LA BATALLA DE MIRAFLORES

PERUANO 15 de enero de 2009

GESTA QUE PROVOCÓ LA ADMIRACIÓN DEL MUNDO
La Batalla de Miraflores

Un día como hoy, exactamente, hace 127 años, la población civil se confundió en un solo brazo y un solo corazón con los efectivos de nuestro Ejército para hacer frente a las hordas invasoras chilenas que avanzaban a Lima, muy superiores en número y armamento.
En aquella gesta, que provocó la admiración del mundo, se vio cómo los soldados regulares y los civiles se batieron hasta el sacrificio supremo. Sin distinción de ningún tipo, con un solo ideal: el honor de la patria.

Ricos y pobres, campesinos y patrones, intelectuales y analfabetos, familias enteras, marcharon a las líneas defensivas a construir parapetos y levantar barricadas, dando vivas al Perú y decididos a morir en las trincheras. Los abuelos combatieron junto con sus hijos y sus nietos. Las esposas no abandonaron a sus seres amados en el momento supremo de entregar la vida por la patria.

En la Batalla de San Juan –13 de enero–, los chilenos comprobaron que su entrada a la ciudad se postergaría. Los sobrevivientes se pasaron a Miraflores, y cuando el presidente Piérola discutía con sus generales el ultimátum de los chilenos, si debían resistir o rendirse, recibió la vista de un grupo de representantes de los reservistas que le comunicaron que estaban decididos a mantenerse en la resistencia y que no abandonarían la línea de combate.
Esta actitud demostrada por el pueblo de Lima, a sacrificarse, hizo que Piérola comunique a sus generales que dirijan la defensa de la ciudad y que combatan hasta el final.

En la Batalla de Miraflores –15 de enero– murió lo más puro de nuestra niñez y lo mejor de nuestra juventud, que ofrecieron su floreciente edad para salvar el honor, abandonando el colegio y el hogar para morir en las trincheras como verdaderos soldados. Nuestra línea de defensa la constituían diez reductos; aquí estaban las reservas que cumplieron la promesa de batirse a muerte.

San Juan y Miraflores afirman nuestra necesidad de unión nacional. Afirman nuestro patriotismo y señalan cuán cierto e indispensable es contar con una Fuerza Armada fuerte, que preste defensa a la soberanía nacional. Para evitar la repetición de sucesos como el que hoy conmemoramos, es que debemos afianzar nuestra peruanidad y, con mente alerta y corazón encendido, rendir nuestro homenaje a los bravos peruanos que entregaron sus vidas aquí, a las puertas de Lima, un 15 de enero de 1881.
Óscar Rodríguez Vargas
Periodista
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LA REPUBLICA 26 de Junio de 2008

Sin ánimo de ofender. Me disculpo yo
Eduardo Adrianzén
Publicista

Apuesto a que el premio de la patanería 2008 se lo llevará de lejos el alcalde de Miraflores, un señor que por desgracia ostenta el máximo cargo municipal de un distrito que era mucho más amigable antes de él. Ha tenido varios días para disculparse con los ciclistas abusivamente detenidos y presentados en pomposa conferencia de prensa como "avezados delincuentes", pero creyó que con el tiempo la gente se olvidaría. Pésimo cálculo: lo que logró es que todos confirmen que su soberbia es más grande que las torres del Marriot. Aunque diga haber confiado en los informes de la policía, o por la "razón" o equivocación que sea, terminó siendo el protagonista figuretti de un acto lamentable que simboliza las peores taras que tenemos como país, y aún sigue convencido de que no insultó a nadie. Idéntico a su líder, el alcalde de Lima, quien se ofende cuando le exigen las cuentas claras. ¡Qué bien aprendidas las lecciones de cómo hacerse el loco! De tal maestro, tal discípulo. Indigna, pero no sorprende. Las brechas sociales se ensanchan y los privilegiados se sienten más arrogantes e impunes que nunca. El "boom económico" implica exclusión y nadie lo quiere ver. Hasta que en la cara nos estallan las Moqueguas.

El hecho es que, por la vergüenza ajena que tengo de que semejante sujeto sea mi alcalde, me siento moralmente obligado a disculparme yo con los jóvenes ciudadanos de San Juan de Lurigancho por lo sucedido en el distrito donde vivo. Me disculpo como vecino muy preocupado de que en otros barrios crean que todos los miraflorinos somos parecidos o pensamos como el señor Masías. Me disculpo porque quien se supone nos representa, en mi opinión carece de ética, cultura, civismo y hasta modales, y muchísimos lamentamos tener que aguantar su gestión hasta que acabe, pero esperamos que este episodio haya sepultado para siempre la carrera política que seguro ambiciona. Ojalá: siempre, siempre habrá que recordarle a "los malditos de Larcomar".
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LA REPUBLICA 28.Junio.2008

Disidencias. Política de la reciprocidad

Alberto Adrianzén M. (*)

En México hay un dicho popular que dice: prefiero pedir perdón (o disculpas) a pedir permiso. Sin embargo, en nuestro país ni se pide permiso ni tampoco disculpas sino que más bien se insulta. El ejemplo lo acaba de dar el alcalde de Miraflores, Manuel Masías, al no pedir disculpas a los jóvenes capturados ilegalmente y presentados ante los medios de comunicación como "los Malditos de Larcomar". Sin embargo, el problema no es solo que no se pida disculpas. Es también el uso de un lenguaje cada vez más procaz e insultante que autoridades y personajes públicos emplean. Hace unos días el alcalde de Lima, Luis Castañeda, también utilizó un lenguaje ofensivo cuando a un periodista se le ocurrió preguntarle por el colosal retraso en las obras municipales. El presidente García es otro que nos tiene acostumbrados al insulto, la diatriba y la procacidad. Hace un par de días arremetió contra los presidentes regionales y, también, contra los comunistas y nacionalistas acusándolos de promover el paro y la revolución. Palabra esta última, dicho sea de paso, empleada con frecuencia por los viejos apristas y por Víctor Raúl Haya de la Torre.

Pero, si se observa bien, la procacidad no es un atributo exclusivo de los políticos peruanos. Javier Marías en un artículo, "Brutta e povera Italia", publicado en el País Semanal (18/5/08) se plantea el problema de la poca distancia que establecen algunos políticos entre lo que se puede decir en privado y en público: "Lo que está sucediendo en Italia –o antes en Polonia, con los gemelos Kaczynski– es muy preocupante. Hay allí unos políticos triunfantes que han borrado los límites entre lo que se puede decir o no en público. Han optado por hablar y comportarse como muchos de sus electores, solo que estos no tienen ocasión de hacerlo más que en privado". Marías pone como ejemplos a Chávez, Sarkozy, Berlusconi y Bossi, pero también al alcalde italiano de Treviso, Gentili, que no tiene inconveniente en mostrarse orgulloso de la "mística fascista" y al nuevo alcalde de Roma, Alemano, que dice no soportar a los gitanos y que va a arrasar con sus campamentos.

En nuestro país también hay ejemplos notables sobre el empleo de la procacidad y de esta suerte de privatización del hablar en el espacio público. Las columnas de Aldo Mariátegui y de Andrés Bedoya Ugarteche; las amenazas del empresario José Chlimper de tomar a punta de pistola el puerto de Callao; del hijo de Alberto Fujimori, Kenji, sobre una posible guerra si algo le ocurre a su padre; u otras de Antauro Humala. En verdad toda una avalancha de ofensas, amenazas y agresiones que expresan una enorme dificultad por convivir democrática y civilizadamente.

Una democracia, además de ser un procedimiento para escoger mediante elecciones a las autoridades políticas, es también una forma de convivencia social en la que todos simulan que son iguales ante la ley. Es esa simulación, que se expresa en una igualdad jurídica, la que legitima el acto electoral como un espacio de igualdad momentánea. Dicho de otra manera: que cada ciudadano valga lo mismo al momento de votar y que, por ser igual al otro, pueda elegir y ser elegido. La democracia liberal, al sustentarse en una desigualdad real, obliga a una permanente simulación de igualdad como condición de su propia existencia. Por lo general esa simulación es también un acto de disimulo cuando la desigualdad es criticada públicamente y las élites no están interesadas en superarla.

Sin embargo, en sociedades como las nuestras donde la desigualdad y las exclusiones sociales y raciales son masivas, se transita no solo de la simulación al disimulo sino también de ese disimulo a la abierta expresión del otro secreto de la democracia liberal: la dominación de una minoría. En realidad, el empleo de un lenguaje procaz, del insulto y el no pedir disculpas, lo que expresa es el intento abierto por imponer una forma autoritaria (o dictatorial) de convivencia social y política a favor de una minoría que se sustenta, por un lado, en que el otro no es igual, que puede ser agraviado impunemente, y por el otro lado, en la privatización del hablar en público. Es el lenguaje de una dominación autoritaria que deja de lado la igualdad jurídica y social para fundarse en otra igualdad: la de los prejuicios, de los instintos más primitivos y agresivos que habitan en el mundo privado y que lo público busca controlar.

Es la transformación del aforismo que dice "virtudes públicas y vicios privados" por "vicios privados y vicios públicos". Por ello se busca legitimar en el espacio público las barbaridades que se piensan y se dicen en el espacio privado. Como dice Javier Marías "que los políticos (y añadimos periodistas, empresarios, dirigentes sociales, tecnócratas y otros) empiecen a expresarse como en las tabernas, sin cortapisas ni hipocresías, suele ser el primer paso hacia un fascismo real".

(*) www.albertoadrianzen.org
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LA REPUBLICA 03 de Julio de 2008

Masías pide perdón a ciclistas víctimas de discriminación

Pero deportistas no creen en sinceridad de alcalde y cuestionan su ofrecimiento de bicicletas y almuerzos. Denunciarán a comuna.
Redacción La República.

Ha pasado casi un mes desde que el alcalde de Miraflores, Manuel Masías, presentara ante la prensa a cuatro inocentes ciclistas como "Los Malditos de Larcomar"; y casi 20 días desde que la misma autoridad edil se negara a pedir perdón a las víctimas de tan humillante acusación.

Sin embargo, ayer frente a una cámara de televisión, el burgomaestre dijo haber meditado mucho sobre el caso, y presentó disculpas públicas a los agraviados de esta historia, los mismos que una tarde del 5 de junio fueron derribados contra el piso y llevados a una carceleta para delincuentes.
"Creo que he herido muchas sensibilidades y estos amigos merecen una disculpa sincera con claro propósito de enmienda (...) Pido disculpas porque no debí estar en esa conferencia. En cualquier momento voy a estrecharles las manos a estos deportistas sin perjuicio de que se les investigue", expresó.

"NO FUE SINCERO"
No obstante, los ciclistas Abrahm Nina Márquez (26), Jorge Chávez Cárdenas (37), César Cavero Saavedra (18) y Daniel Távara Cárdenas (39) no aceptaron las disculpas por no considerarlas sinceras.
Según el abogado de las víctimas, Michael Meza, las palabras del burgomaestre solo responden al "bajón que sufrió su popularidad". Es por ello –según dijo– que sus defendidos no darán marcha atrás en su denuncia contra el municipio.
Asimismo, Meza cuestionó los ofrecimientos de compra de bicicletas, almuerzos y paseos en Larcomar, así como auspicios de certámenes deportivos, que ha venido haciendo el municipio miraflorino a los cuatro deportistas agraviados.

CLAVES
Presos. Los ciclistas fueron detenidos durante 6 días por Serenazgo y Policía de Miraflores.
Acusados. Los cargos fueron supuestos vínculos con una banda de asaltantes, pero las únicas pruebas eran sus rasgos mestizos.

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