"ESCRIBO TODO EL DIA, PERO ESO NO ME HACE UN ESCRITOR"


PERU 21 AGOSTO 30, 2011

“Escribo todo el día, pero eso no me hace un escritor”

“Mi generación avanzó mucho, pero el retroceso vino con la generación posterior, con los yuppies, estos estúpidos que creían que el mundo empezaba y comenzaba con ellos. En mi generación todo era posible”, nos dice el viajero Rafo León.
Autor: Gonzalo Pajares.
“Me tocó ir a la escuela en tiempos donde en España gobernaba Francisco Franco. Entonces, aquí abundaban los 'hermanos’ españoles, hijos de familias campesinas que por cuestiones económicas se metían a la iglesia. Era gente ignorante, cerril, machista… Por eso lamento la horda represiva que quiere imponerse en la Católica. Para mí, y para varias generaciones, la Católica significó el descubrimiento de la amplitud infinita del mundo”, nos dice Rafo León, el viajero y cronista que ha publicado Guía de la región Cusco (Planeta).

PERDISTE 11 AÑOS EN EL COLEGIO…
Fueron 11 años perdidos en una ciudad perdida, provinciana, cerrada, que no ofrecía nada, que estaba apartada del mundo. Por eso identifico dos momentos fundamentales en mi mundo: mi paso por la Católica y mi primer viaje al Cusco. La Católica era tan plural que el padre Gustavo Gutiérrez dictaba sus cursos con películas de Buñuel. Eran una delicia. ¿De qué te hablaría Cipriani? ¿De lo malo del condón?

HÁBLAME DE ESE VIAJE AL CUSCO…
Con tres amigos nos fuimos tirando dedo. Dormíamos en las comisarías, los policías nos cuidaban a cambio de un cigarrito, y poco a poco llegué a Cusco, que se había convertido, junto con Katmandú, en la meca del 'hippismo’ mundial. El movimiento contracultural tenía una gran vitalidad, abundaban la bondad y las drogas. Escuchando las lenguas de todo el planeta, probando todas sus drogas, participando sin temor y sin límite de cualquier tipo de relación humana, conociendo ideas, imágenes y filosofías de otros lugares, me dije “este es el mundo... hay que seguir buscando”.

¿SIGUES IGUAL?
Tengo 60 años, hay cosas que me cuestan. Tengo cuatro nietos. A esta altura, lo único que quiero y me parece interesante es estar con estas criaturas, lo demás ha pasado a segundo plano. Mis nietos me plantean una interrogante extraña: los acaricio, me mato de risa, juego con ellos, pero me pregunto qué pasa con el mundo para que, dentro de veinte años, estas maravillas se conviertan, inevitablemente, en unos malvados… No hay adulto que no sea manipulador, mentiroso, simulador, imbécil... Felizmente, eso no lo voy a ver.

HABLAS CON MUCHO CARIÑO DE SAN PEDRO DE LLOC…
Algo tiene esa tierra que te atrapa. Mi padre nació allí, no vivió mucho tiempo en el lugar, pero la fuerza del recuerdo es irresistible. Un escenario real-maravilloso cuyo estilo de vida, en los años 50, estaba más cerca del siglo XIX que del siglo XX. Él fue hijo de Elenita de la Fuente, pariente de Martín Adán (Rafael de la Fuente), una mujer maravillosa que me transmitió una confianza inmensa: yo no le tenía miedo a nada.

ERES FAMILIA DE MARTÍN ADÁN…
Sí, pude conocerlo, pero no lo conocí por cómo era nuestro país. Para nosotros, él no existía porque reunía las características que eran la negación de la virilidad (Adán era bohemio y homosexual). Mi padre era militar, después se hizo político, pero me acabo de enterar de que sí lo veía, pues tenía un lado extremadamente sensible que le permitía frecuentarlo. Lamentablemente, él estrangulaba este lado sensible frente a nosotros. Mi hermana Pilar encontró a Adán en el hospital Loayza y le encargó decir con su enfermera que le mandaba el abrazo más grande y cariñoso del mundo. Adán le envió el siguiente recado: “Dígale a Pilar que su tío ya se fue”… Genial.

PARA ESCRIBIR Y RESPIRAR EL MUNDO HAY QUE TENER LA PIEL SENSIBLE, LOS POROS ABIERTOS PARA ESCAPAR…
Yo no creo en los escapes, cada uno hace lo que tiene que hacer. Yo no me considero un escritor. Si tomamos la expresión en sentido literal, porque vivo de lo que escribo, sí, pero ser escritor es otra cosa. Ahora, esto no me enorgullece, es una deuda que tengo. Lo sería si me hubiese dedicado más tiempo, más seriedad, más rigor y menos desarreglo. Hago cosas que me gratifican: Tiempo de viaje, mi programa de televisión, que ya tiene 12 años, la gente lo mira y cree en él. Y también hago libros como la Guía de la región Cusco que, bueno, no es Baudelaire, pero qué puedo hacer (risas).

DIGAMOS QUE ESCRIBES…
Todo el día, pero eso no me hace un escritor. La mayoría de las cosas que produzco son por encargo, que vienen con parámetros. Ojo, no me quejo, primero, porque me gusta hacerlas y, segundo, porque me ayudan económicamente. Siempre me asalta la duda sobre si tengo o no el talento para ser un escritor. Y, como debo buscar una respuesta, prefiero no hacerlo (risas).

TUS PERSONAJES SON VEROSÍMILES…
Allí hay un trastrocamiento de los clichés. El caso más claro es Caín y Abel. La China Tudela –que ha originado hasta maestrías en las universidades, algo que es para cagarse de risa– es una lectura lineal de la clase alta limeña, un retrato caricaturesco, una pantalla donde cada cual proyecta lo suyo. La gente hace unas lecturas diversas y atrabiliarias de ella, reacciones que nunca imaginé: mis amigos intelectuales, por ejemplo, la detestan.

LA CHINA TUDELA NO ES RAFO LEÓN.
Según Gonzalo Portocarrero en su curso de la PUCP, sí (ríe).

¿SIGUES CONTRATANDO 'NEGROS LITERARIOS’?
Sí, pero no en el sentido de ghost writers, pero trabajo con diferentes equipos pues no puedo hacer todo en una guía: ellos verifican datos, consignan los tips, pero el autor soy yo. Ahora, lo de Lima bizarra fue un error mío. Sin querer trampeé. No me voy a reponer de eso nunca: soy culposo, no estuvo bien, pero no me levanto gritando “soy un plagiario” (ríe).
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PERU 21 AGOSTO 12, 2011

“Cusco es el mundo, no el ombligo”

Rafo León acaba de presentar Guía de la región Cusco, un manual dirigido al turista peruano que quiere conocer más allá de Machu Picchu.
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Por Jaime Cabrera Junco

“Viajar para mí no es ir a un lugar, es tener una experiencia”, nos dice Rafo León, periodista y ‘trota-Perú’ -más que trotamundos-, que acaba de presentar Guía de la región Cusco (Editorial Planeta), una suerte de hoja de ruta para que el viajero peruano pueda conocer la cuna del imperio inca más allá de la maravillosa y promocionadísima ciudadela de Machu Picchu.

¿Cuántas veces has viajado a Cusco?, le preguntamos a este hombre cuy trabajo consiste en aquello que la mayoría solo hacemos cuando tenemos vacaciones. “Ya perdí la cuenta, pero no menos de 200 veces”, responde y recuerda que a fines de los sesenta –cuando viajó por primera vez- esta ciudad era más cosmopolita que San Francisco, y que los actores Peter Fonda y Dennis Hopper la convirtieron en una de las mecas del hipismo.

Su libro, que se asemeja a un cuaderno de bitácora, está dividido en seis partes. La primera, en la que propone un ingreso a la región Cusco por la ciudad de Abancay. Luego siguen una guía para la ciudad de Cusco, la ruta del Valle Sagrado, Machu Picchu y alrededores, deportes de aventura y la ruta del Valle del Sur. En cada apartado hay información sobre lugares de alojamiento, comida, transporte y servicios de guía, cada uno con sus respectivos precios, teléfonos y/o correos electrónicos.

TEMA PENDIENTE. “La evolución del estándar turístico en el Cusco va por buen camino, pero hay un problema pendiente con la población. El cusqueño se siente desplazado desde la Colonia. Guarda una relación muy ambivalente con el turismo, siente que lo necesita pero a la vez siente que es un usurpador.

La responsabilidad la tienen las dos partes. El inversionista no hace nada para trabajar cosas con la población y el cusqueño se aísla porque no quiere saber nada de esto”, afirma León cuando le preguntamos qué tanto ha cambiado esta región que en julio celebró por todo lo alto los cien años del descubrimiento ‘gringo’ de Machu Picchu.

Mucho se habla de que Cusco transmite una misteriosa energía, no obstante Rafo manifiesta que para él es difícil abrirse a una cosmovisión que no le corresponde. Sin embargo, cree que esa mística se expresaría de manera extraordinaria en la obra humana ancestral dejada por los antiguos cusqueños y que hasta ahora se mantiene intacta: las técnicas de cultivo de la tierra, el uso de la andenería y las técnicas de tejido.

“Toda ciudad que tiene muchos elementos históricos provenientes de diferentes culturas tiene un imán para aquel ciudadano del mundo que no se siente parte de una cultura en especial. Lo que tienen ciudades como Cusco, con tanta confluencia de fuentes históricas y tantos retazos culturales, es puro cosmopolitismo, es el mundo. Cusco es el mundo, no el ombligo”, afirma el creador de la ‘China Tudela’.

DATOS:

Guía de la región Cusco tiene 256 páginas, incluye mapas de las ciudades y regiones, así como teléfonos y precios referenciales de restaurantes, guías y alojamiento.
Su costo es S/.39, está a la venta en librerías y supermercados.
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SUPLEMENTO DOMINGO LA REPUBLICA ENERO 2, 2011

“El Perú es un adolescente que no sabe a dónde ir”

Casi treinta años como periodista y columnista en medios escritos. Guía incansable del programa Tiempo de viaje que en diciembre cumplió once años y en el que ha mostrado al menos 300 destinos de nuestro país, Rafo León es ante todo un conocedor del Perú, de sus rutas, sus defectos y sus bondades. En esta entrevista habla de sus experiencias, anécdotas y opiniones. Esas que solo la mirada atenta de un viajero puede advertir.

Por María Isabel Gonzales

“No se viaja hacia un lugar sino hacia una experiencia”. Para Rafo León esa es la regla antes de iniciar una ruta. Este limeño de 60 años que ha recorrido gran parte del Perú y que aún no se cansa de admirarlo asegura que para disfrutar un viaje hay que dejar de ser uno mismo y estar dispuesto a la aventura. Es su filosofía y si el resto no está de acuerdo “deberían preguntarse para qué viajan: ¿solo para hacer fotos y mostrar a los amigos?”. Como buen viajero, ya tiene en mente recomendaciones para los próximos meses. “Hay que empacar hacia el norte ya que en esta temporada de lluvias es muy difícil viajar a la sierra o la selva. Aunque si alguien quiere aventurarse, puede también ser una experiencia única”.

Si a alguien le preocupa repetir destinos, Rafo tiene una teoría: puedes regresar diez veces a un lugar y siempre habrá experiencias que lo conviertan en algo nuevo. “Acabo de grabar un programa en Trujillo en las huacas. ¿Qué puede ser más cliché? Y sin embargo ha resultado muy interesante. En la huaca de La Luna grabamos el museo –que no lo había grabado nunca– y Chan Chan, que en lugar de enfocarlo por el lado arqueológico resalté su estética. A eso le agregamos algo místico: un ritual de purificación moche. ¿Viste? Lo convertimos en algo único”.

Tiempo de viaje

–¿Cómo eligen los destinos de tu programa?

–Al inicio no había plata y había que arreglarse con poco. Íbamos adonde nos auspiciaban; podía ser una familia de Huanta como también una empresa. Pero ahora es distinto. Por ejemplo, en una época me interesaban los lugares en los que nace el agua, digamos el contraste de eso y la minería. Ahora quiero dar un enfoque místico chamánico a los puntos que visitamos. En general, el destino se decide en una discusión en equipo.

–¿Hay un lugar al que siempre volverías?

–La familia de mi padre es norteña y por eso estoy ligado al bosque seco de esa zona. Me apasiona volver, el olor del palo santo, el hualtaco, la leña y la gente. Sobre todo la energía de sus mujeres.

–¿Cuál es el peor defecto de un viajero?

–Del viajero en general, estar buscando el exotismo, el paisajismo solo para la foto. Del peruano, que es racista y que trata a la gente como si trabajara en su chacra. La tacañería; no quieren pagar por servicios por los que pagarían felices en otro país. Van a un pueblito a tomar los servicios de un curandero y quieren ducha caliente para bañarse y se quejan del polvo.

–¿Qué cambios ves en el interior del país desde que empezaste a viajar?

–La accesibilidad. Las carreteras interoceánicas más las concesiones a la Panamericana. Cuando todas se terminen vamos a tener un turismo privilegiado en América Latina. Pero ahora, si sales de Urcos –en Cusco– rumbo a Puerto Maldonado, te puede tomar 18 horas. Antes los camioneros tardaban hasta dos meses. Y también hay cosas negativas como en el Cusco, que se ha convertido en una especie de Disney. La gente posa disfrazada con sus trajes típicos para que les tomen fotos con los turistas y siguen tan pobres como siempre.

Los lugares y su gente

La recepción que reciba el viajero, advierte Rafo, dependerá de la región a la que llegue. “En Cusco y Puno hay un estándar. En esta última ciudad, por ejemplo, se ha puesto de moda el turismo vivencial: te llevan a las islas, te reciben de una forma muy cliché, te sacan a bailar, te dan papas, miras el paisajito y ya está”. Pero hay otros lugares como la selva donde la gente se resiste a eso. “El selvático es más apegado a su tierra. Es transparente, no se disfraza. Te dice: si quieres conocerme acompáñeme a buscar hierbas medicinales al bosque o acompáñame a cazar”. Y en el norte la gente es muy buena onda –dice Rafo–; sabe que con la gastronomía se meten al bolsillo a cualquiera. Le llaman la atención Trujillo, Lambayeque y Casma, lugares en los que hacen suyo el gran proyecto arqueológico moche. “Notas que los jóvenes saben de su pasado. Hasta las fachadas de las casas las decoran con la iconografía de sus abuelos”.

Pero a quienes más recuerda son a los pescadores de nuestro litoral sur. “Alguna vez una profesora de un colegio en Puerto Lomas, Arequipa, me dijo que los hijos de pescadores nacían de otra manera. No los engañas, no se dejan manipular, son fuertes, se defienden, son solidarios y vivaces. En resumen, gente extraordinaria”.

–¿Qué se está desperdiciando?

–Los personajes de cada lugar. He conocido gente increíble, entregada a su región, que sabe de cultura local, historia, ecología y que publica poemarios, leyendas. Y sin embargo son un capital totalmente desaprovechado. Conectarlos y ponerlos al servicio de la promoción cultural de sus ciudades debería ser prioridad del Ministerio de Cultura. ¿Ves ese cuadro de la pared? Lo pintó don Pedro Azabache, el último pintor indigenista en el Perú. Vive en el valle Moche y tiene más de 80 años. El día que muera don Pedro, todo su conocimiento se irá con él, y ahí está siendo desaprovechado. Otro ejemplo fue un viaje que hicimos a Incahuasi, un pueblo en la sierra de Lambayeque. Antes de ir yo había investigado instrumentos musicales que se supone ya estaban extintos, y uno de ellos era la chirimía de origen árabe. Y en este pueblito en las fiestas de la Virgen de Las Mercedes bajaron dos comuneros tocando chirimías. Lo único que puedo hacer para preservar eso es grabarlos.

–¿Lo malo y lo bueno de tus viajes?

–Basurales en las entradas de las ciudades, sobre todo en el norte, desde Huarmey hasta Tumbes. Ahí hay una explicación en la que estuve pensando, y es que –además de no pagar impuestos– creo que en las zonas periféricas de las ciudades del norte la gente no tiene claro si vive en la ciudad o en el campo. Falta gobernabilidad y también hay mucha ignorancia. Como buenos ejemplos están Moquegua y Chachapoyas, ciudades en las que funcionan los presupuestos participativos. Hay una noción de desarrollo con conservación y no de levantar monumentos delirantes que permiten robar. Y en Arequipa se da algo muy interesante: a pesar de sus problemas, no se pierde el aprecio por lo suyo, recuperan espacios, tienen una cultura local desarrollada. Como a veces digo, el norte del Perú está en Arequipa.

Sobre los políticos

–Alan García dice que este es el mejor gobierno desde la vuelta a la democracia. ¿Qué recuerdas del primero de sus mandatos?

–La sensación era de catástrofe terminal, y no solo por García sino también por el terrorismo. Carencias, corrupción y cinismo.
Recuerdo que hice conciencia del momento político que vivíamos cuando un 21 de noviembre, día de mi cumpleaños, me levanté y abrí el caño de la ducha. Salió caca porque se habían cruzado las tuberías de La Atarjea. Estuvimos 48 horas con caca en la ducha porque alguien se había robado la plata para los arreglos de las conexiones. En este gobierno, a García no le ha importado nada. Ha impuesto la inversión privada para industrias extractivas eliminando la consulta a las poblaciones locales. Se prescinde de todas las medidas contra el calentamiento global. Lo que creo es que la gobernabilidad va a estar en severos problemas si no se tiene en consideración a la población. Ejemplo: Bagua.

–¿Tiene simpatía por Alejandro Toledo?

–Antes sí, y ahora es más un sentimiento ambivalente. Creo que, al igual que García, está muy metido en el modelo liberal, pero creo que Toledo no dejaría de lado la protección medioambiental, la lucha contra la pobreza, el tema de los indígenas y la infancia. Temas que a Alan García le importan un rábano.

–¿Qué opina de la candidata del Apra, Mercedes Aráoz?

–La conocí cuando era una académica. Siempre con buena fama: seria, rigurosa, cercana a los más débiles. Pero creo que tenía un lado de vanidad y arribismo que ahora veo desbordado.

–¿Y de Luis Castañeda Lossio?

–Típico criollo peruano que descubrió que tenía caudal político, pero que es un mediocre sin visión de la ciudad y menos de un país. Cree que por la eficiencia de un sistema de peajes puede ser presidente.

–¿Ollanta Humala?

–No tiene sentido que se haya lanzado.

–¿Keiko Fujimori?

–Es una persona de última categoría que, además de pertenecer a la estirpe que pertenece, no tiene nada propio. Aglutina a gente que tuvo un papel en el gobierno de su papá y trata de blanquearlos. Eso es inmoral.

–¿Y Pedro Pablo Kuczynski?

–Ha conseguido hacer dialogar a gente que en otras circunstancias no lo habría hecho. Pero se ha rodeado de gente con la que no va a poder lograr nada a largo plazo. Es un gran lobista de gringos pero no de cholos.

–Después de tantos viajes, ¿qué idea tienes del Perú ?

–Lo comparo con un adolescente del campo que se acuesta todas las noches cansado y deprimido pensando que todos los días tiene que hacer lo mismo. De repente se despierta en la mañana con acné y una erección descomunal y se pregunta: ¿qué hago con esto? El acné puede pasar de ser un fenómeno pasajero a uno permanente si se descuida, y la erección se puede convertir en una maravilla de relación con alguien o en un hecho de violencia y de aislamiento. Así lo veo, como el despertar de un adolescente que no sabe a dónde ir y menos qué hacer con esa energía.

Perfil

• Nombre: Rafael León Rodríguez
• Nacimiento: Lima, 21 de noviembre de 1950.
• Formación: estudió Literatura y Lingüística en la PUCP.
• Trayectoria: lleva 30 años como periodista, crítico y columnista en medios escritos. Es creador de personajes como Caín y Abel, José del Salto Cadbury y la China Tudela Loveday.
• Publicaciones: La China Tudela: antología de sus crónicas, Rutas secretas del Perú. The secret by-ways of Perú, La China Tudela y la panaca real, Viajes de perro. Crónica de travesías y extravíos y Guía de la región Arequipa. Desde hace once años conduce y dirige el programa Tiempo de viaje.

Esposo, padre y abuelo

•Rafo León vive en el segundo piso de un edificio miraflorino. Para recibir a sus invitados espera en el pasadizo, saluda y abre la puerta de un departamento. “¿Prefieres que entremos en este o...?”, y ante la sorpresa de uno abre la puerta del departamento contiguo: “porque también podemos estar acá”. La explicación, dice, es que él y su esposa, Pilar Cantella, necesitan mucho espacio para trabajar. No podían pagar un gran departamento y se hicieron con dos. “Funciona a la perfección. Tenemos espacios para estar juntos y también para que cada uno trabaje en paz”.

•A Pilar la conoció en Piura cuando eran niños. “Jugábamos carnavales y en la universidad nos reencontramos. Desde entonces estamos juntos”. Ya son 38 años de matrimonio, dos hijos, Bernardo y Adriana, y cuatro nietos.

•Según Rafo, el aporte que les brindó como padre a Adriana, periodista, y Bernardo, gerente de una cervercera, lo heredó de su madre. “Hice mía esa manera de pasar la página ante cosas que la vida te pone y que son duras pero que no pueden detenerte. Si pasa algo grave, lo asumes y lo superas. Con humor, que es una defensa y un arma para aprender y seguir adelante”. Y si le preguntan por un defecto, no duda en decir que es demasiado inmaduro. “Me dejo llevar por mis emociones y a veces no pienso en el resto”.

•Pero si hay algo que recalca con la mano en el pecho y los ojos fijos en la mirada de su interlocutor es que no se considera una mala persona. “Imagino que si a alguien he dañado ha sido involuntariamente, pero no odio a nadie ni tengo sentimientos envenenados”.
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PERU 21 AGOSTO 22, 2010

Rafo León: “Toledo va a ser el siguiente presidente del Perú”

No se trata de una broma de este escritor y periodista, sino de una lectura que hace del Perú a través de esta entrevista.

Por Jaime Cabrera Junco
jcabrera@peru21.com

Viajero, escritor y periodista. Rafael León Rodríguez, conocido a secas como Rafo León, ha viajado tanto por el Perú que bien puede sacar algunas conclusiones de él. En la última Feria del Libro de Lima presentó su reciente obra Guía de la región Arequipa (editorial Planeta, 2010), a la cual le seguirán otras más. Aquí la conversación con el creador de la China Tudela y conductor del programa Tiempo de viaje.

Usted decía que la huachafería limeña le hacía ‘cagar de risa’ ¿Sigue siendo así?

(sonríe) Sí, aunque cada vez tengo menos contacto con ella. No hago vida social, no me gusta hacerlo. El tiempo que podría considerar libre, en lugar de a un coctel, se lo dedico a mis cuatros nietos. Pero por lo que me entero en las páginas sociales y por televisión veo que la huachafería agarra matices y se hace más barroca.

¿Cómo se refleja esa huachafería?

Tiene mil matices. Por ejemplo, vamos a hablar de cierta huachafería que es la televisiva de señal abierta, que es todo este mundo de vedettes, figurettis y de ‘magalización’. A mí Magaly (el programa de Magaly Medina), dicho sea de paso, me gusta bastante. De estos realities y concursos de baile hay allí todo un discurso de la dignidad -y allí la huachafería es maravillosa – y “pese a quien le pese”, de la doble moral, llena de un lenguaje vacío. Y está también la huachafería de toda la vida. El otro día abrí el periódico y vi una nota donde se hablaba de una condesa peruana que había traducido un libro. ¡Tenemos condesas peruanas! (risas)

¿Y la política peruana también es un cague de risa o es más bien un valle de lágrimas?

Las dos cosas. Yo te confieso, después de viajar tanto – en un alto porcentaje en el interior del país -, he tenido la oportunidad y la suerte de encontrarme con gente de primera, que no es reconocida más allá de su medio inmediato, pero que es muy culta, muy conservacionista y que es honesta. Frente a esto, a mí estos políticos me parecen hojarasca inexistente. Yo no les doy la oportunidad en mi cerebro, porque yo sí creo – en ese sentido soy un optimista -, que toda esa calidad que hay en el interior del país y que también hay en Lima, va a terminar ocupando tarde o temprano el lugar de toda la casta política, sino sería un sinsentido la historia.

Actualmente en los jóvenes hay quizás mucha apatía hacia la política, a diferencia, de la generación de usted por ejemplo

Yo lo que siento en este momento es una cosa muy desagradable en el Perú. Y es que debido a la “bonanza macroeconómica del país”, mucha gente de la clase media para arriba prefiere que en ningún aspecto se hagan olas, porque en ese sería una amenaza para la estabilidad económica o para la seguridad jurídica de las empresas. Hay un neopuritanismo en general, ideológico, nadie se atreve a pensar de manera arriesgada en política. Porque creo que sentimos que esto que nos está cayendo del cielo que es la bonanza económica, no la podemos poner en riesgo y por tanto hay que quedarse callados, no hay que arriesgar nada, no hay que mover mucho el piso, no vaya a ser que se molesten los inversionistas y que se lleven su plata. No me jodan, a mí eso me molesta muchísimo – respondiendo tu pregunta -, desde la perspectiva de mi generación que fue tremendamente audaz.

¿Qué opina de la gestión del presidente Alan García?
Mira, yo creo que García es el gran responsable de un cambio, pero no necesariamente en el buen sentido de la palabra. Porque creo que Alan García lo que está inaugurando en el Perú – sobre todo por una cuestión de política subregional – es un estilo de hacer macroeconomía que ya definitivamente elimina, o pretende eliminar, todos los candados conservacionistas en general. Ya es la inversión, la gran inversión desmadrada sin ningún control, el perro del hortelano famoso. Con una enorme irresponsabilidad porque no está siendo consciente que esta es la principal de la conflictividad social en este momento. A mí personalmente no me entusiasma su crecimiento del PBI basado en lo que está basado.

¿Y el ex presidente Toledo promovió el turismo con sus viajes a Punta Sal (balneario de Tumbes)?

(risas) Ese Toledo. En relación al turismo hizo tanto adefesio, su Royal Tour, por ejemplo. Sin embargo, cómo somos, fíjate y terminamos extrañándolo y te garantizo que Toledo va a ser el siguiente presidente del Perú. Te lo garantizo y, lo peor de todo, es que de repente lo deseo (risas).

¿Qué es lo que a usted más le gusta del Perú?

(Hace una pausa y comienza a pensar en su respuesta) Me gusta mucho el bosque, la sensación del boque, el bosque seco del norte. El bosque costero del norte me fascina, me parece mágico y único en el mundo. El bosque amazónico, el bosque andino alto, el bosque de queñua, el bosque con todas sus connotaciones de conservación de lugar mágico de lugar antiguo. Me gustan los pequeños pueblos con sus dinámicas propias. Me gusta mucho el mar, no el norteño medio tropicaloide, sino me gusta mucho el litoral sureño volcánico, árido, frío, me parece maravilloso. Sobre todo me gusta mucho vivir en un país que es peligroso, que es difícil, donde vivir es complejo, y pasarme la mitad del mes viajando y que nunca me haya ocurrido nada. Eso me parece genial.

¿Y qué es lo que más le disgusta del Perú?

En general sus autoridades. Las autoridades son un desastre y me temo que en muchos lugares las poblaciones se coluden con las autoridades. En esta actitud completamente displicente poco exigente que tú ves, por ejemplo, en la zona del terremoto (en Ica), donde yo no creo que solo sea un tema de que las autoridades se hayan robado la plata o que sean inoperantes, sino que la propia gente es indiferente. Si le dan el bono de seis mil soles lo venden a 4 para chuparse la plata, eso es real desgraciadamente. Yo no entiendo cómo se sigue midiendo la pobreza oficialmente con indicadores como educación, salud, nutrición, mortalidad materno-infantil, cuando en realidad la gente de carne y hueso en el interior del país se sigue sintiendo pobre si no tiene celular, independientemente de que tenga o no desagüe. Se siente pobre si no tiene DVD, independientemente de que sus hijos vayan o no al colegio. Eso a mí me disgusta mucho hay allí un trastoque, mucha fantasía que está afectando a las generaciones futuras.

TIEMPO DE VIAJE (Haga clic aquí para ver el video)

Teniendo en cuenta todo el tiempo que viene viajando, ¿hay algún del Perú al que todavía no haya ido?

Muchos. El Perú es un territorio muy grande, no necesariamente es un territorio de lugares. En el sentido de que hay extensísimas porciones de naturaleza agreste, indómita. Cómo responderte, sin pensar en las extensiones enormes de bosque amazónico a la que no es posible acceder o los mismos andes. En términos proporcionales, digamos que lo que yo he recorrido probablemente es muy poco. Pero yo no veo tanto las cosas de esa manera, sino desde una perspectiva diferente de lo que es el lugar. Para mí viajar no es ir a un lugar, es tener una experiencia, en ciertas circunstancias y en cierto contexto. Por eso – respondiendo tu pregunta-, yo he ido a Lambayeque, no sé 80 o 100 veces en mi vida, pero cada vez es un viaje diferente, por mi actitud mental, por la razón por la que estoy yendo. En algunos casos hay un mayor acento en mi interés por la conservación arqueológica o por visitar a cierta gente, por una experiencia chamánica, por recorrer el bosque o por cabalgar. Entonces, no es un tema de lugares, es un tema de experiencias.

Es decir, usted no piensa en recorrer todo el país, sino que es el tema que condiciona sus viajes

Exactamente. Es el tema, es lo que te motiva a ir, es la invitación que se te hace, que viene ya precargada de un contenido específico. Ahora, por ejemplo, que hay tanta institucionalidad ambientalista, a mí por el programa me invitan a conocer proyectos de reforestación, de manejo de pesca. Vas cambiando constantemente de ángulo aunque vayas al mismo lugar infinidad de veces.

¿Y nunca se cansa de viajar tanto? ¿Alguna vez ha viajado a regañadientes cuando en realidad ha querido quedarse en casa?

Alguna vez, pero no por desgano, sino por un problema de salud, lo que ha sido pocas veces. Lo que sí me da un poco de pereza, sobre todo cuando tengo viajes muy pegados y distintas zonas, es hacer y deshacer maletas. Tienes que deshacerte de un equipaje de verano para hacerte uno de invierno. Eso es medio pesado. Me gustaría tener una asistente para decirle que me haga un equipaje especial para cada viaje.

¿Actualmente los lugares lo eligen a usted? ¿Es decir, ahora lo invitan a visitar un determinado sitio?

Es una buena pregunta. En 10 años, te podrás imaginar cómo ha evolucionado la dinámica de elección de lugares del programa. Al comienzo que no teníamos auspicios y el canal no tenía recursos y los viajes se hacían como se podía. Cada uno de nosotros teníamos que hacer producción y dependíamos mucho de lo que pudiéramos obtener de esa manera. Con el tiempo y como el programa mal que bien ha pegado, ahora es exactamente al revés.

Y de todo lo que usted ha visto en sus viajes, en la costa, ande y amazonía ¿diría que somos un país con varios países en su interior?

Sí y no. Sí, en el sentido, de que yo viajo por el Perú desde mucho antes del programa. Yo viajo desde que era un universitario. Los cambios son extraordinarios. Por ejemplo hace no mucho tiempo, hace 25 años, uno encontraba en cada región una cultura distinta, cerrada muy definida, desde en términos de uso del lenguaje, gastronomía, pasando por la música. En las últimas décadas hay una estandarización del país muy marcada. Las ciudades se parecen cada vez más entre ellas, sobre todo la relación del centro con su periferia debido a las migraciones. El migrante construye ciudades muy parecidas en todo el país, en torno a los centros. Luego, los sistemas de transporte son muy parecidas en el país, todos estos taxis, ticos, mototaxis. Y dos cosas importantísimas: la gastronomía y la música. Paradójicamente vivimos un boom gastronómico donde se reivindican las cocinas regionales, sin embargo, hay una estandarización del pollo a la brasa y la pizza. Y de otro lado, ya escuchas en todo el país la misma música: la cumbia. Quizás, en algunos casos, con más acento en el arpa, pero en esencia es lo mismo.

Estas guías de viaje que usted ha escrito dicen que van más dirigidas a un viajero que a un turista ¿Podría explicarnos por qué?

Ese es mi punto de partida, desde que hago este programa y estoy metido en este tema. Porque creo que el Perú, al igual que otros países, solo para mencionar algunos países de la subregión como Ecuador y Bolivia; incluso Centroamérica, son países que no están destinados a recibir un turismo masivo, tipo sol y playa o compras o casinos, o diversión. Son lugares para un turismo de nicho, sofisticado, culto, en algunos casos fuera de los estándares de la “normalidad turística”. Para mí, la oposición es “turismo es masivo y estandarizado”, versus el “viajero que es muy singularizado y hace el viaje a su medida”, quien no se deja influenciar demasiado por el mensajes de las agencias de turismo o de las versiones oficiales como PromPerú , sino que buscan su propia verdad en el viaje.

¿Si tuviera que definir al Perú con una frase cuál sería?

Complicado. Tiene una síntesis extraordinaria. Es el Perú entre naturaleza, arqueología, historia, cultura viva, pero a la vez hay una vocación extrañísima por no preservar, sino más bien por depredar, en algunos casos, destruir esa síntesis. La manera cómo están creciendo las ciudades que es paradójica, porque a la vez que te da una especie de homogeneidad de país la destruye.
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EL COMERCIO DICIEMBRE 29, 2009

"El dinero hace vulnerable a la clase alta limeña"

10:45 | La socióloga Liuba Kogan pone el dedo en la llaga con el libro “Regias y conservadoras” (prólogo de Rafo León), un estudio pionero del comportamiento de hombres y mujeres de la clase alta limeña, tomando como partida la década de los noventa

Por: Renato Cisneros

SOLO LA “CHINA” TUDELA se había atrevido a echarle un ojo desde adentro al mundo de los ricos: su funcionamiento, sus limitaciones, su gracia, su medianía. Ahora Liuba Kogan, socióloga, doctora en Antropología y comunicadora, proyecta una mirada complementaria desde afuera, con la publicación de un libro capital para quien se interese en comprender cómo actúa y razona el famoso y tantas veces vilipendiado sector A de la ciudad.

¿Por qué decidiste enfocar tu estudio en la clase alta limeña?
Quería hacer un estudio sobre hombres y mujeres, y revisando bibliografía vi que había un montón de estudios sobre clases populares y un poco sobre clase media, pero nada sobre sectores altos. Encontré entonces una oportunidad de cruzar el tema de género con el concepto de clase alta, que era un mundo desconocido, intocado.

Y un poco ridiculizado.
Claro. Eran esos “otros” que normalmente tenían que ser malos, los villanos que, además, no tenían sentimientos. Por ejemplo, la telenovela “Los ricos también lloran” marca un descubrimiento de la humanidad de la clase alta. Yo recuerdo que una vez en la universidad, en Sociales, llegó un médico psiquiatra para hablarnos de salud mental, pero él solo se refería a las clases populares. Yo levanté la mano para decir que en la clase alta también había problemas de salud mental, pero el salón me calló.

¿Crees que existe un antagonismo un poco forzado?
Creo que no se trata ni de mirar apasionadamente ni de denostar a ninguna clase. Los grupos sociales en general son complejos: en cada uno hay buenos, malos y egoístas. Es una tontería hablar de ricos malos y pobres buenos.

¿Qué caracterizó a la clase alta de los noventa, que fue un período de mutación?
La de los noventa fue una clase alta de transición entre lo que venía de antes (remanentes de la oligarquía, grandes apellidos europeos, etcétera) y lo que empezó con Fujimori: un entorno neoliberal que dio paso a nuevas fortunas y a otros grupos sociales que se van haciendo visibles. Ahí aparecen los tecnócratas. Diría que se consolida una clase alta cuya fortuna es de origen transnacional y neoliberal.

¿Al cambiar la clase alta cambió algo en la sociedad?
Bueno, cambió visualmente el espacio urbano, no solo porque aparecieron enclaves como las playas de Asia sino porque también nacieron espacios donde la gente podía juntarse, como bares y restaurantes. Después de la época del terrorismo, donde la gente se resguardó en sus casas, los noventa marcan una salida.

Mencionaste las playas de Asia. ¿Crees que su existencia prueba que la clase alta necesita buscar sus propios márgenes?
Los sectores altos, en cualquier parte del mundo, siempre tienden a buscar la distinción. Ser distintos es fundamental. Y eso tiene que ver con prácticas de consumo, con generar la idea de la exclusividad, de lo VIP, de no estar con la masa de gente.

¿Y no hay espacios de convivencia?
Ahora en Lima hay espacios que son interesantes, como el Circuito Mágico del Agua. Ahí encuentras diferentes clases sociales. Y es muy raro encontrar esos espacios en Lima.

¿Por qué a la clase alta se le hace tan difícil convivir sinceramente con el resto de grupos?
Creo que hay una dificultad para mirar al otro. Hay algo de temor. No son grupos que normalmente miran la calle. De alguna manera tener mucho dinero los vuelve vulnerables, porque les impide “tener calle”, interacción, cierta maña. Esto uno lo ve en los jóvenes de clase alta. Hay en ellos una sensación de peligro. No es que no quieran tener contacto con el otro: es que se sienten vulnerables.

Por otro lado, es una clase que está lejos de ser intelectual
Sí. No ha habido una clase alta, una élite, que genere una representación de nacionalidad desde arriba. A diferencia de otros países, la nuestra no es una clase alta especialmente ilustrada. Hay excepciones, pero su capacidad de entender el país, en su diversidad, es complicada.

En el libro hablas de lo que ocurre en los colegios. ¿Cómo ves la relación de la escuela con los sectores altos?
Antes los colegios (religiosos, solo de mujeres) tendían a dar una visión muy particular del Perú. En su discurso, el marido era el que generaba dinero, mientras la mujer hacía trabajo social por los pobres. Hoy creo que los colegios se están integrando, tienen discursos más modernos. Ya no proponen una visión de la mujer como ama de casa sacrificada.

Sin embargo, todavía persiste en cierto sector una mirada de la vida muy tradicional
Para mi gusto el discurso de la clase alta se ha modernizado. Por ejemplo, tienes el tema de la virginidad: actualmente para la clase alta la virginidad ya no es un valor como antes. El inicio sexual evidentemente preocupa, pero la virginidad ya no.

¿Dirías que hay un avance hacia ideas más progresistas?
Diría que en el plano de las ideas sí hay cambios pero no son radicales. Se sigue manteniendo un conservadurismo fuerte. Aún existe, por ejemplo, la idea de que la hija debe casarse con un “buen partido”. Igual ocurre con la variedad racial, que no se acepta del todo.

¿La clase alta es machista?
El machismo ya no es tan patriarcal pero está sublimado. El solo hecho de darle más permiso al hijo hombre que a la mujer sugiere una forma de control menos frontal pero machista.

¿Y cómo se maneja el control en las playas de Asia, donde todo aparece muy descontrolado?
Es que las juergas en las playas de Asia uno las ve como el bacanal total, pero existe autocontrol. Lo que yo veo ahí son rituales de iniciación de la vida adulta: de una niñez muy cuidada con las nanas a un espacio de adolescencia y juventud temprana, pero cuidado de alguna manera

¿De qué manera?
Porque están cerca. Hay buses que recogen a los chicos y los regresan de madrugada. No es que se vayan a una discoteca de Los Olivos. Hay mecanismos (celulares, amigos, guachimanes) para que todo esté manejado.

Hay buen control pero mala comunicación…
Hay más medios, pero los padres tienen menos tiempo, no están tan presentes. Por otro lado, los padres son tan exitosos en la clase alta que a los hijos les resulta difícil llegar a ellos. Piensa en el hijo de un magnate: no es tan fácil llegar a ese papá.

¿Y esa dificultad es una cosa privativa de las clases altas?
En general, por algunos estudios que he hecho, la comunicación entre padres e hijos es dificilísima en todas las clases. Eso me sorprende tremendamente. Se habla muy poco de la experiencia sensual, emocional, afectiva.

En el libro hablas de la cultura “fitness”. ¿Cómo es la relación de la clase alta con el cuerpo?
Las clases alta y media alta tienen una idea del cuerpo asociada a lo controlado, lo acotado, lo que no se mezcla, lo que no se contamina. La idea de la exclusividad está ahí. La clase alta no busca el cuerpo voluptuoso de la vedette ni el del fisicoculturista, porque esos son cuerpos desbordados, agresivos, que se salen de sí mismos.

Sin embargo, hay tipos de contaminación: el consumo de drogas sintéticas en los “raves”
Sí, pero eso ocurre entre pares. Igual que en los gimnasios, donde la gente suda pero se ve como semejante, a pesar de que la limpieza personal es importante para la clase alta. Por eso en ciertos gimnasios el aire acondicionado siempre está fuerte: para disimular la contaminación física.

¿La limpieza los obsesiona?
Cuando les preguntas a los niños que limpian carros cómo ven a los niños que están dentro de los autos, ellos te dicen “con el pelo limpio”. La limpieza está ligada a la belleza y en ese sentido la clase alta hace permanentes lecturas: “ese está cochino”, “ese apesta”.

¿Los llamados nuevos ricos son parte de la clase alta?
La clase alta es un mosaico en el que hay cierto espacio para los nuevos ricos, que hacen “consumo conspicuo”; es decir, consumen para mostrar lo que tienen. Una clase alta ilustrada disfruta la calidad pero no de modo churrigueresco. En muchos de los nuevos ricos hay, en cambio, una estética “narco”: cadenas, alfombras persas de colores, parlantes enormes. Es una estética huachafa que genera sus propios ricos.

Pero ellos no aparecen necesariamente en las páginas sociales, que es donde se narra la performance de la clase alta
Las fiestas son espacios para reconocerse entre iguales. Ahí la gente va para ver quién es quién y quién está con quién, pero también para entablar vínculos. Parte de lo conservador de la clase alta limeña tiene que ver con privilegiar el gueto, el enclave cultural. Van a las fiestas para ver que “somos los que somos”. Si llega alguien nuevo al círculo, inmediatamente se hacen preguntas respecto de su procedencia.

Esa preocupación no la notas en otros grupos
No. En otras clases la novedad es agradable. Lo conservador de la clase alta radica en su idea de grupo social cerrado. No se admite al otro, al diferente, al medio pobre, al feo, al que no tiene apellido.

¿Hay más racismo ahora?
Hay un tema racial conservador, pero también están cambiando los criterios de admisión al grupo. Piensa en Gastón Acurio, que es una persona racialmente mestiza pero que es aceptada. Diría que se ha ampliado el margen de lo aceptable dentro del grupo de la clase alta. No es solo cuestión de piel ni de rasgos, sino de dinero y de otros ingredientes.

Parecería que no hay tanta aspiración por ser de la clase alta como antes.
Es cierto. A diferencia de lo que pasaba en la época de los noventa, ahora la clase alta se ha vuelto más visible también en el sensacionalismo. La clase alta ya no está tan idealizada. Fíjate en la serie de televisión “Al fondo hay sitio”: ahí los ricos también experimentan la soledad, la infidelidad, el escándalo, la pena.

¿Cuál sería el nuevo ideal de los sectores populares entonces?
Creo que está naciendo algún tipo de orgullo de la gente por ser lo que es.

¿Cuándo se hacen negativas las brechas entre clases sociales?
El problema no es que haya clases asociadas a cierta cultura. El problema de clases aparece cuando se vive sin dignidad y sin respeto por el otro. Y lamentablemente no tenemos una clase ilustrada que esté buscando que la gente se respete.

¿Qué solución más o menos posible le encuentras a eso?
Tengo la esperanza de que los discursos de responsabilidad social empresarial de alguna manera empiecen a generar cierta conciencia ante la pobreza. Esos discursos felizmente ya no son filantropía ni religión. Ahí hay una puerta que se abre para otro tipo de vínculos: ahí la gente escucha al otro, identifica las necesidades de la comunidad y se da un trato digno.
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EL COMERCIO 01 de Agosto de 2008

Las preguntas de Maricucha

Mal de muchos. Hice conciencia de algo muy importante para quien quiere entrar en el mundo de Maricucha: cuando te pregunten quién eres, preocúpate, significa que no calificas
Por Rafo León

Nos presentaron en el aeropuerto de Puerto Maldonado. Íbamos a compartir un viaje de una semana por ciertos refugios selváticos del río Tambopata, yo haciendo lo mío y ella, lo suyo. Nos dimos el besito de rigor, lo que me permitió reparar en que en sus cejas algo raro pasaba. Los pelitos, perfectos, no se movían. Varias horas más tarde habría de descubrir que esas cejas de revista, eran tatuadas:

ahí me di cuenta de que la vida es de lo más rara. Luego del 'chuick', me quedó mirando con sus enormes ojos, azules como dos lagos sandovales, y me preguntó nasalmente: "¿Y tú quién eres?". Como soy sensible al tema de la identidad, me limité a lo más burocrático y expeditivo: "Me llamo Rafo León". Arqueó un tanto las tatuadas y en su aún bello rostro se dibujó un breve matiz de incomodidad: "No te he preguntado cómo te llamas sino quién eres". Me quedé frío a contramano de los 38º de temperatura a la sombra. Como no le respondí (no hubiera sabido qué), se olvidó de mí y partió rumbo a la coaster que nos habría de llevar al puerto donde nos embarcaríamos hacia nuestro primer destino.

En la lancha nos tocó sentarnos juntos. Como era la hora del almuerzo, la empresa de turismo que nos llevaba nos puso un juane enorme en las faldas. Maricucha, con sus cejas tatuadas, sus ojos como cuerpos de agua y sus 65 magníficamente llevados, era un portento comiendo arroz frío envuelto en hoja de bijao, entreverado con gallina, huevo duro y aceituna, con tenedor de plástico.

Mientras deglutía su juane, pareció recuperar la memoria: "Ah, ya sé, tú trabajas en la televisión". Buche adentro con el juane. "¿Y tú cómo te llamas?". Bajó las tatuadas: "Maricucha Álvarez de Barreda" (nombre simulado por mí, ciertamente). Atando cabos recordé que no hacía mucho, al edificio en el que vivo se había mudado un anciano arquitecto del mismo apellido, un hombre absolutamente respetable, que ha tenido un peso decisivo en la modernización de la arquitectura peruana. Se lo digo a Maricucha: "Tu tío Alfonso se acaba de mudar al edificio donde yo estoy, a mi mismo piso". Las tatuadas saltaron de alerta: "¿Mi tío Alfonso? ¿Y dónde vives tú?". Explicarle a Maricucha que en el viejo Miraflores, entre Juan Fanning y José Gonzales hay un asentamiento humano en cuya calle Buenos Aires está mi choza, fue como una clase de antropología estructural dictada a un esquimal.

Al final pareció entender y se quedó muda.
Seguía el viaje en la lancha, pasábamos por los bosques devastados por la agricultura, el cielo estaba azulísimo y de cuando en cuando surcaba una garza gris ese aire tan denso de humedad que parece imposible de ser respirado. Yo estaba haciendo unas notas en mi libreta cuando se me ocurrió mirar a Maricucha. Se había puesto los lentes de sol y una especie de convulsión le agitaba el pecho.

Maricucha, era obvio, estaba llorando. Antes de pedir el botiquín de primeros auxilios, se me ocurrió preguntarle qué le pasaba. "Nada... una vida entera dedicada a la arquitectura, un prestigio enorme, tanto esfuerzo... ¡para terminar viviendo entre Juan Gonzales y José Fanning... ¡buuuuu!". No tuve cabeza para corregirle los nombres de las calles, pero sí para indignarme un poquito. "Perdón, Maricucha, mi calle no tiene nada de malo, al contrario". Se levantó los lentes y mediante las tatuadas en forma de papa frita me hizo sentir que había metido la pata al denigrarme. ¿Pero, quieren saber cómo la arregló? Así: "Ay, es que tú recién estás comenzando, en cambio mi tío Alfonso... ¡buuuuu!".

Yo, el que recién comenzaba, ya había cumplido cincuenta años de edad, pero no se lo iba a decir a Maricucha para no aumentar su dolor. Lo que sí, durante el resto de la travesía en lancha hice conciencia de algo muy importante para quien quiere entrar en el mundo de Maricucha: cuando te pregunten quién eres, preocúpate, significa que no calificas. O algo más grave aún, que si el tío Alfonso es tu vecino, eso indica que el fin del mundo está próximo, y todo por culpa tuya, por existir sin haberle pedido permiso a Maricucha. Limeños son, tienes que saber responder a sus preguntas.

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