Luces y sombras de la campaña
11 de Enero del 2016
Sobre la oferta de los políticos y el humor
mayoritario
Una manera de
analizar el proceso electoral en marcha quizá pase por observar la situación de
las candidaturas de izquierda y sus posibilidades, considerando que estos
grupos, de una y otra manera, han expresado una clara opinión en contra del
modelo económico. Y, hasta el momento, el resultado para la zurda es devastador.
¿Semejantes
alineamientos significan que la mayoría nacional ha optado por preservar la
economía libre y los avances económicos y sociales del país de los últimos 25
años? Todo indicaría que sí, más allá de que ninguno de los candidatos en
carrera se haya propuesto representar conscientemente el crecimiento económico
y la reducción de pobreza que se ha producido en el país en las últimas dos
décadas.
Al parecer,
entre los principales actores de los comicios todavía sigue primando el
criterio de que en las campañas electorales se agita las ideas de izquierda,
pero luego se gobierna con la derecha. Un claro indicador de esta percepción de
los políticos es el absoluto silencio con respecto a la imprescindible reforma
laboral que el Perú tiene que desarrollar para alcanzar niveles de
competitividad equiparables con nuestros socios de la Alianza del Pacífico
(México, Colombia y Chile) y enfrentar la asfixiante informalidad que afecta a
cerca del 80% de los trabajadores.
Si sumamos el
hecho de que candidatos como PPK y César Acuña han prometido el incremento del
ingreso del sueldo mínimo vital sin considerar que solo el 30% de los
trabajadores se beneficiaría de una medida de ese tipo y que se agravarían las
condiciones que desencadenan la informalidad, entonces, la película aparece
completa. Si hay alguna duda sobre esta extraña tendencia de los políticos allí
están el apoyo de Keiko Fujimori a que Petroperú explote el Lote 192 y ciertas
iniciativas controlistas de Alan García con respecto a las AFP y los intereses de
las tarjetas de crédito.
La inviabilidad
electoral de la izquierda nos podría indicar que el humor mayoritario de la
gente avanza en sentido contrario de las propuestas de este sector. Y el apoyo
a candidatos como Fujimori, PPK y García (el llamado elenco estable) nos podría
señalar que los electores están buscando preservar los avances económicos y
sociales luego del tremendo susto que causó el gobierno nacionalista en los dos
primeros años de administración y frente a la actual desaceleración de la economía
que, al margen de interpretaciones, es atribuida a los yerros de Palacio.
En otras
palabras una lectura inicial de las adhesiones y preferencias electorales que
reflejan los sondeos es que el sentido común de las mayorías va a
contracorriente de las ofertas y preocupaciones de los políticos. Si esta
tendencia se confirma en las próximas semanas, las campañas electorales en
marcha y la reacción de la gente estarían indicando, una vez más, la idea de un
Perú real, separado, distanciado, de un Perú oficial y público.
Cuando algunos
candidatos hablan de razas distintas, de “que se vayan al carajo”, de que
“debemos acabar con los políticos tradicionales”, en realidad, están intentando
explotar los abismos que existen entre la sociedad oficial y la sociedad real.
Un abismo que, paradójicamente, los propios políticos que hoy lideran las
preferencias se empeñan en mantener con sus temores y veleidades frente al
crecimiento.
Fuente: El Montonero
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