ALBERTO BEINGOLEA: "A MI FERRANDO NO ME DESCUBRIO"


EL COMERCIO ABRIL 30, 2011

Alberto Beingolea: “A mí Ferrando no me descubrió”

Rechazado de “Trampolín a la fama”, se convirtió en ‘burbujito’ y periodista deportivo. Abogado de profesión, asume como congresista este año

(Archivo)
ALFREDO ESPINOZA FLORES (@alfred_espinoza)

“Ese día terminó mi carrera de cantante”. Parado en la puerta de Canal 5, el guardia de seguridad le impidió el ingreso para participar en “Trampolín a la fama”: debía tener mínimo 15 años; él tenía 13 años de edad.

Desde los 12 deambulaba en los podios de algunos festivales de música. Por ejemplo, quedó en segundo lugar en el 1er Festival de la voz de Barranco, en 1977. ¿Quién le ganó? El conocido Joselito. Su fuerte eran las baladas, sobre todo las de Julio Iglesias y Roberto Carlos. Su tema bandera, “Quincho Barrilete”.

Han pasado 34 años desde ese momento y Alberto Beingolea cumple 33 de carrera. Cantante frustrado, pero periodista deportivo exitoso. Abogado de profesión, este año asume un nuevo reto en su vida: ser congresista de la República.

BEINGOLEA ANTES DE LOS 20
Frustrado y cabizbajo, Alberto regresó a su hogar sin poder conocer a Augusto Ferrando. “A diferencia de otros, a mí Ferrando no me descubrió, a pesar de que yo fui corriendo para que me descubra”, reconoce, entre risas.

En la televisión un programa le llamó la atención: era “El momento de las burbujitas” y Yola Polastri pedía que a los que les gustaba cantar y querían salir en TV vayan a un cásting. “Me estaba hablando a mí”. Al día siguiente llegó hasta canal 4 e hizo una cola de un par de cuadras que avanzaba bastante rápido. “Era una masacre”, recuerda. Pero cuando llegó él y entonó su canción, empezaron los coros y convenció a Yola y al maestro Tito Chicoma. Días después ya era ‘burbujito’.

Unos tres años luego de ese episodio, a los 17, y a punto de entrar a la universidad, decidió que era momento de dar un paso al costado y dedicarse a sus estudios de Derecho. Había intentado uno y otra vez continuar su carrera como comentarista deportivo –que empezó a ejercer en el espacio de Yola casi de casualidad, “el único diario en la TV peruana”- pero ningún periodista le hacía caso.

Sin embargo, tampoco le permitieron alejarse de las pantallas. El gerente de producción de América Televisión, Spuza Ferreyra, lo llamó y le propuso ser comentarista en el Mundial España 82. Esa experiencia la define como “maravillosa”. Había entrado a las grandes ligas, aunque aún había derecho de piso por pagar.

BEINGOLEA A LOS 20
“Ocurrieron muchas cosas muy rápido”, dice Alberto, en referencia a cómo se dieron las cosas en su carrera en los siguientes 10 años. Lo que más le marcó en ese tiempo: Seúl 88 (a los 23 años) y “Acción” (bordeando los 30).

Para él las olimpiadas del vóley empezaron años antes, cubriendo la campaña de la selección. Era el comentarista y el canal 4 transmitía todos los partidos. “Perú va a ser campeón olímpico”, dijo, y nadie lo tomó en serio. “El mejor partido que he visto en mi vida no fue de fútbol”, asegura, tras recordar el encuentro entre Perú y China. La gran final no la pudo comentar en pantalla: le tuvo que ceder su asiento a Bruno Pinasco, la gran figura del canal. “Yo lo comprendo”, dice él.

Por ese tiempo ‘El Veco’ había llegado a Panamericana con un bloque deportivo, a lo que el 4 respondió de la misma manera y nombraron a Beingolea como cabeza de deportes. “Perdí el ráting frente a ‘el Veco’”, reconoce. Ya cumplidos los 24 años, y finalizada su carrera, decidió que esa vez sí debía dedicarse a la abogacía. De nuevo no le duró mucho su decisión: lo llamaron de Canal 13 y le ofrecieron hacerse cargo -con las contrataciones y estilo él quisiera- de un programa de fin de semana. “Con la coyuntura que se vivía, este era un espacio para botar tensión y creer que el Perú tenía esperanza”. De hecho, mostrar la celebración de cada gol de la fecha fue una idea perfecta para mostrar después de los espacios políticos. “Para mí, con humildad, ‘Goles en acción’ creó un antes y un después”. Lo cierto es que otros programas se basaron luego en ese formato.

BEINGOLEA A LOS 30
En 1999, a los 35 años, él y todos los que formaban parte de “Acción” decidieron mudarse a ATV. Hasta los choferes lo hicieron. De ahí que el nombre haya sido “El Equipo”. No duraría mucho, sin embargo. Era el final del gobierno fujimorista y él denunció las injerencias de ello en el canal en el que laboraba. Salió prácticamente tirando las puertas, ahora sí, convencido de que tenía que ser abogado, y solo eso.

Trabajaba con Enrique Ghersi y, aunque sus ingresos económicos se habían reducido, estaba contento. Entonces, para variar, le llegó una nueva propuesta en televisión, aunque distinta. CMD, canal por cable dedicado solo al deporte, lo quería. Primero tuvo sus reservas: le dijeron que iba a estar tranquilo porque no tendría competencia en el ráting, pero él hasta ahora se define como “un animal competitivo”. Luego aceptó y no se arrepiente de ello.

BEINGOLEA A LOS 40
En febrero del 2010, y tras 33 años de carrera, Alberto le dijo adiós al periodismo deportivo. Lo hizo usando la misma corbata que llevaba puesta en 1982, en su primera narración de un partido de fútbol. Atrás quedaron “Versus” y “Partido aparte”, sus dos espacios preferidos.

La gran mayoría se sorprendió: en la calle le decían que estaba loco o no lo creían. Los que más lo conocían, sí. Lo veían venir: desde hace algunos años militaba en el Partido Popular Cristiano (PPC). Él le daba vueltas a la decisión desde un año atrás.

Hoy, a sus 46 años, ha sido elegido congresista de la República para los próximos cinco años, un reto que toma con responsabilidad y seguridad. “Seré, desde el Parlamento, una garantía para preservar el orden, los principios y los valores democráticos por los que ha votado casi, la mitad de la población”, asegura.

El día de la despedida de CMD fue bastante emotivo. Primera vez que se le organizaba un adiós, pero él no descarta que sea un hasta luego. Por el momento, ha dejado grabados algunos programas, de modo que lo seguiremos viendo en el 3. Además, como diría su pareja, “el periodismo deportivo es su vida”. Y él ha vuelto en más de dos ocasiones.
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LA REPUBLICA OCTUBRE 18, 2009

“Jugar por la selección peruana es una maldición”

La selección acaba de cerrar una campaña para la historia nacional de la infamia: 13 puntos de 54 en disputa. Cero de visita. Una diferencia de menos 23 goles y la vergüenza de ser los peores de Sudamérica. Frente a tan desolador panorama es que Alberto Beingolea, comentarista deportivo de trayectoria, afirma que los males de nuestro fútbol son las sombras de un pasado glorioso que nunca existió, la deplorable tarea dirigencial y futbolística, además de la errada concepción que se tiene acerca de un deporte al que hace tiempo le hemos perdido el paso. El Perú ya no juega al fútbol. Lo sufre, señores. Lo sufrimos todos.

Por Rafael Robles

¿En qué momento se jodió el fútbol peruano?

–En el momento en el que creamos mitos como el de las olimpiadas de Berlín en 1936. Siempre hemos creído que fuimos lo máximo en esa competencia pero en realidad nunca lo fuimos. También se dice que en el 39 fuimos campeones de América, pero lo que no se dice es que solo jugaron cuatro selecciones, entre las que no estaban ni Brasil ni Argentina. Fuimos campeones de América en el 75, es verdad, pero fue gracias a un sorteo que nos favoreció. A esa parte de la historia le bajamos el tono.

–¿Y qué decir entonces de la generación del setenta?

–Esa fue la aparición espontánea de una generación brillante pero que tampoco fue lo máximo. Logró ubicarse en el segundo nivel de América del Sur, lo suficiente para clasificar hasta tres mundiales, cumplir un papel discreto y punto. A partir de eso hemos creído muchas cosas que son mentira.

–Pero de clasificar a tres mundiales a ser los peores de la región hay una gran brecha. Algo tuvo que pasar.

–Cuando el fútbol comenzó a cambiar, nosotros no le seguimos el paso. Cuando el fútbol en el mundo empezó a ser más profesional, nosotros nos estancamos en los setentas. Creo que ahí comienza el desastre del fútbol peruano actual. No supimos entender estos cambios. Tampoco nos dimos cuenta de que este deporte se estaba convirtiendo en una empresa multimillonaria.
–Sin embargo en el 98 estuvimos a un paso de clasificar al mundial de Francia.

–Esa eliminatoria fue una isla con nombres y apellidos: uno fue Juan Carlos Oblitas y el otro José Aramburú. Este último fue el perfecto parachoques ya que en esa época a la selección le daban más duro de lo que le dan ahora. Eso permitió que el grupo con limitaciones individuales (teníamos a Carty, Maestri y Julinho en la delantera) estuviera muy cerca de ir al mundial.

–Ahora, por alguna razón, se habla de Bielsa como posible candidato para dirigir a la blanquiroja. ¿Estamos alucinando?

–En el hipotético caso de que se le llame, ten por seguro que va a pedir 130 mil dólares mensuales y la reacción multitudinaria será de escándalo. Entonces no fastidien pues, no estamos listos para el mundial. Además, Bielsa pediría por lo menos siete jugadores de nivel mundialista y no los tenemos. También necesitaría dirigentes que le den tranquilidad para trabajar y tampoco los tenemos.

–¿Queremos llevárnosla fácil?

–Mira, Dunga gana 250 mil dólares. Chemo gana 30 mil, casi diez veces menos que un técnico de primer nivel, y lo matan por eso. Entiendo los problemas sociales y que en una realidad como la latinoamericana hablar de estos sueldos es hasta ofensivo, pero así es el fútbol mundial. O lo aceptas o no lo aceptas.

–¿Tan mala idea fue contratar a Chemo?

–Desde el principio lo dije. Su carrera nunca me gustó ni cuando fue campeón con Cristal. Creo que había que esperar a que crezca, además cuando fue jugador renunció a la selección. ¿Cómo va a ser técnico luego de eso?

–¿Qué opinión tiene del trato que recibieron los jugadores por parte de la prensa y de la hinchada?

–Pizarro y Farfán, ambos sancionados, han pasado un año y medio felices de la vida en los países donde juegan. En cambio Guerrero, que sí vino a jugar, se ha ganado juicios, escupitajos, críticas, encima se ha lesionado y ha puesto en peligro su trabajo. Es una maldición jugar por la selección peruana. Para colmo cuando vienen los “extranjeros” la gente piensa que ganan un montón de plata cuando en realidad pasa al contrario. El problema está tan instalado que ya sobrepasa a los dirigentes y jugadores. Es la concepción general la que también está mal.

–Otro error puede ser el hecho de premiar a los “jotitas” por un octavo puesto, a fin de cuentas una derrota. Se les hizo una serie televisiva y hasta el presidente los felicitó.

–Tírale una pelota al presidente de la República y la esquivará. Ese pata no ha jugado pelota nunca. Lo único que podría decirle es que mejor no se meta. Cuando el gobierno quiso meterse nos desafiliaron de la FIFA. No saben qué hacer con el deporte.

–¿Y Burga sabe qué hacer con el fútbol?

–Por favor, si está en la calle. La única manera de sacarlo es con los agremiados. No depende ni del gobierno ni de los periodistas. Depende de 24 sujetos, los presidentes de las departamentales, que pasan piola. Ellos son los que votan por Burga debido a los beneficios que este les da. Ojalá renuncie mañana mismo. No estamos para perder el tiempo.

–De ser así, ¿los cambios se harán pensando en Brasil 2014 o en el próximo mundial?

–Hay que trabajar apuntando al más cercano. Si no llegamos a este, llegaremos al siguiente.

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