FUE EL "BAGUAZO" OTRO "MOQUEGUAZO"

CORREO 10 07 09

SÓLO ESTÁN DETENIDOS CUATRO DE LOS NATIVOS QUE HABRÍAN MATADO A HACHAZOS A 12 POLICÍAS ATADOS DURANTE BAGUAZO
22 estarían implicados en masacre de la Estación 6

Secuestraron, torturaron y asesinaron cobardemente a 12 policías en la estación petrolera N°6 de Bagua (Amazonas), pero tras una paciente investigación judicial se habría identificado a los primeros responsables del sangriento crimen que conmovió al país.

La verdad de lo ocurrido aquel fatídico 5 de junio -durante la protesta de nativos amazónicos- se abre paso gracias a testimonios de policías sobrevivientes, quienes no han dudado en señalar no sólo a los instigadores, sino a aquellos que habrían liquidado a sus compañeros.

Según el auto apertorio judicial 281-2009, elaborado por el juez de Bagua, Norberto Cabrera, ya son 22 los responsables del crimen que habrían sido identificados, de los cuales sólo cuatro están detenidos y el resto está "no habido", por lo cual es intensamente buscado por la Policía.

Según el documento, entre los capturados están Rogelio Longinote, Elmer Anag, José Wamputsag y Néstor Pujupat.

LOS INSTIGADORES. Según el documento judicial, la toma de la petrolera se inició de forma pacífica el pasado 23 de abril por parte de nativos awajún-wampis, tal como lo informó Correo en un anterior informe. En ese momento, 38 policías custodiaban el lote.

Sin embargo, días después, el 5 de junio, cuando se produjo el intento de desalojar la Curva del Diablo -según narra el magistrado Norberto Cabrera-, los dirigentes del Comité de Lucha Distrital de Imaza, Simón Weepiu y Rodolfo Atamain, habrían promovido de manera "abrupta y violenta" el derribamiento del cerco perimétrico de la petrolera.

"Mil quinientos nativos y mestizos, premunidos de lanzas, escopetas y flechas, comandados por los dirigentes Weepiu y Atamain, rodearon la instalación. Para luego ingresar a la zona de vivienda de la Estación N°6, donde estaban los policías", señala el expediente judicial.

Mientras la turba exigía la muerte de los policías, Weepiu y Atamain ordenaron atarlos, los despojaron de sus armas y hasta les echaron sustancias tóxicas a los ojos (mezcla de ají, basbasco y otras sustancias).

"Un mestizo (en proceso de identificación) seleccionó por orden de antigüedad a 18 efectivos policiales, incluido el comandante Miguel Montenegro, quienes habrían sido conducidos al monte (...) Los han torturado cruelmente para luego ultimarlos", señala el relato del expediente judicial.

TESTIMONIOS VITALES. Pero aquellos policías sobrevivientes de la masacre, e incluso dos vigilantes de la petrolera, también dieron pistas importantes y relevantes a las autoridades. El suboficial PNP Telmo Castañeda Mendoza reconoció a Rogelio Valentín Longinote Mágica, Elner Anag Akintui y Néstor Pujupat Kayak "como autores del evento criminal" en una reciente declaración ante el Ministerio Público.

El testimonio del policía fue ratificado por el vigilante particular de la Estación N°6 identificado como Juan Ibarra Visalot.

Otro personaje clave es Elner René Anag Akintui, quien se encargó del control de las tranqueras en la Estación N°6, pero luego pasó a la zona donde permanecían secuestrados los policías. Ibarra Visalot detalla que éste incluso exigía la tortura y muerte de los policías, aduciendo que "sólo eran 38".

SANGUINARIOS. Otro testimonio que abona a la investigación corresponde al suboficial PNP William Lozada Rincón, quien reconoció mediante fotografías a otros dos autores directos del crimen. Se trata de A.C.P. y Sabino Pizango Unup.

Lo grave es que el primero de los mencionados es un menor de edad de 16 años, quien también habría participado en la ejecución de los policías, según detalla el documento judicial.

"Tenían reducidos y secuestrados a los policías, arengando la muerte -de ellos-, siendo el primero de los nombrados (A.C.P.) el más sanguinario. El segundo era conocido como 'El Profe', quien autorizó el ingreso al centro educativo donde secuestraron a los policías", dice el documento.

Finalmente, se detalla el testimonio del suboficial PNP Óscar Mancilla Escobar, quien reconoció plenamente a Leonardo Asacha Casenta como la persona que junto a un sujeto en proceso de identificación disparó con una escopeta al suboficial Higinio Deza Rujel, quien falleció en el acto.

El auto apertorio judicial concluye que los implicados, indistintamente, incurrieron en delitos de secuestro agravado, extorsión, disturbios, arrebato de armamento, lesiones graves y homicidio.

En ese sentido, agrega que en algunos casos estos actos se sancionan con cadena perpetua y por ello ordenó la detención de todos los implicados.

"El caso debe traerse a Lima"

El legislador Mauricio Mulder demandó a las autoridades judiciales evaluar la posibilidad de trasladar a Lima el expediente del "caso Bagua", ante la posibilidad de que los magistrados encargados del proceso sean amenazados. "Hemos visto cómo han destruido el módulo de justicia de la zona durante la protesta. Entonces, ¿cómo un juez puede administrar justicia sin sentirse presionado?", se preguntó. Agregó que en Bagua los propios familiares y ciertas ONG tienen mayor libertad para presionar, mientras que en Lima los órganos de control están más cerca del proceso judicial.

Procurador pide cadena perpetua

Los hechos violentos en la Estación N°6 de Bagua "no deben quedar impunes", pues hay delitos que incluso merecen cadena perpetua, demandó el procurador del "caso Bagua", Oswaldo Arroyo Novoa. En declaraciones a Correo, señaló que de acuerdo con el avance de las investigaciones "hay presuntos responsables directos" de la muerte de los 12 policías que están identificados pero lamentablemente la mayoría está "no habidos". En ese sentido, lamentó que incluso las ONG de derechos humanos y la propia Iglesia católica -a través de ciertos sacerdotes- los apoyen legal y asistencialmente, pese a que son prófugos de la justicia.

Dato
� El juez de Bagua, Norberto Cabrera, dispuso tomar la declaración testimonial de los policías agraviados y heridos en la Estación 6 desde el próximo 16 de julio.
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De: Luis Alberto Vásquez Vásquez [mailto:elbochagol@hotmail.com]
Enviado el: jueves, 02 de julio de 2009 9:48

Bagua y todas las sangres…
La tragedia que estremeció al mundo
Escribe: Luis Alberto Vásquez

Lo que ha ocurrido fue terrible. Nunca en Bagua hemos visto tanta sangre y tanta maldad al mismo tiempo…en la misma plaza de armas estuvieron tirados los muertos y la gente corría desesperadamente con sus hijos, nos caíamos y los gritos de desesperación eran terribles. Las balas sonaban cerquita a nosotros, el sonido de los helicópteros…parecía una guerra, con la diferencia que entre peruanos nos estábamos matando.

Todo empezó en la madrugada y fue la policía que inició esta desgracia, nosotros no somos terroristas, sólo defendemos nuestros bosques, nuestras tierras y también somos peruanos, aunque seamos indios…ahora todos tenemos miedo…nos sabemos lo que pasará mañana…muchos de nuestros hermanos están desaparecidos, lo que queremos es encontrarlos y si están muertos, que nos entreguen los cadáveres porque los queremos enterrar en nuestras comunidades…

Estos son testimonios recogidos en el mismo lugar de los hechos y en el hospital de Bagua. Estas son las palabras de angustia de muchos nativos heridos de bala. Estas son frases entrecortadas de hombres y mujeres que buscan entre el humo de la metralla y el olor nauseabundo de la sangre, a sus muertos.

Bagua fue un infierno, una matanza, un genocidio. Se han confirmado 22 policías muertos, algunos degollados y de otro lado, nativos abaleados y asesinados y según varios testimonios, habría todavía muertos en los cerros y los bosques. Hay también un número indeterminado de desaparecidos y casi 80 detenidos por las fuerzas del orden.

El gobierno a través del propio Presidente y el premier Yehude Simon han acusado a los nativos de ser responsables de todo y hemos visto con vergüenza una propaganda en la televisión nacional por demás escandalosa y miserable, que no hace más que azuzar la violencia.

El líder de los nativos, Alberto Pizango, refugiado en la Embajada de Nicaragua en Lima, para solicitar asilo político, dijo que el único culpable es el gobierno y aseguró que los nativos sólo tenían como armas sus lazas y sus flechas.

Al margen de las acusaciones, en los dos bandos hay muertes que lamentar, muertos que han estremecido al mundo, de peruanos humildes, entre policías y nativos que han sido asesinados y que sus familiares hoy lloran sus desapariciones. Una bala le atravesó el alma a un hombre que sentía que estaba luchando por sus tierras y otra bala a un muchacho de apenas 21 años que sentía que estaba defendiendo a su país y a la democracia. Ambos, eran peruanos con sueños, que no se habían visto nunca, que querían a su patria a su manera y que de pronto, estaban frente a frente para luchar por nada, para matarse y odiarse en un instante.

Los féretros de los policías han recibido los honores del poder. La Ministra del Interior, Mercedes Cabanillas, los ha declarado héroes de la democracia, aunque en esta democracia ellos mismos tienen que comprarse sus uniformes, sus revólveres y sus balas y ganar un sueldo miserable. En el velorio de los policías estaba el llanto de los padres que no entendían nada, escenas desgarradoras de los hijos y las esposas, cuadros lamentables en un país que se desangra, aunque el dolor sea envuelto en una bandera peruana.

En algún lugar de la selva, en medio de la montaña, también hay llanto y desesperación en otros velorios. Allí no hay luces y hasta ese lugar no han podido llegar los ministros ni las cámaras de televisión. Enterrarán a sus muertos en la tierra, envueltos con sus ropas y sus flechas, para mezclarse con la nugka (tierra en awajún), por la que están luchando, porque en ese lugar están sus muertos, sus almas y sus espíritus.

En Bagua, con un toque de queda de tensión, la gente todavía llora a sus muertos. Hay temor y las noches son más oscuras que nunca, mientras en el Congreso todos se acusan, se insultan y al parecer, a nadie de ese lugar, le duele lo ocurrido.

El país está consternado y los políticos ya no nos pueden mentir como antes. Los periodistas han informado al mundo sobre lo ocurrido. Las imágenes de la televisión han sido demasiado duras: un policía pisándole el cuello con maldad y con odio a un nativo. Varios nativos golpeando con sus flechas, el cuerpo inerte de un policía. Un nativo perforado en las piernas por una bala, que en la montaña hace rugir a un tigrillo. Un policía degollado como si nuestro país viviría en medio de la barbarie.

Para el premier Yehude Simon tan solo es la implementación del orden y doña Mercedes Cabanillas, ministra del interior, más terca que nunca, solo sabe acusar a todos de terroristas. Un diálogo de sordos y donde nadie pide que se vuelva a conversar, para que se le devuelva al país la tranquilidad.

Ahora no sabemos, cuál será la reacción de los nativos y que podrá pasar en los próximos días. Según informantes de la propia policía, un contingente de fuerzas combinadas se acerca a Yurimaguas por agua y tierra para desbloquear el otro tramo de la carretera marginal. Los nativos están preparados con sus lanzas y sus pucunas para el desalojo. Esperamos que la sangre no vuelva a teñir las montañas y que el odio entre peruanos humildes cese de una buena vez.

Se espera que el gobierno reconozca sus errores y el abandono total a un territorio que puede convertirse, como diría el escritor amazónico Róger Rumrrill, en una renta estratégica para negociar con el mundo, porque tenemos una biodiversidad envidiable, recursos naturales en flora y fauna, en medio de la magia del bosque, además de la sabiduría ancestral de los indígenas, que el gobierno y la ceguera del poder llama salvajes e ignorantes.

Se espera que los nativos, a través de sus organizaciones, sus líderes y apus, vuelvan a sentarse en una mesa de diálogo, a pesar de su dolor. Que la fuerza de la razón se imponga, porque el pueblo ya no quiere más mentiras ni muertos que velar. Hay duelo en el corazón de los sensibles y de los que amamos la vida y luchamos por ella: por un país con justicia, con equidad y también con rebeldía.

En Bagua todavía se escuchan los gritos más allá de la montaña y los malos espíritus anuncian tempestades…la lluvia de estos días es más triste y las noches se han vuelto tenebrosas, en medio de vientecillos que traen los gritos de angustia de aquella tragedia que nunca se olvidará.
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PERU 21 JUNIO 15, 2009

Aún no se sabe con exactitud qué pasó en la Estación 6 de Petroperú

Más de una semana después de los hechos de sangre en Bagua, persisten las dudas sobre el plan operativo de la Policía donde murieron 24 agentes y 10 civiles. Sin embargo, la ministra volvió a defender la estrategia para restablcer el orden en la selva.

Más de una semana después de los hechos de sangre en la selva donde murieron 34 personas, no se sabe aún con exactitud qué pasó en la masacre de policías en la Estación 6 de Petroperú, en Bagua.

Así lo admitieron esta mañana la ministra del Interior, Mercedes Cabanillas, y el jefe de la Policía, José Sánchez, en RPP, donde dijeron que están a la espera del informe detallado de los oficiales Luis Muguraza, jefe de la Dirección Nacional de Operaciones Especiales (Diroes) de la Policía, y Javier Uribe, Jefe de la Dirección Territorial San Martín-Amazonas, quienes tuvieron a su cargo los operativos en la Amazonía.

Sin embargo, la ministra Cabanillas ha insistido en minimizar y descalificar las críticas y testimonios que señalan que hubo negligencia en el plan para restablecer el orden en la selva, que cobró la vida de 24 policías.

“Este es un plan que en sus procedimientos es pulcro, sin interferencias y de acuerdo a la normatividad vigente al accionar de la policía”, dijo Cabanillas esta mañana.

Cabanillas señaló las radios de la selva informaban que los policías habían “masacrado al pueblo indígena” en la Curva del Diablo, mensajes que, según dijo, probablemente haya enervado a los nativos y motivado que reaccionaran violentamente ante los agentes del orden, como ocurrió en la Estación 6 de Petroperú.

NUEVO TESTIMONIO. El hermano del desaparecido comandante de la Policía Miguel Montenegro, el mayor en retiro de esta institución José Montenegro, asegura tener información de fuentes policiales destacadas en la zona, así como de algunos sobrevivientes del ‘Baguazo’, que señala que su hermano no falleció el viernes 5 de junio en la masacre de la estación petrolera, sino que pudo huir del lugar y ocultarse en la selva durante dos días, junto con el suboficial Paulo Páucar Paredes.

“La verdad es que mi hermano pasó dos noches vivo y a poca distancia de la estación. Sobrevivió al igual que el suboficial Páucar. Miguel (su hermano) ha pasado el viernes en la noche y todo el sábado escondido a poca distancia de la estación, un kilómetro… por eso no lo encontraron muerto junto con su gente, sino en otro lugar”, aseguró en diálogo con Perú.21.

“No se hicieron los esfuerzos para buscarlo y esa demora, esa negligencia, hizo que los indígenas lo encuentren”, agregó. Este testimonio se suma a otros que, tanto nosotros como otros medios, han venido siendo publicados en los últimos días.

TENGA EN CUENTA

El presidente de la Junta de Fiscales Superiores de Amazonas, Oswaldo Bautista, informó ayer que él y otras autoridades han recorrido diversos lugares y, aunque encontraron zapatillas y prendas de vestir y botellas de agua, no hallaron ninguna fosa con restos de nativos muertos, y aseguró que han atendido diversas denuncias de ciudadanos de la zona.

El magistrado dijo que ha comunicado a la población que están dispuestos a ir a donde ellos les indiquen que hay más nativos fallecidos.
Los juzgados penales de Bagua y Utcubamba formalizaron ayer denuncia contra el presidente de Aidesep, Alberto Pizango, por los presuntos delitos de instigación, secuestro, extorsión y disturbios.
Respecto al caso de los policías, los fiscales se reservan el derecho de presentar alguna denuncia porque están a la espera de algunos datos adicionales.
Hasta el momento han sido liberadas 10 personas que fueron detenidas.
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LA REPUBLICA JUNIO 12, 2009

¿Quién dio la orden de desalojar a indígenas sin prevenir represalias?

Nativos mataron a policías de Estación nº 6 por represión en Curva del diablo. Jefe de la Diroes, general Luis Muguruza, dice que no sabía que había acuerdo de paz entre jefe de Estación Nº 6 y los indígenas.

Doris Aguirre.
Unidad de Investigación.

Policías que estuvieron presentes en la Curva del Diablo y en la Estación Nº 6 de Petroperú en Bagua, donde los indígenas masacraron a 24 efectivos, informaron que el comando encabezado por el jefe de la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes), general PNP Luis Muguruza Delgado, adoptó medidas erróneas que contribuyeron a poner a los policías a merced de los manifestantes.

Los policías de la Estación Nº 6 de Petroperú habían suscrito un acuerdo de no agresión con los indígenas. Sin embargo, el pacto se rompió cuando otro contingente de efectivos, por mandato del general Muguruza, con conocimiento del Ministerio del Interior, emprendió una operación de desalojo de la carretera que une Yurimaguas con Tarapoto que estaba tomada por los manifestantes.
El acuerdo de paz lo había firmado con los indígenas un capitán que dirigía el contingente policial de la Estación Nº 6, relevado el 31 de mayo por el comandante Miguel Montenegro Castillo, quien decidió respetar el compromiso con los “apus” de las comunidades.

Los dejaron solos

Sin embargo, el jefe de la Diroes, el general Luis Muguruza, dijo a La República que no estaba enterado del pacto de no agresión con los indígenas.

“No sé nada, yo recién llegué a Bagua el día cuatro de junio”, dijo y cortó el teléfono.

Versiones de policías emplazados en Bagua recogidas por el Instituto de Defensa Legal (IDL) confirman que la operación en la Curva del Diablo se produjo sin que el comandante Miguel Montenegro, jefe de la dotación policial de la Estación Nº 6 --que se encuentra a 10 minutos del lugar del enfrentamiento entre policías e indígenas– , fuera informado por el general Muguruza para que tomara sus previsiones.

Pero no solo Muguruza estaba informado del acuerdo de paz sino también el director de la PNP, general José Sánchez Farfán, y la ministra Mercedes Cabanillas. Ayer, entrevistada por La República, dijo que el Comando de la PNP “no requiere de mi aprobación, simplemente se me comunica”. En todo caso, Cabanillas no se opuso al desalojo de la Curva del Diablo.

Represalia indígena

Dos sobrevivientes de la masacre de 12 efectivos de la Estación Nº 6 –los 12 fallecieron en la Curva del Diablo--, los suboficiales Óscar Mancilla Escobar y Johnny Flores Dancuart, confirmaron a La República que no habían sido advertidos de que un contingente de la Diroes había comenzado a desalojar la Curva del Diablo. Y que los indígenas, al notar que se había roto el acuerdo de paz, procedieron a quitarles sus armas y los maniataron. Y que cuando supieron que tres de sus hermanos de raza habían muerto en la Curva del Diablo, decidieron vengarse ajusticiando a los policías.

“Nosotros no entregamos nuestras armas a los indígenas. Ellos nos despojaron de nuestro armamento cuando por radio se enteraron de lo que estaba pasando en la Curva del Diablo. Se vengaron con nosotros porque se sintieron traicionados”, dijo el suboficial Óscar Mancilla.

“Hasta ese momento todo marchaba bien porque los indígenas dialogaban constantemente con el comandante Miguel Montenegro. Todo estaba en paz porque se respetaba un acuerdo de no agresión”, continuó Mancilla: “Pero todo cambió cuando a las ocho de la mañana del viernes del cinco de junio, el comandante Montenegro me ordenó que cogiera mi fusil AKM. Estábamos rodeados por centenares de indígenas. No ofrecimos resistencia porque las bajas indígenas habrían sido muchas. Nos despojaron de todas nuestras pertenencias, como relojes, dinero, celulares. Luego nos quitaron nuestras armas, chalecos, cascos, etc.”.
Poco después los 38 efectivos fueron trasladados a un local comunal, y del total 18 fueron conducidos a una colina donde los ataron de pies y manos, entre ellos Mancilla.

PUDO EVITARSE

“En todo momento el comandante Montenegro pedía la calma a los indígenas y que se respete el acuerdo, pero ellos no entendían, estaban enardecidos por lo que pasaba en la Curva del Diablo”, dijo el suboficial Mancilla: “Al promediar el mediodía uno de los dirigentes indígenas tomó conocimiento de que tres hermanos nativos habían sido asesinados durante el desalojo de la Curva del Diablo. La noticia de la muerte de los nativos fue el detonante. Los indígenas comenzaron a gritar: ‘¡Hay que matarlos como ellos mataron a nuestros hermanos!’. Seguidamente, la turba empezó a disparar y a atacar con sus lanzas”.

¿Sabían la ministra Cabanillas, el director de la Policía, general Sánchez, y el jefe de la Diroes, general Muguruza, que ordenar atacar a los indígenas de la Curva del Diablo ponía en peligro la vida de los 38 policías de la Estación Nº 6?
Al respecto, la ministra Cabanillas, al ser preguntada por este diario si se tuvo en cuenta que la muerte de un indígena sería vengada por su comunidad, respondió: “Quienes empezaron a matar fueron los nativos”.

Lo peor de todo es que los 38 efectivos de la Estación Nº 6 no fueron ni siquiera alertados. Lo confirmó otro de los sobrevivientes, el suboficial Johnny Flores Dancuart:
“Estaba limpiando mi armamento cuando los indígenas tomaron posesión de las instalaciones. El comandante Montenegro trató de apaciguarlos, pero ellos optaron por quitarnos nuestro armamento. Todo empezó después del desalojo de la Curva del Diablo”, relató Johnny Flores: “Me llevaron a la colina, me ataron de pies y manos. Me lancearon, pero pude lanzarme al barranco y salvarme”.

La condena a muerte

Preguntado si el comandante Miguel Montenegro había sido avisado de la operación en la Curva del Diablo, Johnny Flores dijo: “No. Estábamos todos tranquilos. Por el contrario, cuando nos rodearon los indígenas, los primeros sorprendidos fuimos nosotros. Estábamos confiados en el acuerdo de paz. Cuando nos enteramos del desalojo, no lo comprendimos. ¿Es que no sabían que con esa acción ponían en riesgo nuestras vidas. No sabíamos qué pensar. Eso fue nuestra condena a muerte. Los indígenas nos condenaron al sentirse traicionados”.

Las fuentes de IDL ratifican la versión de los sobrevivientes entrevistados por La República, en el sentido de que la negligente decisión de arrasar con los indígenas que mantenían controlada la Curva del Diablo, sin prevenir de las consecuencias a los efectivos bajo el mando del comandante Miguel Montenegro en la Estación Nº 6, trajo como resultado trágicas y lamentables muertes.

“Ahora nos preguntamos quiénes son los responsables de esta desgracia, quién dio la orden de desbloquear la carretera”, dijo a IDL un policía que estuvo en la zona: “Los policías de la Estación Nº 6 no tenían conocimiento de lo que estaba sucediendo en la Curva del Diablo porque no tenían comunicación. Observan que la mañana comienzan a llegar más nativos que hablan en su idioma escuchando las emisoras radiales locales, enterándose de lo que pasa en la Curva del Diablo y de la muerte de sus hermanos indígenas. Cada vez llegaban más nativos que presionaban a los apus para que mataran a los policías”.

Cuando se confirma la muerte de tres indígenas, llegó la orden de acabar con los efectivos. Los apus, al verificar el asesinato de sus hermanos, entendieron que el acuerdo de paz se había roto y que se había desatado una guerra con la policía.

Eso explica por qué varios de los efectivos ultimados están con los pies atados. Estos se dejaron someter creyendo que la situación se aclararía, que todo era producto de una confusión. Pero no, en la Curva del Diablo, por orden desde Lima, la Diroes emprendió una operación de largo aliento que se cobró la vida de varios nativos. ¿No calcularon la reacción de los indígenas? ¿O
los subestimaron? Cualquiera sea la respuesta, no se recuperará la vida de los 24 efectivos caídos.

Policías no dispararon su armamento

1] Luego de un peritaje de absorción atómica a los 24 policías que fueron asesinados por los indígenas, el Laboratorio de Criminalística concluyó que ninguno de ellos disparó armas de fuego. La misma prueba se aplicó a los más de 20 efectivos heridos que se encuentran en el Hospital de la Policía. El resultado fue negativo.

2] Cuarenta indígenas detenidos también fueron sometidos a la prueba de absorción atómica. Tampoco se detectó a ninguno positivo. Quiere decir que quienes dispararon a los policías aún se encuentran libres.

3] Fuentes de la Diroes dijeron a La República que el comandante Miguel Montenegro, jefe de la Estación Nº 6, no pudo ser alertado de la operación de Curva del Diablo porque no había conexión radial. La única forma de comunicación era por un teléfono comunitario ubicado en la estación petrolera. La señal de comunicación por teléfono celular no ingresa a la zona de la estación.

4] En total, 450 efectivos fueron desplazados a Bagua para sacar a los indígenas.
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PERU 21 JUNIO 12, 2009

Informe.21: “Nunca antes tuvimos un operativo tan mal planeado”

Los sobrevivientes del ‘Baguazo’ revelan detalles de la operación policial en la Curva del Diablo. Ponen en duda eficiencia de plan, y revelan clamorosa falta de equipamiento policial. Insisten en que comando policial no contó con información previa de Inteligencia.
Por: Daniel Yovera

En el Hospital de la Policía, los sobrevivientes del “Baguazo’ ocurrido el viernes pasado se sobreponen al dolor que les producen las heridas encajadas para expresarle a Perú.21 que la operación policial que planificó su comando para desbloquear la carretera Fernando Belaunde fue un fracaso.

Pidiendo expresamente la reserva de sus nombres por temor a represalias, los agentes han puesto en cuestión la estrategia aplicada por su comando superior para solucionar el conflicto de Bagua. “Si hubiera sido un operativo bien planificado, sencillamente se habría llevado paramédicos, dos helicópteros, como mínimo, y más efectivos. ¿Con menos de 300 policías, íbamos a desbloquear 10 kilómetros de carretera? En agosto del año 2008, cuando ocurrió lo de Corral Quemado, eran dos mil indígenas que protestaban y nosotros éramos 1,300. ¿Por qué esta vez no se hizo lo mismo”, cuestionó uno de ellos.

En la cama que ocupa en el nosocomio, otro policía, que estuvo en la Curva del Diablo, se inclina un poco buscando ser mejor oído y dice: “Nosotros sentíamos que estábamos preparados para desalojo y control de multitudes, llevábamos casco, escudo, chaleco antimotín, vara de goma, el AKM reglamentario y gas. Pero no estábamos preparados para esta operación, que era especial”.

“Para esta operación especial debimos haber tenido el equipo necesario, o sea, casco tipo Keblack, chaleco antibalas, fusil AKM con ocho cacerinas (tenían cuatro), fusil con ocho cacerinas”, agregó el efectivo.

Su compañero de la cama de al lado –otro sobreviviente de la Curva del Diablo– acota: “Nos dijeron que era un desalojo, pero era un desbloqueo, un operativo especial, y para hacer un desbloqueo se requiere de un plan, una orden de operaciones, un plan de seguridad, con Inteligencia previa”.

Todos coinciden en que lo ocurrido obedece a la falta de Inteligencia policial.

“COMO NUNCA ANTES”. Un veterano de la Dinoes (Dirección de Operaciones Especiales) cuenta su experiencia. Estuvo en el operativo del mercado Santa Anita, en la huelga de los cocaleros del Alto Huallaga, y ha estado destacado por 50 días en el Valle de los Ríos Apurímac y Ene (VRAE). Y, de todos, el de Bagua es el operativo peor planificado que ha visto. “Es malo, nunca antes hemos tenido un operativo tan mal planeado”, confiesa.

Un agente joven, que no es de la Dinoes, sino un efectivo antidrogas que fue enviado para apoyar a los secuestrados de la estación 6 de Petroperú – pero que los halló muertos –, opinó que “no hubo un manejo de la Inteligencia, ni siquiera hubo un planeamiento; no hubo un plan de operaciones, nos han mandado así nomás; ha sido una orden de momento”. Acostumbrado a operar con previa información de Inteligencia, señala que, a él y a sus colegas antidrogas, sus jefes suelen decirles: “Inteligencia nos ha dicho tal cosa, hay que hacer esto”. A lo mejor, expresa, “aquí hicieron un documento, un plan, pero no lo cumplieron”.

ÓRDENES Y CONTRAÓRDENES. Los sobrevivientes que estuvieron en el operativo de la Curva del Diablo coinciden en relatar que el jueves 4 de junio, en la noche, en las afueras de la comisaría de Corral Quemado, 60 efectivos en formación fueron informados de que debían tomar ese punto de la carretera.

“Los que llevaban ahí más de un mes destacados le dijeron al comandante Carpio que los nativos tenían bombas molotov y que la zona estaba minada. Pero ni él ni el general Muguruza hicieron caso y dijeron que la operación se hacía de todas maneras. Si nos oponíamos, igual íbamos, y si insistíamos, nos acusaban de amotinamiento. Teníamos temor, no conocemos la zona”, sostuvo un policía.

También refieren que el coronel Humberto Lúcar Espinoza – jefe de Regimiento de la Dinoes – había diseñado y organizado un operativo con soporte aéreo, “pero vino el general Muguruza de Lima y cambió todo. Dijo que el operativo se hacía al día siguiente sí o sí. Lúcar quería hacer un operativo exitoso; Muguruza hizo que fuera un fracaso. Pero, claro, él recibe órdenes de acá, de Lima”.

La ministra del Interior, Mercedes Cabanillas, ha manifestado que son los altos mandos – y no ella – los que elaboran los planes operativos, aunque el aparente apresuramiento de la operación habría tenido su origen en una decisión política de desbloquear la carretera Fernando Belaunde a como diera lugar.
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CORREO 25 de Junio de 2008

La radio contra la Policía en el “Moqueguazo”
:: ESTE MEDIO AZUZÓ A LAS MASAS JUNTO A LOS RESERVISTAS

Como en una guerra, la radio jugó un papel importante en el “Moqueguazo”, donde el general PNP Alberto Jordán y 60 efectivos terminaron rodeados y humillados por más de 15 mil manifestantes. Las mismas transmisiones radiales evidencian la participación de cientos de reservistas del Ejército en esta contienda.
La Segunda Fiscalía Provincial de Mariscal Nieto, a cargo de Miluska Velasco, investiga ahora los mensajes tendenciosos de las emisoras locales Radio Americana (95.7 FM) y Estudio 97 (97.3 FM), pues no sólo habrían servido como medios de comunicación entre los dirigentes y los pobladores, sino además como instrumentos para tácticas militares de manipulación, presentando siempre a los policías como los agresores de esta historia.

Guerra sicológica
Según grabaciones a las que tuvo acceso esta investigación de Correo, durante la huelga los reservistas aprovechaban constantemente el llamado “micrófono abierto” de Radio Americana –la más sintonizada en Moquegua– para reportar que llevaban licenciados del Ejército de la ciudad al Puente Montalvo “para hacerle frente a la Policía”.
Además, convocaban así a reservistas de otras comunidades. Por ejemplo, un día antes del operativo, un ciudadano que se identificó como José Aramari hizo este llamado a los reservistas del centro poblado de Chenchén: “¡En cualquier lugar, donde estén, vayamos, defendamos y ataquemos!”. Seguidamente, un anónimo reportó: “La Asociación Jerusalén, con 300 reservistas, muestra su apoyo... Estamos preparados para enfrentar a la Policía”.

Incluso se anunciaba por esa radio el supuesto ingreso de policías por determinados poblados, supuestamente “para ocasionar disturbios en el centro de Moquegua”. Se advierte la aplicación de técnicas como el rumor exagerado y las operaciones sicológicas para frenar a las fuerzas del orden. Frases como “se dará un posible corte de luz”, “es necesaria la presencia de mujeres y niños en el puente” y el inminente “ataque brutal de la Policía” eran una constante en los exaltados mensajes radiales.
Colegas locales comentaban que Radio Americana se benefició en el pasado de mucha publicidad facilitada por la entonces presidenta regional –ahora dirigente y “negociadora” en la reciente huelga– Cristala Constantinides, proveniente de la ex Izquierda Unida.

Poderosa alianza
Sin la colaboración de la citada radio habría sido difícil que los pobladores hubieran acudido al secuestro y chantaje de autoridades. Al promediar la una de la madrugada del lunes 16, el dirigente Zenón Cuevas (conocido militante del MNI, fachada de Patria Roja) utilizó a Radio Americana para comunicar que la Policía tenía la orden de desbloquear las carreteras del puente Montalvo a las 03.00 horas, tal como le había confiado un ingenuo general Jordán.

Un eufórico Cuevas gritaba que había tratado de impedirlo, pero “cualquier cosa podía pasar”. Esto provocó rápidamente que el número de manifestantes aumente de unos “manejables” 7 mil a cerca de 13 mil. Una hora después, un siempre exaltado Cuevas volvió al aire y señaló que “no había podido convocar a los dirigentes, que se esperaba lo peor y que pedía a la Policía una tregua hasta las 8 de la mañana”. Para entonces, la proporción numérica entre manifestantes y policías ya era de un imposible 25 a 1 (600 efectivos contra 15 mil opositores).
Ese mañana, dicha emisora bombardeaba las ondas con candentes llamadas telefónicas que instaban a la violencia.

Enfrentamiento
“en vivo”
Iniciado el enfrentamiento, se escucha en las grabaciones que los periodistas radiales exaltaban los ánimos de los pobladores con frases tremebundas como “Les pido que se retiren porque son 300 contra 15 mil y podemos rodearlos” o “Hay muchos que tenemos hambre y tenemos ganas de comer sangre”.
Poco después apareció quemado el bus de placa VK 1328, que transportaba el apoyo policial de Tacna, al igual que la oficina policial del peaje que une esa región con Moquegua y Arequipa. Radio Americana, por supuesto, no informó ni condenó esos desmanes.

En los audios se escuchan frases poco dadas al apaciguamiento y más bien propias de un brutal partido de fútbol, como ésta: “Los efectivos están rodeados en el grifo Virgen de Copacabana... Han tenido que solicitar apoyo y como han caído dos, los han tenido que jalar arrastrados”. También se escucha en tono acusete: “Hay un efectivo que se ha escondido por los árboles y la gente lo está buscando... Lamentablemente están masacrando a dos policías; esto se veía venir. Ellos están pidiendo perdón, incluso los policías se han puesto de rodillas”. Uno de esos oficiales mencionados era una mujer que tenía tres heridas en la cabeza.

A pesar de estas golpizas, el dueño de Radio Americana seguía calificando de “brutal” al desafortunado operativo policial.
Muchos de los audios evidencian la emboscada que le hicieron los reservistas a los policías, como esperarlos en las zonas más altas, quemar arbustos con el viento a favor para neutralizar los gases lacrimógenos y obstaculizar la visión de los efectivos, entre otras mañas.

Falsa alarma
Posteriormente, la señal de Radio Americana se interrumpió horas después de la liberación de los policías encabezados por el general Alberto Jordán (martes 17).
¿Qué ocurrió tras ese corte? Tal como le contaron varios pobladores de Moquegua a Correo, en esos instantes las campanas de la catedral Santa Rosa tocaron a rebato junto a cacerolazos y gritos. Por tercera vez durante la huelga se congregaron unos 15 mil manifestantes en el puente Montalvo bajo la consigna de “un ataque policial” que nunca ocurrió. Otras dos radios, Estudio 97 y Radio Libertad, llegaron al extremo de “informar” que la Policía había tomado las antenas, estaba atacando el puente y que todos los moqueguanos debían movilizarse.

“En este momento hay mucho movimiento. Han rodeado la plataforma y han cortado la señal de esta radio amiga... Vamos al puente a defender a nuestros hermanos”... Así “incendiaba la pradera“ esta radio. Su voz más agresiva fue la del reportero Lázaro Huamán, quien iba dando como pautas a la poblada: “Estamos en el sector de Calacoa y aquí los pobladores ya han rodeado a los policías... A uno (un efectivo) le cayó una piedra y no puede levantarse. Las mismas bombas lacrimógenas les han caído a los policías”. Paralelamente, un grupo incendiaba una chacra y esto se le atribuía, otra vez, a la Policía.

Aún no se sabe por qué se cortó la señal de Radio Americana durante hora y media. Lo que para un grupo interesado pudo ser un experimento de incitación, para la Policía resultó una elocuente demostración del poder de dicha emisora y de quienes durante estas últimas semanas tuvieron acceso a sus famosos “micrófonos abiertos” para caldear sistemáticamente los ánimos.
(pmiranda@epensa.com.pe)

Las técnicas empleadas
La mayoría de manifestantes llevaba palos con puntas cual lanzas, que según fuentes castrenses fueron elaborados con técnicas aprendidas por reservistas del Ejército. La soldadura del puente Montalvo se basa en enseñanzas de la ingeniería militar, mientras que las estrategias de ubicarse en las zonas altas, de crear cortinas de humo quemando el follaje y de camuflarse con plantas para no ser avistados por los helicópteros también evidencian una preparación de este tipo, pues son acciones que a los civiles no se les ocurre normalmente aplicar.
Se cuenta que un grupo de 400 pobladores de San Cristóbal de Calacoa y otros licenciados del EP que se hacían llamar “Los reservistas del Ticsami” se desplazaban entre los piquetes con palos, hondas, guaracas y piedras para “capacitar” a los demás grupos.

Escuchando los audios de la radio también se puede determinar cómo se ubicaron ordenadamente los huelguistas. Los pobladores de Carumas, Calacoa y Cuchumbaya estaban a cargo de la zona norte. Al sur, los otros pobladores altoandinos. El grupo más numeroso que se concentró en el centro (entre el puente Montalvo y el peaje) estuvo formado por la CGTP, el sindicato de transportistas, el SECMMAN, sindicatos de mercados y algunos estudiantes radicales de la universidad privada José Carlos Mariátegui.
Al este, a la altura del cruce de la carretera Panamericana con la Vía Binacional, se encontraban los trabajadores del gobierno regional de Moquegua, del municipio provincial de Mariscal Nieto y otros pobladores de la ciudad de Lloque.

Paola Miranda | enviada especial
Unidad de Investigación

Reservistas: El otro factor clave en protesta del sur
:: LOS EX UNIFORMADOS ORGANIZARON Y PREPARARON A LA POBLACIÓN PARA NEUTRALIZAR EL OPERATIVO POLICIAL

Oscar Libón | enviado especial
Unidad de Investigación

Según testimonios de pobladores y autoridades de la zona recogidos por este diario, la presencia y las acciones de los reservistas del Ejército fueron factores determinantes en el desarrollo del “Moqueguazo”, donde además de aislar a Tacna se secuestró a 60 policías junto a su líder, el general PNP Alberto Jordán.

Esto fue admitido por el propio comandante EP (r) Carlos Soto Sarmiento, sindicado como el gestor de la participación de los reservistas, que en su mayoría son jóvenes moqueguanos que retornaron a sus comunidades tras un servicio militar de dos años.
“Como licenciados del Ejército saben de estrategia y táctica militar, conocimientos que adquirieron mientras estuvieron en el instituto armado y que usaron para ayudar a los moqueguanos durante las protestas”, reveló el hoy buscado comandante EP (r) Carlos Soto en una entrevista telefónica con Correo desde la clandestinidad.
Afirmó que las “lanzas” (varas de madera afilada) que portaban los pobladores durante el bloqueo del puente Montalvo fueron preparadas por los ex soldados.

“Ellos se autoconvocaban para bajar hasta la zona de la manifestación a través de la radio. No hay una organización política o gremial que los agrupe”, afirmó el ex comandante, quien negó haber organizado a los reservistas, además de manifestar que hace ya un año rompió con el humalismo para fundar su propio grupo político, denominado “Movimiento 6 de abril”.
Otra señal de la participación de gente con conocimientos castrenses fue la soldadura de rieles en los extremos del puente tomado, práctica poco conocida entre los campesinos, pero que es realizada con frecuencia en los cuarteles durante los llamados “juegos de guerra”.

Otra señal de expertise y de enseñanza de trucos a las masas moqueguanas de lucha urbana fue la neutralización de las bombas lacrimógenas. Un testigo nos refirió que “en los alrededores del puente los campesinos tenían (ya ubicadas) vasijas con agua, además de trapos mojados con vinagre. Durante el operativo, colocaban las bombas lacrimógenas en el agua y así detenían la emanación del gas. Y si ya no podían hacer eso, los manifestantes aspiraban el olor del vinagre”.

Poco representativos
Un incidente evidencia claramente la poca legitimidad de los dirigentes que plantearon el paro indefinido, los del Frente de Defensa de los Intereses de Moquegua (FDIM), pues fueron los reservistas los que asumieron en la práctica la conducción de los manifestantes en los momentos claves.
En la madrugada del lunes 16 último, horas antes de la intervención policial, el general Jordán y el dirigente Zenón Cuevas acordaron la salida pacífica de los protestantes de las vías públicas, las que tenían bloqueadas por más de una semana. Esto con el fin de evitar muertes. Los reclamos seguirían, pero sin obstaculizar las carreteras.
Cuevas fue hasta el puente Montalvo para conversar con los 50 delegados de las 28 comunidades campesinas de las alturas de Moquegua, quienes conformaban el grupo más numeroso. La respuesta fue negativa porque ellos ya estaban preparados para enfrentar a los policías gracias a la ayuda de los reservistas. Horas después tomarían como rehenes a Jordán y a sus hombres.

Inocencia y
desobediencia
Cabe resaltar que el comando limeño le había dado a Jordán instrucciones para que la Policía tome el puente a las 3 de la madrugada, aprovechando la oscuridad, el elemento sorpresa y la presencia de un número muchísimo menor de manifestantes. Jordán desobedeció a su comando y optó inocentemente por dialogar con el cura local y los izquierdistas Cristala Constantinides y Zenón Cuevas. Con plena luz solar, a las 8 de la mañana y con 10 mil protestantes más preparados para la acción por los reservistas y enardecidos al máximo por las irresponsables proclamas de las radios locales, es evidente que ya cualquier acción policial estaba condenada al más absoluto de los fracasos. Tal como sucedió.
(olibon@epensa.com.pe)

MAS DATOS
La mayoría de estos reservistas, luego de salir del Ejército y retornar a sus comunidades de origen, se dedicaron a la construcción civil en obras municipales o regionales financiadas con dinero proveniente del canon minero. Por eso su reacción exaltada ante el supuesto “recorte” o “pérdida” del canon, pues los dirigentes les dijeron que se iban a quedar sin trabajo al paralizarse las obras por falta de fondos públicos.
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EXPRESO 27 de Junio de 2008

Toma de rehenes policías fue objeto del “Moqueguazo”
Sin embargo, el Ministerio del Interior y la Dirección de la PNP prefirieron enviar desarmados a los policías.

Que el general PNP César Alberto Jordán, hasta hace pocos días jefe de la XI Región Policial del Sur, se convirtió en “chivo expiatorio” para exculpar a terceros, quedó demostrado en los propios informes de Inteligencia de la PNP, que detallan la magnitud del conflicto y la improvisada respuesta del Ministerio del Interior.
Incluso, dejan en claro el grave error cometido al mandar a policías desarmados, violando las normas de la institución, pues se sabía que los revoltosos, entre los cuales participaban reservistas del grupo subversivo etnocacerista y otros sectores radicales, tenían planeado capturarlos y convertirlos en rehenes.

En efecto, según un informe de Inteligencia de la policía de Moquegua, titulado “Apreciación de Inteligencia a la O/O. “Restablecimiento del orden público Moquegua 2008”, al que EXPRESO tuvo acceso, la paralización en Moquegua fue motivada por el recorte presupuestal de dinero proveniente del canon minero, procedente de la explotación de los yacimientos de Cuajone (Moquegua) y Toquepala (Tacna), ambos pertenecientes a la empresa Southern Peru Copper. Dicho sea de paso, esta empresa no ha dado la cara al país, a pesar de haber sido el foco de un gravísimo problema que mantuvo en vilo a la ciudadanía.

Según los dirigentes del Frente de Defensa de los Intereses del Pueblo de Moquegua, organizador de la protesta, su región sólo iba a recibir 189 millones de soles del canon correspondiente al 2007 (21%), mientras que Tacna se llevaba la mayor parte: 711 millones de soles, es decir, 79%, “frustrando la ejecución de muchas obras y por consiguiente (generando) el despido masivo de trabajadores”. Esta es la versión de los moqueguanos, aunque cabe precisar que la posición de Tacna es radicalmente opuesta.

Como consecuencia de ello, tras largas e infructuosas gestiones, el 5 de junio los dirigentes de Moquegua acordaron formar dos frentes de lucha. El primero, en el puente Montalvo, a cargo de pobladores de la zona altoandina (distritos Carumas, Calacoa y Cuchumbaya), y el segundo, en el sector Garita de Control Cuarentenario Senasa (Km. 1,145), a cargo de Construcción Civil, GCTP, y otros sindicatos.
También decidieron usar franelas mojadas para contrarrestar los gases lacrimógenos y ubicarse en los cerros aledaños para atacar con piedras a la policía.

Plan integral
Pero el plan, según el informe de Inteligencia, era mucho más amplio y ambicioso. Se proponía detectar y capturar al personal del Servicio de Inteligencia que, según ellos, se encontraba por las inmediaciones del cruce Montalvo.
Igualmente, a los pobladores de la ciudad se les instruyó para que informen las noticias de los medios de comunicación local sobre posibles desplazamientos de efectivos para atacarlos en caso intenten desbloquear la vía.
El 9 de junio se sumaron a la medida de fuerza las localidades de Ilo, Moquegua y Omate, por lo que se desplazó a la totalidad de efectivos policiales de Moquegua a los diferentes puntos críticos con el fin de evitar acciones de vandalismo por parte de los protestantes.

Convocan a huelga
Según detalla el informe de Inteligencia, el 10 de junio se convoca al paro indefinido aduciendo la indiferencia del gobierno para solucionar sus demandas. Bajo esta circunstancia, el bloqueo del puente Montalvo se convierte en el punto neurálgico de la protesta.
En este lugar –refiere– se congregaban a diario 8 mil manifestantes en el día y 800 durante la noche, en su mayoría comuneros de los distritos de Carumas, Calacoa y Cuchumbaya. El bloqueo ocasionó que más de 150 vehículos quedaran paralizados e impedidos de cruzar.

Agitadores identificados
Lo curioso del caso es que el mismo informe revela con pelos y señales, la identidad de numerosos dirigentes y conductores de la protesta, entre los que se menciona a Zenón Cuevas Pare (Pdte. FEDIP-M); Natalio Pilco Alberto (Vicepresidente del Frente de Defensa de los Intereses del Pueblo de Moquegua); Alejandro Apaza Flores (Sindicato Único de Mercados y Anexos SUCCMAM); Claudio Huamán Horteguerin (integrante de la Coordinadora Popular Macro Regional del Sur Base Moquegua - CONARE SUTEP); Eduardo Mamani Mamani (coordinador de la CGTP Moquegua), entre otros.

“Se levantarían en armas”
Asimismo, da cuenta que el martes 10 de junio, tras una asamblea realizada en la plaza principal del distrito de San Cristóbal–Calacoa, y en la que participaron unos 400 comuneros, autodenominados reservistas del Partido Etnocacerista, sus dirigentes amenazaron a los policías de la comisaría Calacoa de levantarse en armas y tomar esa dependencia, en caso algún contingente policial intente desbloquear el puente Montalvo u otra vía para restablecer el tránsito.
El informe reconoce, sin embargo, que la protesta era general, pues incluso en la convocatoria participaron también autoridades de Moquegua. “Los alcaldes distritales de las zonas alto andinas del departamento comprometieron la participación de todos sus trabajadores, trasladándolos en camiones a la población civil de sus zonas para que apoyen la medida de protesta. La población en general apoyó con víveres, refrigerios, abrigo, carpas y otros para ser repartido a los manifestantes en zonas importantes de bloqueo”, dice el documento.

Rehenes
Pero lo más grave del caso y aquí está la advertencia del cual ni el ministro ni la policía pueden sustraerse y que el mismo informe consigna, es que los protestantes estaban decididos a bloquear la vía férrea de la misma Southern, a fin de evitar que el mineral sea trasladado a la refinería Ilo. Y, lo peor, que “el trabajador de construcción civil Percy Rodríguez Quispe instigaba a sus compañeros para que el 12 de junio del 2008 provocaran a la policía con la finalidad que estos reaccionen y así poder tomar a tres efectivos policiales de rehenes”. En pocas palabras, la advertencia la conocía el Ministerio del Interior.

Apresuradas medidas
Era previsible entonces que, a medida que pasaran los días y las tratativas no llegaran a ningún resultado positivo, tal como ocurrió, el conflicto se agudizaría y un mayor número de pobladores se sumaría a la paralización y bloqueos.
En el Ministerio del Interior y el alto mando de la PNP también lo entendían así. El domingo 15 el Comando de la PNP dispuso medidas urgentes, tomando como base el Plan General “Restablecimiento del Orden Público-2008” elaborado por Inteligencia de la PNP de Moquegua.

Encargó la dirección del plan a un Comando General, presidido por el general Julio Vergara Herrera, como director ejecutivo de operaciones policiales; el director de la XI Región Policial, general César Alberto Jordán, y como jefe operativo al coronel Vicente Álvarez Moren, jefe de la región policial Moquegua y los jefes operativos.
Igualmente, fijó que en las acciones participaran las regiones policiales de Arequipa, Moquegua y Tacna, apoyando con personal y material y equipo todas las acciones destinadas a restablecer el orden.

“Por disposición del DIRGEN PNP, se constituirán a la zona de conflicto (Moquegua), 300 efectivos DINOES, 400 USE-VII-DIRTEPOL LIMA, 150 efectivos PNP (USE-RP-A), 50 efectivos antimotines KALLPAS de la X-DIRTEPOL, 50 efectivos antimotines de la XII-DIRTEPOL; estos dos últimos contingentes serán considerados como reserva para cualquier eventualidad”, indica otro documento reservado al que EXPRESO accedió.
Todo este contingente fue trasladado a Moquegua el domingo 15 y el mismo lunes 16, en helicópteros y aviones Antonov de la Fuerza Aérea, los que servirían también para trasladar a los heridos en caso un eventual enfrentamiento violento, tal como ocurrió horas después.

¿No utilizar armas o ir desarmados?
Las órdenes eran precisas. Las intervenciones policiales se harían con irrestricto respeto a los derechos humanos evitando responder a confrontaciones. Pero lo inaudito resultó que se estableció –quizá motivado por el revés de lo ocurrido en febrero pasado en Ayacucho– que no se utilizaran armas de fuego durante esta operación policial. Craso error, pues una cosa era que no utilicen sus armas y otra ir desarmados, que fue finalmente lo que se hizo.

El 16 de junio el pelotón de las Fuerzas Especiales que llegó desde Arequipa, Lima y Tacna empezó el operativo a las 8.40 de la mañana, en tanto que efectivos de la DIROES dispararon las primeras bombas lacrimógenas lo que motivó la reacción violenta de los pobladores.
La situación se complicó cuando los 240 policías tuvieron que replegarse y el entonces jefe de la XI Dirección Territorial Policial, general César Alberto Jordán, fue tomado en rehén junto con unos 60 policías, por una masa enardecida que estaba dispuesta a todo.

Los sucesos posteriores ya son públicos. La policía fue prácticamente humillada y el general Jordán obligado a pedir perdón para salvar su vida y la de sus efectivos, mientras en Lima, al día siguiente, 17 de junio, las autoridades se vieron forzadas a reunirse con los representantes de Moquegua, buscando solución a un conflicto que debió ser encarado con objetividad y realismo muchos meses antes.
María Teresa García

“Armados con lanzas”
Cabe precisar que los dirigentes moqueguanos estuvieron en todo momento premunidos de peligrosas lanzas, preparados para enfrentarse violentamente a la autoridad, es decir, a la Policía desarmada que había enviado el Ministerio del Interior.
Pero no fue el único punto. La población, azuzada en algunos casos por elementos radicales, obstruyeron también con piedras, vidrios y desmontes el kilómetro 29.5, 29 y 22.5 de la carretera Binacional Ilo – Desaguadero Cruce El Toro (Torata), cruce Cuajone (Torata), en donde permanecían y pernoctaban un aproximado de 80 personas, y el puente Tumilaca, respectivamente.

Patética situación
Un hecho sintomático y que grafica la magnitud de lo ocurrido es la comunicación que dirige el jefe de la Región PNP de Tacna, Marco Antonio de Casanova Giurcovich, sobre el apoyo prestado por personal policial de ese departamento a Moquegua.
El mencionado informe precisa que los cien efectivos al mando del comandante PNP José Pérez Biminchumo, “luego de superar los problemas de carencia de vehículos de transporte (ómnibus) y de la carencia de combustible, dicho personal de apoyo partió a las 15.42 y retornando el mismo día a horas 18.55”.

¿Por qué tan poco tiempo de apoyo? Porque ya a esa hora, cuando se encontraban en el límite entre Tacna y Moquegua, el comandante PNP Jorge Morote Díaz, de la Unidad de Asalto de Lima, les había informado que la enardecida turba los había obligado a retroceder hacia Tacna, y estaba solicitando vehículos para su repliegue.
La situación era pues álgida, y al comando operativo de Tacna no le quedó sino apoyar en la comunicación para que se facilite los vehículos para el repliegue ordenado, tras lo cual, y por disposición del Comando, el contingente de Tacna fue trasladado a la Base militar de La Joya en Arequipa, en donde permanecieron cuatro días, hasta el 20 de junio en que retornaron a Tacna.
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LA RAZON 01 de Julio de 2008

Otra mirada al conflicto del “Moqueguazo” que puso en jaque al Gobierno
Estado ha perdido capacidad de imponer el orden y la autoridad

No se intervino para evitarlo porque no tenemos Fuerzas Armadas y PNP preparadas, entrenadas y equipadas
reactor:Gral. Div. (r) J. Germán Parra H.

El conflicto violento llamado “Moqueguazo” que surgió después del conflicto en el Congreso de la República, me induce a referirme a las reflexiones explicitadas por diversas personalidades en los medios de comunicación, mediante distintos enfoques, todos con el propósito indudable de exponer lecciones desde los errores cumplidos; quizás, sirvan para algo cuando cambien los hombres o cuando se cambien a los hombres.

Mi reflexión la hago desde el enfoque del adagio popular: ¡Más vale prevenir, que remediar!; norma de conducta individual y social sabia y simple que en nuestro país no se cumple. Hay que crear conciencia de previsión.
Al parecer todo iba bien; grado de inversión para el Perú y el crecimiento económico extraordinario que nos llenan de satisfacción; pero el éxito, lamentablemente, realimenta la soberbia de algunas autoridades y los ciega. En medio de la obnubilación personal, irrumpió la violencia del conflicto moqueguano.

Para evitar males mayores, en medio del desborde popular, se tuvo que negociar remediando, cediendo y reconociendo derechos. ¿Si Moquegua tenía razón, por qué no se le reconoció antes? No hay duda, ¡Dios ciega a quien quiere perder! El eco del “Moqueguazo”, que remeció el Sur, sigue dando vueltas en la opinión pública nacional.

En el CAEM analizamos la teoría del conflicto; el conflicto es permanente con un espectro muy amplio desde la violencia pacífica hasta la violencia cruenta. El viejo Heráclito ya lo había advertido: “El conflicto es el padre de las cosas”; Sócrates y Kant, después, sucesivamente, afirmaron: “El conflicto es la normal anormalidad”; “El conflicto es la insociable sociabilidad de la vida humana”. Si el conflicto es parte de la realidad social, y hay muchos factores generadores tenemos que aprender a coexistir con él y administrarlo para evitar grandes males.

Política del bombero
Prevenir significa anticiparse a la etapa crítica de los conflictos; para prever es necesario un Sistema de Afrontamiento de Conflictos, no solo oficinas inconexas, a las que nadie hace caso; sistema con comunicación directa en tiempo presente y que produzca inteligencia (información procesada), que planifique las acciones y se las ejecute adelantándose a la crisis. Esto evitaría negociar en condiciones desfavorables en medio del desorden público cediendo a presiones. Hay que reemplazar la política del bombero por la política de previsión y liberar a la PCM de esa carga extraña a sus funciones.

En verdad después de la batalla, sobre todo después de la derrota, aparecen generales; pero muchos advirtieron antes de la batalla. Leí el editorial de la Carta Mensual de Adogen de Febrero: “Disciplina, Ley y Orden” alertando de la situación conflictiva del país; el Gral. PNP (r) Rolando Llanos, ex Presidente de Adogen-PNP; entregó al Ministerio del Interior su proyecto sobre el “Sistema de afrontamiento del estado de crisis”; además, la Oficina de Conflictos Sociales de la Defensoría del Pueblo informó de los 65 conflictos existentes, la Dirección de Inteligencia Nacional también advirtió de la asonada; otros hicieron lo mismo. Nadie hizo caso. Hay que aprender a escuchar; hay que leer los informes de inteligencia para que no nos suceda lo que al César que no leyó la relación de los conjurados y éstos lo asesinaron.

Puntos de vista
Del análisis del “Moqueguazo”, hecha por varios comentaristas, aparecen muchos errores; errar es humano, pero es más humano atribuir la responsabilidad a otros.
Mi amigo, el Dr. Humberto Abanto V., en su artículo (La Razón 22-06-08) analiza los sucesos del “Moqueguazo”, sobre la base del principio de la “Teoría del Error Inicial” de San Agustín y del principio de la “Soberanía del Estado”; formula una extensa reflexión, del que gloso algunos de sus conceptos para referirme luego a ellos: “Debió restituirse primero el orden y luego realizarse la negociación”; “El jefe de Estado ha sentado un precedente nefasto”; “La autoridad supone imperio y por ello no se negocia”; “Los sucesos del Puente Montalvo son la clara demostración del destino que tienen los políticos que confunden tolerancia con blandenguería”; “El daño causado a la institucionalidad democrática es muy profundo y obliga a una inmediata enmienda del rumbo”; “Si no operaba la institucionalidad del orden, la localidad debió ser ocupada con efectivos policiales suficientes respaldados por las FF AA”; “La vergonzosa capitulación del Estado peruano, exige del presidente Alan García decisiones firmes e inmediatas…”, etc.

Asimismo, mi admirado e inolvidable amigo el Dr. Javier Valle-Riestra, también en el diario La Razón (22-06-08), en síntesis opinó: “El Gobierno no ha vertebrado un enfoque sobre lo que sucede en el interior de estas masas; “el Estado actúa en forma distinta a lo tradicional como acaba de suceder en Moquegua en donde ha tenido que capitular en toda la línea”.

El diario La Razón (20-06-08), en su editorial “Gobernar no es claudicar” afirma entre otras cosas: “El Gobierno tiene la obligación de gobernar y no puede abdicar de sus responsabilidades; aquí el mensaje es que existe patente de corso para imponerse por la fuerza”.

Mal ejemplo
Algunos opinaron que la negociación, a pesar que reconoció derechos reclamados, fue una derrota para el Gobierno. Otro optimistamente, la ve de otra forma: “Han sido derrotados los que creen en el tumulto” (Luis Gonzales Posada, en el diario La Razón).

Por su parte, el ministro de Defensa, Dr. Antero Flores-Aráoz sinceramente admite que “Sí hubo error, dejamos derramar la leche”; opina que los informes de la Dirección Nacional de Inteligencia fueron muy generales y no destacan la magnitud en el Sur (Diario Perú 21 del 23-06-08).
Una vulnerabilidad estratégica revelada en este conflicto es la facilidad con la que la Región Tacna quedó aislada del resto del país. ¿Cuál sería su situación en un conflicto mayor?

En conclusión, el Perú sigue siendo un problema y la situación conflictiva es permanente y cada día más frecuente, pero negociar obligados por la presión del desorden es un mal ejemplo. El Perú no es una sociedad inmóvil, es un país convulso en transición de una situación “A” a una situación “B”; de una situación centralista, de atraso y subdesarrollo a otra situación regionalizada, de crecimiento económico y desarrollo.

Orden y Bienestar
Toda transición es una etapa crítica, de acomodo progresivo, de reajustes, de reclamos frecuentes, de desorden social que se agravan por el Estado Débil (conceptualización de Gunnar Myrdel) incapaz de atender oportunamente los requerimientos. El Estado no está preparado para imponer el Orden y para hacer respetar el principio de Autoridad. Debemos acelerar la Reforma del Estado.
El orden y el respeto a la autoridad son condiciones esenciales para la vida en comunidad. Bertran Russell en su libro “Ideales Políticos” afirma que: “La sociedad no puede existir sin ley y sin orden y no puede avanzar sin la iniciativa de vigorosos innovadores. Y los innovadores son, casi siempre, en cierta medida, anarquistas”.

El orden y el respeto a la autoridad son indispensables. A Goethe se le atribuye la frase: “Prefiero la tiranía al desorden”. El orden estabiliza legalmente a la sociedad, es parte del “Bienestar General” y condición sine qua nom para atraer las inversiones que el desarrollo requiere.

Lo anterior justifica la opinión del Dr. Humberto Abanto. Si en medio del desorden se negocia o delibera con los que han generado el desorden, entonces se está claudicando o capitulando y estableciendo un precedente funesto; el Estado haciendo uso del Poder que da la Soberanía debió imponer el Orden como condición previa para deliberar. El Gral. PNP Alberto Jordán, deliberó y fracasó.

Solo la incapacidad de emplear el Poder podría justificar este hecho; asimismo si no operaba la institucionalidad del orden, dicen, debió ocuparse el escenario del desorden con las fuerzas policiales respaldadas por las FF AA, ¿Por qué se negoció, sin la condición previa del orden?; ¿por qué, si no se había institucionalizado el orden en la localidad, no se la ocupó con las fuerzas del orden? ¿Era posible? ¿Era conveniente? Éstas son las interrogantes claves para entender el “Moqueguazo”.
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Inoperatividad de la fuerza del Estado es una realidad
El “Moqueguazo”, no apareció por generación espontánea, llegó porque no se abordó el conflicto en su etapa previa a pesar que hubo información oportuna proporcionada por la Dirección de Inteligencia Nacional y del Jefe de la Unidad de Conflictos Sociales de la Defensoría del Pueblo; y porque el reclamo venía desde el año anterior; además, porque no hay un Sistema Nacional de Afrontamiento de Crisis. La indiferencia oficial recibió una lección.

El ejercicio del Poder Soberano del Estado, para el restablecimiento del orden y del principio de autoridad requiere del empleo de la fuerza legítima; es decir, las FF AA y la PNP. En última instancia, la garantía de la soberanía, son las FF AA y la PNP. Lamentablemente las FF AA están desarmadas, sin personal y desmoralizadas como consecuencia de la judicialización indiscriminada por las actuaciones militares anteriores. Esta situación inhibe su accionar. La PNP está disminuida. Ambas, FF AA y PNP, hacen lo que pueden, con lo que tienen. “La ausencia del poder material es el pecado mortal del Estado” (Ihering-Ciencia Política. Raúl Ferrero R.). Esto explica la claudicación en la negociación.

La inoperatividad de la Fuerza Legítima del Estado es una realidad y el escaso sentido de proporcionalidad también; para Santa Anita se habrían empleado 6,000 policías contra 500 personas aisladas en un local; para los barracones del Callao 1,500 policías armados y para Moquegua menos, desarmados y con bombas lacrimógenas que no funcionaron; estos errores condicionaron la actitud de los representantes del Estado en la solución del “Moqueguazo”.

FF AA y PNP preparadas (organizadas, entrenadas, y equipadas) son de por sí disuasivas para los agentes del desorden; ellas proporcionan libertad de acción al Estado, y generan certeza de paz y seguridad en la población. En síntesis, el gran problema del país, es la situación de las FF AA y la PNP. “El que tenga ojos para ver, que vea”.

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