INDIGENAS PERUANOS, ATRAIDOS Y AMENAZADOS POR LA MODERNIDAD

EL COMERCIO SETIEMBRE 5, 2009

Indígenas peruanos, atraídos y amenazados por la modernidad

10:21 | En la Amazonía peruana viven casi 400.000 personas de más de 40 etnias distintas. Si no fuera por la escuela, su vida sería pre-moderna

Perú (EFE). Algo menos de 400.000 peruanos de 42 etnias diferentes viven a orillas de los ríos que surcan la Amazonía y subsisten a base de plátano y yuca, mientras el mundo moderno atrae y asusta a un tiempo a estos hijos de la selva.

Los nativos amazónicos peruanos cobraron notoriedad mundial el pasado junio, cuando protagonizaron unos violentos disturbios que se saldaron con 34 muertos (24 de ellos policías) en la región norteña de Bagua en unas protestas contra una serie de leyes de alto impacto ambiental.

La selva y el río dan a estos indígenas todo lo que tienen: la madera y las hojas de palmera con la que construyen sus casas, los frutos que los alimentan o los embriagan, y el agua con la que se limpian.

El Alto Paranapura es el hogar del pueblo shawi o chayahuita, como los llamaron los misioneros españoles. De aquí procede Alberto Pizango, el líder amazónico hoy asilado en Nicaragua por haber instado a la rebelión de sus hermanos en los sucesos de junio.

Los chayahuitas, al igual que casi todas las etnias amazónicas, forman poblados más o menos dispersos donde llama la atención la cantidad de niños que corretean junto a gallinas y perros entre las chacras (granjas).

LO NORMAL ES TENER SEIS HIJOS Y SE ENGAÑA AL HAMBRE
“Aquí lo normal es tener seis hijos” -dice el apu (jefe indio) de Panán, Robinson Pinedo, quien reconoce que las políticas de planificación familiar no gozan de mucho éxito por estos lares.

Es comprensible, porque la mayoría de las madres traen su primer hijo al mundo a la edad de 13 ó 14 años, como dice Henry Fuentes, director en el vecino Varadero de un internado donde “rescata” a las pocas adolescentes que han conseguido escapar a su destino de madre numerosa.

No es que abunde la comida para alimentar a tantas bocas, pues el plátano y la yuca son la dieta habitual de niños y mayores, que en la mayor parte de los casos ingieren dos comidas al día, siendo excepcionales los días en que aparece un pescado o algo de carne en el plato.

“Los niños engañan el hambre con el masatito”, dice Rafael Púa, director de la escuela del vecino Fray Martín: el masato es el licor que se obtiene tras masticar y luego escupir la yuca, siendo la saliva el elemento fermentador.

Es habitual ver a los niños con grandes tazones de masato a cualquier hora del día, mientras que los mayores no comienzan ninguna reunión si no es ingiriendo el mismo brebaje, y es maleducado el visitante que rechaza un buen tazón.

LA ESCUELA LOS SALVA DE LA PRE-MODERNIDAD
Si no fuera por la escuela, la vida de estos poblados sería pre-moderna, pero el Estado peruano, por lo demás ausente, ha introducido la enseñanza y ha conseguido al menos encuadrar a los niños.

Por supuesto, son escuelas superpobladas, con pocos profesores, deficientes instalaciones y escaso material, pero al fin y al cabo escuelas donde los niños aprenden los rudimentos de la lectura y las matemáticas y pueden sentirse parte de un país.

La escuela sirve además como acicante alimenticio, pues el Programa Nacional de Alimentos entrega a cada colegio sacas de arroz, aceite y leche que se cocinan en una olla común y sirven para dar a los niños, a la hora del recreo, una comida caliente, para muchos la primera del día.

Dos madres se encargan cada día de cocinar el puchero común, pues los chayahuitas conservan un alto sentido comunitario: por ejemplo, poseen vacas, pero casi nunca las comen, sino que las crían para venderlas en las ciudades en caso de necesidad, cuando alguien enferma y se deben sufragar sus gastos de hospital.

SALUD: OTRA TAREA PENDIENTE
Porque la salud es otra de las asignaturas pendientes del Estado: los poblados chayahuitas cuentan con un botiquín o una posta médica con enfermeros, casi nunca médicos, para tratar las enfermedades clásicas de la selva: diarreas y vómitos en la estación seca, catarros y tos en la estación de lluvias.

Pero solo los niños frecuentan la posta médica, como reconoce la enfermera de Panán Mary Sevillano: los mayores prefieren al chamán o brujo, que suministra hierbas, cortezas y raíces, y según dicen es capaz de curar una mordedura de víbora con solo su cántico.

El chamán posee además el secreto de la ayahuasca, la liana alucinógena que, tras ser hervida, debe ser tomada en ayunas por todo aquel que quiera reconciliarse con sus fantasmas en un viaje a la otra dimensión.

Los chayahuitas quieren más escuelas, quieren bibliotecas, piden “una sala de computación” cuando no tienen ni electricidad, tal vez sin darse cuenta de que el día en que todo esto llegue a sus poblados habrá terminado toda una forma de vida.
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EL COMERCIO AGOSTO 13, 2009

Demuestran la presencia de madereros ilegales en reserva de indígenas

10:09 | Survival Internacional señaló que hay campamentos en la reserva de la comunidad Murunahua, poniendo en peligro supervivencia de integrantes

Londres (EFE).- Survival Internacional demostró hoy con una fotografía aérea que los madereros ilegales se han instalado en la reserva de la comunidad Murunahua, en el Amazonas, y ponen en serio peligro la supervivencia de sus integrantes.

La fotografía, difundida por la ONG a través de su página www.survival-international.org, muestra un campamento en medio de la selva, que Survival asegura que ha sido instalado por los madereros dentro de la reserva creada en 1997 para proteger a estos indígenas.

La situación de los Murunahua es denunciada desde hace meses por Survival, que afirmó en un comunicado que el acoso al que son sometidos ha sido reconocido por el propio Gobierno brasileño, que denunció que muchos integrantes de esta comunidad han sido expulsados de su territorio en Perú y desplazados a Brasil.

La ONG acusó al Gobierno de “ignorar la presencia de los madereros en la zona” y recordó que recientemente las autoridades peruanas dijeron que “no hay evidencias” de que los indígenas huyan de sus tierras y crucen la frontera con Brasil.

Hay cuatro campamentos activos en la zona, aseguró Survival, que subrayó que “la tala ilegal en zonas protegidas en una amenaza muy seria para los indígenas que viven en la región”.

Chris Fagan, un conservacionista de la organización estadounidense Round River Conservation Studies que tomó las fotos de los asentamientos, recordó que estas comunidades “son extremadamente vulnerables a las enfermedades que llegan de fuera”.

Survival señaló que el contacto entre unos y otros ha causado la muerte de un 50 por ciento de los miembros de los Murunahua.

Un superviviente citado por la ONG declaró: “Nos fuimos del bosque cuando los leñadores entraron en contacto con nosotros. Fue cuando la enfermedad se desató. Mató a la mitad de nosotros”.

Stephen Corry, director de Survival, declaró que las fotos “muestran que los madereros están dentro de la reserva Murunahua” y pidió al Gobierno del Perú que “actúe inmediatamente, detenga la tala ilegal y permita a los indios aislados vivir sus vidas”.

Corry recordó que la situación de estas comunidades amazónicas fue una de las razones de los violentos disturbios que se vivieron en Perú en los últimos meses entre indígenas y fuerzas del orden.

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