EL MONTONERO
La revolución social
19 de Enero del 2016
Las posibles
causas de una convulsión política y social
Mi amigo Hugo
Otero, me dice que escribo desde las barricadas, siempre anunciando rebeliones
campesinas y populares. Tiene razón. Veo un país convulsionado en camino a una
revolución social. Mis amigos liberales e izquierdistas creen que predico en el
desierto como Juan “El Bautista”.
Es posible que
ver y escuchar al país de otra manera te de una percepción diferente. Lo cierto
es que encuentro rabia en la cola de los bancos (la gente paga altísimos
intereses por sus tarjetas de crédito), escucho expresiones de ira y dolor de
miles de peruanos que van al seguro social y los citan luego de tres meses y
cuando los atienden no hay medicinas; afirman que los seguros privados son una
estafa que te llenan de argumentos para que pagues más y nadie hace algo.
Cuando voy a
los mercados limeños a buscar un buen cebiche, pregunto a las señoras que
venden y compran, si los precios están caros y todas gritan: “señor en qué país vive, acá todos los días suben las cosas”. La gente dice que comprar pescado es imposible. El pollo
está 9 soles; las papas han subido de 1 a 3 nuevos soles. Así, la lista es
interminable.
La paradoja del
Perú es que tenemos 10 millones de peruanos sin agua ni desagüe, sin pistas ni
veredas, sin seguridad, que viven en los cerros y arenales del Perú,
abandonados y marginados. Sin embargo, tenemos 32. 5 millones de celulares; 7
millones de Smartphone (23% de la población que serán la vanguardia de la revolución
social). Los pulpines son un ejemplo de movilización social organizada desde
las redes.
El 82% de los
agricultores no tiene acceso al crédito, menos asistencia técnica; los
agricultores reclaman políticas agrarias no paliativos que se aplican cuando
los campesinos se rebelan. Los campesinos que viven a más de 3500 msnm envían a
sus hijos a escuelas en las que hay un solo profesor para cinco grados y
caminan más de 4 a 5 km diarios, muchos de ellos nunca han subido a un
automóvil.
En el Perú la
corrupción es una forma de vida. Desde el político que cambia de partido “para
servir al pueblo”, hasta los dirigentes sociales venden y mercantilizan las
luchas campesinas, ya no se pelea por obras, ni proyectos productivos sino por
dinero en efectivo. Es una epidemia que nace con Pepe Julio Gutiérrez (Frente
Amplio) que vendía las reivindicaciones del pueblo de Cocachacra por un millón
de lentejas.
Los candidatos
prometen refundar y aumentar salarios para la policía. La población desconfía
de la Policía. Ve las noticias de policías heroicos que salvan vidas e impiden
crímenes que se eclipsan con las crónicas de policías que
asaltan, secuestran y extorsionan desde las comisarías. Nadie cree que este
problema se resolverá.
Estoy
convencido de que existen condiciones para una revolución social; las clases
medias emergentes empiezan a perder capacidad de consumo y se sienten en las
calles. Mientras tanto los candidatos están ocupados en el marketing que los
ayude a ganar las elecciones. No están interesados en representar y d
efender a los peruanos.
efender a los peruanos.
La rabia de la
mayoría silenciosa que trabaja y estudia crece que la alegría del verano
atenúa. Pero la gente solo ve a su alrededor corrupción, demagogia, “plata como
cancha”. En cualquier momento la pradera se incendia. Entonces llegará nuestro
Robespierre apoyado por las masas para poner orden en el Perú.
Por:
Tino Santander Joo
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