NO HAY CICATRIZ QUE EL AMOR NO BORRE EN ANIQUEM

PERU 21 DICIEMBRE 10, 2009

Urge una unidad de quemados y un banco de tejidos en el Hospital Loayza

El actual pabellón no reúne las condiciones mínimas para el tratamiento de los 500 pacientes al mes que acuden a este nosocomio.

El Hospital Nacional Arzobispo Loayza requiere contar lo más pronto posible con una unidad especializada en quemados y con un banco de tejidos para atender a los más de 500 pacientes que ingresan mensualmente a ese nosocomio.

Así lo señaló el jefe del Servicio de Cirugía Plástica y Quemados de ese nosocomio, Walter Navarro Murgueytio, quien sostuvo que el actual pabellón no reúne las condiciones mínimas exigidas para el tratamiento de ese tipo de pacientes.

“Se requiere de todo un equipamiento y un diseño especial para recibir a los pacientes y que no se infecten y tal cual está nuestro pabellón no se cumplen los requisitos mínimos”, comentó el galeno a la agencia Andina. Agregó que la decisión está en manos de los ministerios de Salud y Economía.

Anotó que actualmente hay pacientes hospitalizados que deberían estar en una unidad de cuidados intensivos, por la gravedad de sus lesiones, pero que no existe capacidad para ello. En el caso del banco de tejidos, Navarro lamentó que este, pese a contar con todos los equipos y la infraestructura, no pueda funcionar por falta de personal.

DATOS

El hospital Loayza acaba de cumplir 85 años de creación.

El ministro de Salud, Óscar Ugarte, recorrió el terreno donde se levantará el nuevo edificio del nosocomio. Allí se construirá una nueva unidad de cuidados intensivos generales, una unidad de cuidados intermedios, el banco de sangre, entre otros ambientes.
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EL COMERCIO JULIO 24, 2009

No hay cicatriz que el amor no borre en Aniquem

7:56 | La Asociación de Ayuda al Niño Quemado brinda rehabilitación gratuita a menores de escasos recursos que han sufrido quemaduras graves y dejado atrás la hospitalización

Hay cosas que el fuego nunca podrá destruir: la esperanza y la solidaridad.

Al salir del hospital, un niño quemado requiere una serie de cremas y prendas especiales para evitar que sus cicatrices no se infecten, pero muchos padres ignoran ello o no pueden costear tales necesidades. Por eso, al cabo de pocos meses, los menores presentan secuelas graves, muchas veces irreversibles.

Son casos de este tipo los que atiende, con mucho amor, la Asociación de Ayuda al Niño Quemado (Aniquem). Se trata de una ONG que brinda gratuitamente lo necesario para la recuperación total de niños de escasos recursos económicos que han sufrido quemaduras graves. También ofrece terapia física y psicológica. Desde su creación formal en el 2002, Aniquem ha atendido a más de 1.800 niños quemados de todo el país. Si son de provincias, los trae a su local de jirón Santo Domingo 255, Jesús María.

“Muchos padres abandonan la rehabilitación que el Sistema Integral de Salud (SIS) brinda a sus hijos, porque no pueden costear los gastos que este beneficio no cubre, como mallas compresivas o férulas, o porque viven en zonas alejadas del interior del país. Ahí entramos nosotros”, refiere Víctor Rodríguez, médico y presidente de la asociación. “Nos llegan pacientes con cicatrices hipertróficas (hinchadas), queloides (tumores fibrosos) o retracciones en las extremidades”, explica Mary Malca, vicepresidenta de Aniquem.

Luego de la hospitalización el niño quemado necesita sesiones de rehabilitación constantes durante al menos dos años. “Eso puede costar hasta 500 soles al mes”, dice Rodríguez.

Si el menor desarrolló cicatrices hipertróficas en el rostro, deberá usar una mascarilla de silicona. Si se trata de un tumor en cualquier parte del cuerpo, se le colocará una malla compresiva. Una cicatriz en cualquier articulación requiere de una férula para que la piel no se contraiga. Masajes con cremas hidratantes complementan el tratamiento que a veces llega hasta la cirugía. Todo eso lo puede cubrir Aniquem (teléfono: 261-8619).

LA CIFRA
7.000 Niños y niñas con quemaduras se atienden, en promedio, cada año en el Instituto Nacional de Salud del Niño. El 90% de ese grupo tiene 5 o menos años.

AL GRANO
“Necesitamos más colaboradores”
VÍCTOR RODRÍGUEZ. PDTE. ANIQUEM

¿Por qué se creó Aniquem?
Muchos niños quemados salían del hospital, no recibían tratamiento y quedaban con secuelas irremediables. Nacimos en 1999 haciendo prevención, pero a partir del 2002, gracias a muchas personas altruistas, somos el único centro de rehabilitación especializado en quemaduras del país.

¿Qué tipo de apoyo brinda?
La rehabilitación física y psicológica, además de cirugías reconstructivas y estéticas.

¿Qué los impulsa a ayudar?
Ver sonreír a un niño rehabilitado nos llena de alegría.

¿Planes a futuro?
Abrir un local en el Cusco en dos meses, y otro en el norte. Nuestro presupuesto anual de S/.200 mil no basta. Por eso hacemos poca labor de prevención. Necesitamos más colaboradores altruistas.
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LA REPUBLICA 17 de septiembre de 2008

Los ángeles heridos

Una visita al pabellón de niños quemados del Instituto Nacional de Salud del Niño. Historias y casos para no olvidar. Agua, fuego, corriente y hasta pólvora son las principales causas de accidentes.
David Gavidia.

Es difícil escribir cuando se siente el dolor ajeno. Más complicado cuando se trata de niños que sufren. La dureza del periodista, esta vez, logra flaquear. Por eso, ingresar al Pabellón de Quemados del Instituto Nacional de Salud del Niño puede resultar un reto para el corazón. Hay que recoger historias que conmueven y aleccionan.

Es cierto, ya no se encuentran los niños símbolos de hace unos años, Lucero y Jefferson. Ambos tienen el 25 y 50% de su cuerpo afectado y los conocimos por aquellos días jugando entre enfermeras y doctores, poniendo la cuota de dulzura en el pabellón, sin importar, claro, que sus padres ya no estuvieran con ellos, pese a sus pocos años.

Es cierto, hay ahora otras historias que parecen reiterarse a cada instante. Niños que juegan ignorando el dolor, pieles rosadas y vendadas, tratamientos, injertos, padres que observan cómo sus hijos se recuperan, sin importar la edad: un año, dos, tres, adolescentes también, todos con quemaduras de primer, segundo y tercer grado.

NIÑOS, CAMAS, ATENCIÓN
El pabellón es una vieja estructura y tiene en promedio 30 camas. Hasta allí llegan niños como Christian Huaylinos, quien se entretiene dibujando a Los Simpson. Ya lleva un mes en el lugar. Su madre, Ada, lo observa, han llegado desde Jauja. Prefieren no recordar las causas del accidente; total, lo peor ya pasó. Ahora el chico nos sonríe. Es tímido, quizás lo interrumpimos con preguntas idiotas: ¿Te gusta el fútbol?, ¿hincha de algún equipo? Mueve la cabeza, sonríe. Bueno, solo quiere pintar.

En aquella sala hay una constante: muchos de los pacientes vienen de provincias, la selva tiene una importante (pero triste) presencia. Sergio Pérez, junto a Fred, su padre, llegó de Loreto. El padre espera que el niño sea dado de alta. El chico duerme. Cuenta Fred que en el Hospital han recibido el apoyo que esperaban, no se sienten abandonados. Otros llegan desde Pucallpa, también de las zonas más alejadas y deprimidas de Lima.

EL PADRE DEL PABELLÓN
Tratamiento. Los doctores hacen su mayor esfuerzo por curar a los niños. Una noble misión.

Sonrisas. Hay mucho llanto en el Pabellón de Quemados del ex Hospital del Niño. Pero las sonrisas también son constantes. Los niños hacen amistades; así pasan mejor las horas de tratamiento y cirugía.

Atención. Los padres y madres son vitales en el tratamiento de los niños. Hay menores que pueden estar hasta un mes. El hospital ayuda a los familiares con el hospedaje en Lima en caso de venir de provincias.

Es difícil sentirse solo en el lugar. Es la opinión de los diferentes padres que al pie de una cama acompañan a sus vástagos. Algunos niños tienen las extremidades atadas a las cunas para evitar se toquen las heridas y estas se les infecten, es un problema que hay que evitar. Y es que el trabajo en el Pabellón lo realiza personal de experiencia. Pero entre todos hay alguien que destaca. Su nombre: Augusto Bazán. Es el doctor fundador del Pabellón hace 45 años. Tiene 92 y recorre cada cama y conoce cada caso. Es un padre para los niños. Pese a su edad, sus lúcidas opiniones son ley. Hace poco ganó el premio Esteban Campodónico Figallo 2008, otorgado por la Universidad de Piura, por su carácter altruista.

Él nos da un panorama de los niños quemados en el Perú.
Primero, cuenta que existen dos causas por las que se producen los accidentes: la miseria en la que viven las personas. Los padres dejan depósitos con agua caliente al alcance de los niños, estos los jalan y les cae el líquido sobre el rostro. Los menores de 3 años son los más afectados. Agua hervida, fuego, corriente y pólvora son los principales motivos de los accidentes. En diciembre ocurre el mayor número de tragedias, al igual que en Fiestas Patrias. Algunas fiestas, como se sabe, terminan en tragedia.

CASOS PARA EVITAR
La ignorancia también juega en contra. Hay casos dramáticos: Una madre al ver que su hijo de 16 días de nacido no dejaba de llorar pensó "tendrá frío" y le metió plancha caliente. Sí, como lo lee. La piel... ya se imagina. Otros, sientan a sus hijos en ladrillos calientes... para qué dar más detalles.

MEJORAS EN LA ATENCIÓN
El doctor Bazán explica que en 1950 el 40% de niños que llegaban al Pabellón perdían la vida a las 48 horas. Gracias a los adelantos llegados a la institución, ahora se redujo a 0,03% con alimentación hiperproteica e hipercalórica.
Una vez rehabilitados, los menores requieren de cirujanos, psicólogos, asistentes sociales y terapistas para su recuperación, que puede durar varios años.

Como ya se dijo, la escasez de recursos hace que muchos niños no puedan seguir con el tratamiento. Instituciones como la Asociación de Ayuda al Niño Quemado (Aniquem) o el Programa de Ayuda a la Vida para Víctimas con Secuelas de Quemaduras (PAV_VISEQ) son algunas de las instituciones que buscan mejorar la calidad de vida de los niños afectados.

Mientras, las cosas continúan en el Pabellón. Las escenas al principio duras cambian. La ternura de los niños contagia. Sí, pues, son lecciones de vida, aunque la frase suene a cliché. Crayolas, figuras, hasta internet para que no pierdan las clases. Son experiencias complicadas, es cierto. Hay que aprender de ellas.

DATOS
Tratamientos. Los injertos con piel de cerdo a los niños quemados sirven para regenerar la piel del paciente evitando infecciones, deshidratación y la preparan para el autoinjerto con la piel del mismo paciente. Se colocan encima de las quemaduras. La técnica la desarrolló el doctor Bazán, quien trabaja ad honórem desde 1986.
Cifras. Desde su fundación hasta el momento en el Pabellón se ha atendido a 13.295 niños con problemas de quemaduras.

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