tuve malas experiencias con las mujeres. Recuerdo que a los 18 me tocó una ninfómana, estaba con mi ambigüedad sexual y me encontré con una 'leona'. Era espantoso y antes de eso, en el colegio, fuimos a un burdel y la prostituta nos trató como basuras. Qué mala experiencia, fue horrible. Yo no sabía para qué lado tirar, eso me hizo decidirme más rápido.

¿Fue difícil aceptar tu homosexualidad?
Me crie en una familia muy conservadora. Éramos ocho hermanos de padre y madre, pero de padre somos 32, él era un semental y que le salga un hijo 'rosquete' como yo, ¿cómo se habrá sentido? Pero desde que tengo uso de razón, de los 5 ó 7 años, sabía que algo pasaba en mí y luchaba contra lo que sentía, porque tenía una familia conservadora y no sabía cómo iba a reaccionar.

¿Nunca hablaste con tus padres de tu opción sexual?
Nunca. Pero me imagino que mi papá intuía algo, porque me metí a estudiar ballet. Lo hice a escondidas, por ahí alguien me regaló una malla y unas zapatillas. Un día las lavé y las puse en el cordel, vino mi padre y gritó: '¡estas medias de quién son!' Nadie dijo nada, entonces gritó: '¡quémenlas!' Ahí salté yo, '¡nooo, mis medias, no'. Se armó un escándalo y me dijo: '¿qué haces estudiando mari...?' En ese momento le dije: 'yo hago con mi vida lo que quiera, me largo'... y vine a Lima a tratar de realizarme.

¿Fue difícil trazarte un futuro en Lima?
Bastante. Llegué a estudiar teatro y ballet en San Marcos, pero tenía que trabajar y como era bailarín, sacrifiqué mis clases de ballet y me puse a bailar en una revista musical con Efraín Aguilar. Yo alterné con Analí Cabrera, Coco Marusix, Teddy Guzmán y lo hacíamos en el escenario como bailarines con 'Chibolín' y 'Paco' Ferrer. Para mí era un espanto

¿Por qué?
Porque estaba Nancy Cavagnari, que era la primera vedette, una figura, ella llamaba: 'los maricones al escenario', yo no subía. Entonces, me gritaba '¡por qué no subes!' '¿Acaso yo digo voy a bailar con la lesbiana o la pros..., a mí me respetas', le respondía. La verdad, quería que me boten, era muy traumatizante trabajar en la revista. Sí, como prostituir la profesión. Me peleé con Nancy, con Coco, con medio elenco para hacerme respetar. Estaba totalmente aburrido, estresado, ganaba dinero, pero no me hallaba. Era un mundo que no era mío, estaba con vedettes que hablaban muchas lisuras, cosas muy fuertes, era chocante.

¿Y cuándo empezaste a ser figuretti?
Cuando hice una obra con Horacio Paredes, 'Baño de mujeres', pero él se había tirado a la mala vida, le andaba prestando dinero. La sociedad se disolvió y le retuve unas cosas de producción de 'Baño de hombres' hasta que me pague. Entonces, un día, cuando estaba haciendo 'La jaula de las locas' en el 98, Horacio vino con policías, según él, a embargarme y también llegaron las cámaras de Magaly. Fue un escándalo y, al siguiente día, el teatro se llenó. Me di cuenta de que el escándalo vende, me transformé y me desgraciaron la vida, porque me volví muy escandaloso.

Te acusan de haber prostituido al teatro.
Cuando el teatro se vino abajo, metí cómicos y travestis en mis obras y fueron un éxito, pero duela a quién le duela, yo hice del teatro un género popular... el papero, el panadero, pudo pisar por primera vez el teatro.

¿Qué te gustaría hacer?
Me agradaría producir cine y televisión erótica.

¿Sabes quién te contagio del VIH?
Fue mi pareja, un capitán de la marina. Años después de terminar, empecé a sentirme mal.

¿Pensaste en el suicidio?
La verdad, no. Me cuestionaba como todos, pero yo mismo me dije: '¡qué conchudo, con la vida que he llevado.!'

¿Cómo empezaron tus problemas en los riñones?
Los retrovirales aceleraron el problema de los riñones. Los dos están llenos de quistes, los tengo atrofiados. En el ombligo tengo una manguera por donde, cuatro veces al día, me infundo dos litros y medio de glucosa. Eso es como un imán que chupa todas las toxinas y las boto cada cinco horas, pero también sale calcio, fósforo, hierro, vitaminas, trae desgastes y complicaciones.

¿Le tuviste miedo a la muerte?
Nunca. A pesar que antes de comenzar mi tratamiento por el VIH me dieron los santo óleos, me levanté.

¿Qué te hace llorar?
La indiferencia, la ingratitud. La soledad de pareja y del alma. De repente, si no fuera por mi opción sexual, hubiese tenido esposa e hijos. No reniego, pero quizá sí me hubiera gustado tener hijos.

¿Cuando mueras, qué te gustaría que pongan en tu lápida?
Aquí descansa un artista que logró conocer el cielo y las estrellas.

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