EE.UU. PROHIBE ETIQUETAR CIGARRILLOS COMO "LIGHT"

EL COMERCIO JUNIO 12, 2009

EE.UU. prohibe etiquetar cigarrillos como ‘light’

19:49 | Los fabricantes tampoco podrán agregarles sabores extras y tendrán que destinar la mitad del empaque para advertir de los daños que produce fumar a la salud

Washington (dpa). El Senado en Washington decidió hoy por amplia mayoría que en el futuro, los fabricantes de cigarrillos en Estados Unidos no podrán etiquetar más sus productos como “light” (livianos) o “ultra-light” (ultralivianos).

Además se prohibirán los cigarrillos con aditivos de sabor especialmente dulces o frutales, que están principalmente dirigidos a fumadores jóvenes.

La Cámara de Representantes había aprobado un proyecto similar en abril pero tendrá que votar sobre la versión del Senado antes de que ésta pueda ser remitida al presidente estadounidense, Barack Obama, para su firma.

El lobby de antifumadores saludó la decisión y explicó que los cigarrillos “light”, con menor contenido de alquitrán, no dañan menos la salud que los cigarrillos normales.

La medida, aprobada por 79 votos a favor y 17 en contra en el Senado, incluye la disposición de agrandar las etiquetas de advertencia de daños a la salud que integran los paquetes de cigarillos, llegando a ocupar la mitad de su espacio.

“Esta legislación representa la acción más fuerte que el Congreso haya tomado para reducir el uso de tabaco”, dijo Matthew Myers, presidente de la Campaña para Niños Libres de Tabaco.
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EL COMERCIO ENERO 1, 2009

El daño ocasionado por el cigarro no se acaba cuando lo apagan

Especialistas estadounidenses en salud infantil aseguran que el humo emitido se impregna en la ropa y cabello, por lo que, al entrar en contacto con los niños o personas que no fuman, puede ocasionar el mismo daño que cuando está encendido.

Andina. Un estudio revela que el humo del tabaco sigue siendo perjudicial después de apagar el cigarro. Explican que las toxinas del humo se impregnan en ropa y pelo, por lo que si entran en contacto con no fumadores a los que se quiere proteger del humo, como un niño, éste puede verse perjudicado igualmente.

Los sostienen investigadores del Mass General Hospital for Children (MGHFC), quienes dicen que ése es un fenómeno que definen como humo de tercera mano.

“Cuando usted fuma las partículas tóxicas del humo del tabaco entran en el pelo y en la ropa” explica uno de los científicos, Jonatán Winickoff, subdirector del Centro de MGHFC para la Política de Salud Infantil y Adolescente.

De este modo, explica, en declaraciones recogidas por otr/press, posteriormente cuando el fumador “entra en el contacto con un bebé o un niño, incluso si no está fumando en ese momento, el menor entrará en contato con las toxinas”.

Además, en el caso de las mujeres, si una fumadora da de mamar al pequeño, las toxinas pasarán al bebé a través de la leche. Por este motivo, Winickoff recomienda “criar con biberón” al niño si se fuma.

Y es que los niños pequeños son muy susceptibles a la exposición de humo de tercera mano, porque ellos pueden inhalar las toxinas de muchas maneras, pues además de estar en todo momento en contacto con sus padres, también son susceptibles de tocar o chupar objetos cuyas superficies contaminadas.

En concreto, el humo de tercera mano puede permanecer ‘en el aire’ hasta mucho después de fumar y estas toxinas han sido asociadas con déficit cognoscitivos entre niños.

Además, el estudio subraya la posibilidad de que incluso niveles sumamente bajos pueden ser neurótoxicos.

Por ello, según los investigadores, esta teoría debería justificar el restringir fumar de manera tajante en áreas de interior habitadas por niños.

“Los peligros de humo de tercera mano son muy dañinos” dice Winickoff, por lo que, señala, el “objetivo es averiguar si, cuando la gente es consciente de estos efectos dañinos sería capaz de fumar dentro su de casa”.

Los no fumadores y el 84,1 por ciento de los fumadores convinieron que el humo de tercera mano daña la salud de los niños. Los expertos preguntaron también quiénes tenían reglas estrictas que prohiben el humo dentro de casa, una norma que se cumplía más entre los no fumadores el 88,4 por ciento contra el 26,7 por ciento de los fumadores pero ambos reconocieron de igual manera que el humo ambiental era dañino para la salud de los niños por lo que serían capaces de tener restricciones en contra de fumar en sus casas.

Así, el estudio de Winickoff muestra que la conciencia creciente de como el humo tercera mano daña la salud de niños puede animar a imponer reglas para no fumar en las viviendas.

También sería importante, explican los científicos, incorporar el conocimiento sobre la contaminación de humo tercera mano en campañas de control de tabaco corrientes, programas, y la práctica rutinaria clínica.
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Neomundo para Periodismo.com Sábado, 11 octubre 2008

Aún el fumar ocasionalmente daña la salud de las arterias

Fumar en forma recreativa un cigarrillo "de vez en cuándo" no es algo inocuo. Una investigación comprobó que fumar poco alcanza para dañar el flujo normal de sangre en las arterias.

Aunque sea haga de manera ocasional y recreativa, el hábito de "fumarse un pucho de cuando en cuando", también puede afectar el correcto funcionamiento de las arterias en el largo plazo.

Esa es la conclusión a la que llegó un estudio de la Universidad de Georgia en el que los profesionales usaron ecografías para medir cómo las arterias de jóvenes adultos sanos variaban sus flujos sanguíneos en forma directa en fumadores ocasionales y en no fumadores, aún en el largo plazo.

"La mayoría de las personas sabe que fumar uno o dos cigarrillos durante el fin de semana no es algo bueno para sus arterias", afirmó una de las responsables del estudio Kevin McCully, profesora de la Universidad de Georgia. "Pero de lo que no se es -en general- muy conciente es de que la disminución de la función arterial persiste durante varios días posteriores a ese cigarrillo "ocasional".

VIEJOS Y NUEVOS ESTUDIOS
Trabajos anteriores ya han demostrado hasta el cansancio que hay una afectación en la salud arterial de las personas que fuman regularmente, dijo McCully. Pero lo que es novedad es lo siguiente: los fumadores ocasionales (que fuman menos de un paquete a la semana) y que ni siquiera habían fumado durante por lo menos 48 horas antes de este estudio también mostraban sus arterias afectadas y con menor capacidad de respuesta a los cambios en el flujo sanguíneo.

El trabajo se publica en la edición online médica "Ultrasonido en Medicina y Biología". Y allí se especifica que los fumadores ocasionales tuvieron un 36 por ciento menos "de adaptabilidad arterial" a los cambios en el flujo de sangre que quienes no fumaban.

McCully aclaró que cuanto más saludable es una arteria, más adaptabilidad presenta a los cambios en el flujo sanguíneo.
Una reducción en dicha respuesta, por lo tanto, es una alerta temprana de posible daño arterial algo que, a menudo, prefigura una enfermedad cardiovascular.
Los investigadores trabajaron sobre 18 estudiantes universitarios de los cuales la mitad eran no fumadores. La otra mitad fumaron menos de un paquete cada 7 días y no habían fumado en las 48 horas previas a la prueba.

CONCLUSIONES
"Queríamos determinar si los fumadores ocasionales pueden afectar negativamente el flujo sanguíneo mediado por la dilatación y encontramos que, en efecto, fumar cigarrillos, aunque sea en forma ocasional, parece aumentar el riesgo de que los las personas joven y saludables puedan desarrollar una enfermedad cardiovascular", concluyó Lee Stoner, responsable del trabajo.

Es cierto que el estudio se hizo sobre un grupo reducido de gente, y en el artículo se afirma que es necesario una más completa investigación sobre el tema.
Sin embargo, lo concreto, es que "la gente no debe asumir que el hábito de fumar de vez en cuando les permitirá evitar los efectos nocivos del tabaco".
Periodismo.com
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PERUANO 12 de agosto de 2008

RIGOR. PUBLICIDAD, PROMOCIÓN Y COMERCIALIZACIÓN DEBEN DIRIGIRSE A MAYORES DE EDAD
Atienda las restricciones del reglamento antitabaco

Reglas se dirigen a los productores, distribuidores e importadores de tabaco
Fumar debe ser opción para adultos informados de sus riesgos en la salud

El nuevo reglamento de la Ley General para la prevención y control de los riesgos del consumo del tabaco, aprobado mediante el DS Nº 015-2008-SA, busca proteger la salud de la persona, la familia y la comunidad contra las consecuencias sanitarias, sociales, ambientales y económicas del consumo de tabaco y de la exposición al humo del tabaco.

En forma especial, además, pretende regular la comercialización de estos productos, asegurando que su publicidad, promoción y comercialización estén dirigidas sólo a personas mayores de edad, precisa el especialista Aldo Zela Villegas.

Según la norma, como medida general, se prohíbe fumar en áreas abiertas y cerradas de los establecimientos públicos y privados dedicados a la salud y educación, en las dependencias públicas, así como en los medios de transporte público.

Deberá igualmente colocarse carteles de “prohibido fumar” en todas las entradas, en cada espacio interior y en lugares visibles de acuerdo con la dimensión del área del establecimiento, de forma que sean perceptibles al consumidor final. Existe también la obligación de instalar los avisos en los vehículos de transporte público.

En relación con el etiquetado de envases y publicidad, se prohíbe de manera tajante cualquier forma de mensaje que sugiere que ocasiona menos toxicidad y/o menos daño a la salud o se asocien al éxito y la popularidad con el consumo de tabaco y/o implique cualquier tipo de beneficio para la salud. Además, los paquetes de cigarrillo y, en general, los empaques de productos de tabaco deberán llevar en el 50 por ciento de una de las caras principales las advertencias sanitarias sobre los riesgos de fumar.

En las restricciones de venta, se prohíbe dentro de los establecimientos públicos o privados dedicados a la salud y la educación y en las dependencias públicas. También prohíben su venta a menores de edad, sea para consumo propio o de terceros. En este sentido, las máquinas expendedoras de productos de tabaco sólo estarán permitidas en lugares donde no tengan acceso los menores de 18 años, explicó Zela Villegas.

La Ley Nº 28705, de la prevención y control de los riesgos del consumo del tabaco, está destinada a establecer un marco normativo sobre las medidas que permitan proteger a la sociedad contra las consecuencias negativas del consumo de tabaco.

Exigencias en publicidad
El reglamento de la Ley General para la prevención y control de los riesgos del consumo de tabaco prohíbe en la de publicidad el uso de los términos ligero, ultraligero, suave, supersuave, light, ultralight; sinónimos y símbolos que puedan sugerir que el contenido del producto es comparativamente menor que otro, menos tóxico o menos adictivo.

En todo producto comercializado, además, deberá consignarse en el área destinada a la advertencia sanitaria, el siguiente mensaje: “El humo del tabaco contiene más de 4,000 sustancias tóxicas, de las cuales 50 producen cáncer, entre las cuales figuran arsénico, fósforo, cianuro y amoniaco”.

La norma, asimismo, dispone que los anuncios publicitarios tengan una advertencia sanitaria legible y visible en un área de 15 por ciento del espacio publicitario. Se prohíbe también toda forma publicitaria de los productos en establecimientos públicos o privados dedicados a la salud y a la educación y en las dependencias públicas, así como en medios de comunicación televisivos y radiales abiertos u otro medio similar, incluyéndose también las páginas web.

Fumadores y sanciones
En relación con la habilitación de áreas de fumadores en establecimientos, éstas no podrán exceder el 20 por ciento de la superficie asignada para atención al público y deberán estar separadas físicamente del resto del establecimiento y contar con mecanismos adecuados de ventilación y extracción de humo que impidan la contaminación del área de no fumadores y de las viviendas aledañas.

Las comisiones de represión de la competencia desleal y de protección al consumidor del Indecopi, así como las municipalidades correspondientes, cuentan con potestad sancionadora, a fin de hacer cumplir la norma en comentario.
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EL TROME JULIO 22, 2008

Prohíben fumar en colegios y hospitales
Por María Goreti
Revelan que cada año mueren más de 10 mil peruanos víctimas del tábaco.

Desde ayer quedó prohibido fumar en todos los ambientes de los centros educativos y hospitales del país, incluyendo patios y jardines, de acuerdo al reglamento de la Ley Antitabáquica 28705.

"Cada año mueren más de 10 mil peruanos víctimas de tabaco y los escolares fuman antes de los 13 años. Por eso, ni en colegios ni hospitales habrá área para fumadores", explicó el doctor Carlos Farías, presidente de la Comisión Multisectorial para el Control del Tabaco (Comulat), tras saludar la promulgación del citado reglamento.

Agregó que dicho documento es muy claro al prohibir fumar en las áreas abiertas y cerradas de los establecimientos públicos y privados dedicados a la salud y a la educación, dependencias públicas, así como en los medios de transporte masivo.

El médico manifestó que en todos los centros de salud se harán encuestas para ver si alguna persona fuma, de tal manera que pueda pasar a consejería y recibir tratamiento.

Ambientes
Según la norma, el lugar designado para fumadores no será mayor al 20% del área asignada a la atención al público. En este lugar no estará permitido el ingreso de menores de edad y deberá estar físicamente separado de área de no fumadores.

"Puede estar dentro del ambiente, pero ahí debe haber una separación física y eso significa cuatro paredes y un techo. Además, debe contar con extractores especiales de humo de tabaco", expresó el presidente de la Comulat.

Los paquetes de cigarrillos, además, tendrán que tener advertencias sobre los riesgos de fumar en una de sus caras. Estos mensajes también estarán incluidos en la publicidad que pueda tener la industria.

Multas
Asimismo, la norma deja a las municipalidades la potestad para sancionar a quienes infrinjan la ley y les otorga un plazo de 180 días para su implemención. Según la Comulat, las sanciones pueden ser de 1 a 10 UIT (34 mil soles), según el establecimiento.
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LA REPUBLICA JULIO 22, 2008

No se fumará en sitios públicos
Según reglamento de la ley antitabaco. No se podrá fumar en colegios ni hospitales, incluyendo patios y jardines. Locales deberán contar con espacios aislados.

VENENO. Cada año mueren 10 mil peruanos por aspirar humo de tabaco.

Una buena noticia para los no fumadores: desde ahora podrán visitar un establecimiento público sin la preocupación de respirar humo de tabaco. Y es que entró en vigencia el reglamento de la Ley Antitabáquica (Nº 28705), por lo que quedó prohibido fumar en ambientes de centros educativos y hospitales, incluyendo patios y jardines.

En su artículo 5, el reglamento de la Ley General para la Prevención y Control de los Riesgos del Consumo del Tabaco prohibe "fumar en las áreas abiertas y cerradas de los establecimientos públicos y privados dedicados a la salud y a la educación, en las dependencias públicas, así como en transporte público".

Según Carlos Farías, presidente de la Comisión Nacional Permanente de Lucha Antitabáquica (Colat) y de la Comisión Multisectorial para el Control del Tabaco (Comulat), se busca reducir el consumo del tabaco entre los escolares, que hoy lo hacen antes de los 13 años.

DE LOS LOCALES

Según la norma, el lugar destinado para los fumadores no será mayor al 20% del área asignada a la atención al público. Este lugar diseñado exclusivamente para fumadores, en el que no está permitido el ingreso de menores de edad, deberá estar separado del área de no fumadores.

El lugar puede estar dentro del área del local, pero con una separación física. Contará con extractores especiales de humo de tabaco.

El facultativo argumenta que con las exigencias estipuladas en el reglamento, la mayoría de locales públicos, como restaurantes, bares, hoteles, centros deportivos y de entretenimiento, etc., optarán por no tener lugares para fumadores.

En el reglamento se destaca también las advertencias que se imprimirán en una de las caras de los paquetes de cigarrillos. Los mensajes estarán incluidos en la publicidad que pueda tener la industria.

SOBRE LAS SANCIONES

La norma deja a los concejos la potestad para establecer sanciones a quienes infrinjan la ley y su reglamento. En ese sentido, otorga un plazo de 180 días para que puedan implementar, mediante ordenanzas, las sanciones respectivas.

Como se recuerda, en el anteproyecto, Colat propuso sanciones de 1 a 10 UIT. En otros países se castiga hasta con cinco mil dólares a quienes infrinjan la norma.

Los municipios tienen también la misión de no permitir la venta ambulatoria de cigarrillos.

CLAVES

Muertos. Según Colat, cada año mueren más de 10 mil peruanos por consumir tabaco.

Vigilarán. Los municipios, Indecopi, Sunat y las organizaciones civiles (Colat) participarán en el cumplimiento de la ley. La última, denunciando a los alcaldes que no cumplan su rol.
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PERU 21 JULIO 22, 2008

"El reglamento de la ley antitabaco es bueno pero debe ser mejorado"

Especialista del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas señaló que la norma debe precisar las sanciones para quienes la incumplan y también fijar los plazos para eliminar la publicidad de cigarrillos.

El reglamento de la ley antitabaco es positivo pero debe ser mejorado, consideró el especialista del INEN, Jorge Rubiños.
El especialista del Departamento de Prevención del Instituto de Enfermedades Neoplásicas (INEN), Jorge Rubiños, consideró positiva la publicación del nuevo reglamento de la Ley General para la Prevención y Control de los Riesgos del Consumo del Tabaco (Nº 28705), aunque afirmó que la norma aún debe ser mejorada.

Manifestó que la iniciativa debe precisar las sanciones para quienes incumplan con la misma, los plazos para eliminar completamente la publicidad de cigarrillos, así como campañas frecuentes de prevención sobre los peligros del tabaquismo en los colegios.

Según el reglamento de la ley antitabaco, está prohibido fumar en todos los centros educativos (incluyendo las universidades) y hospitales del país. Además se establece la obligatoriedad de advertencias sobre los problemas provocados por el consumo de tabaco. Estos avisos deben ser impresos en una de las caras de los paquetes de cigarrillos.

“(La publicación del reglamento) es un primer paso, le damos la bienvenida, pero frente al asesino más grande de la humanidad no se puede tener medias tintas. (…) Toda ley que no tiene un reglamento preciso se diluye y no se cumple. Debe ser muy preciso en el tema de sanciones”, comentó a Peru21.pe.

La norma deja a las municipalidades la potestad de establecer los castigos contra las personas que infrinjan la ley y su reglamento en el ámbito de su jurisdicción. En ese sentido, otorga un plazo de 180 días para que puedan implementar, mediante sus ordenanzas, las sanciones.

En el anteproyecto, la Comisión Nacional Permanente de Lucha Antitabaco (Colat) había propuesto multas de 1 a 10 UIT (entre 3.500 a 35 mil soles), de acuerdo al establecimiento en el que se cometa la falta.

En opinión de Rubiños, hay que ser más drásticos contra la publicidad de cigarrillos y establecer una fecha límite a partir de la cual esté completamente prohibida. Además, solicitó que en las cajetillas de cigarros se advierta que el tabaco contiene cuatro venenos, cuatro mil sustancias tóxicas y 62 cancerígenas.

Asimismo, pidió que se establezca la obligatoriedad de charlas en todos los centros educativos sobre este tema para que con el transcurso de los años los alumnos puedan profundizar en los problemas propios del tabaquismo, y así evitar que más jóvenes sean víctimas de este problema.
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PERUANO 21 de Julio de 2008

DISPOSICIÓN. NO SE PUEDE FUMAR EN NINGÚN ESPACIO DE COLEGIOS Y HOSPITALES, DE ACUERDO CON REGLAMENTO DE LEY Nº 28705
Prohibición total
Municipios tendrán que emitir ordenanzas que sancionen a infractores
Norma alcanza a dependencias públicas y medios de transporte

Atención médicos, profesores, administrativos y padres de familia. Ya está en vigencia el reglamento de la ley antitabáquica (Nº 28705), por lo que quedó prohibido fumar en todos los centros educativos (incluyendo las universidades) y hospitales del país.

Ni patios ni jardines servirán para que quienes no fuman respiren el humo de tabaco que tantas muertes ocasiona en nuestro país y el mundo. De acuerdo con la Comisión Nacional Permanente de Lucha Antitabáquica (Colat), cada año mueren más de 10 mil peruanos víctimas del tabaco.

“Ni en colegios ni en hospitales habrá área para fumadores. Nadie, absolutamente nadie, podrá fumar dentro de centros educativos ni establecimientos de salud, por ley”, explica el presidente de la Colat y de la Comisión Multisectorial para el Control del Tabaco (Comulat), Carlos Farías, tras saludar la promulgación del citado reglamento.
“Primero quiero felicitar al Presidente de la República y al ministro de Salud por decidir apoyar este reglamento, que mayoritariamente había sido propuesto.”

Características
En su artículo 5, el Reglamento de la Ley General para la Prevención y Control de los Riesgos del Consumo del Tabaco es muy claro al prohibir “fumar en las áreas abiertas y cerradas de los establecimientos públicos y privados dedicados a la salud y a la educación, en las dependencias públicas, así como en los medios de transporte público”.

Ante el creciente número de fumadores, cada vez más menores de edad, la norma compromete aún más al Ministerio de Educación para establecer programas especiales junto con los municipios y la comunidad en general.

“Se quiere reducir el consumo creciente de tabaco que cada vez atrae a más escolares. Hoy se inician antes de los 13 años. El 6% de la población menor de 13 años ya se inicia en el tabaco”, precisa Farías.
El galeno destaca la necesidad de que el Ministerio de Salud cuente también con programas de prevención y promoción para evitar el consumo del tabaco. Además, debe establecer el tratamiento para el abandono.

“El ex ministro Carlos Vallejos dejó establecido el Plan Nacional para el Abandono y es seguro que será implementado por el ministro Hernán Garrido-Lecca.”
En todos los establecimientos de salud se abordará, mediante encuestas, si la persona es fumador en algún grado; de tal manera que podrá pasar a consejería y recibir tratamiento. En los principales establecimientos de salud tendrá que acondicionarse un centro para el tratamiento de los fumadores, detalla.
“El paciente deberá tener en su ficha de ingreso la evaluación si es fumador para pasar al tratamiento del abandono.”

Farías recalca que “ya no se permitirá en Salud que un paciente que tiene infarto cardíaco y es fumador sea tratado solo por el infarto y no por su adicción al tabaco. O que un enfermo con cáncer, que es fumador, nunca enfrente su adicción, lo que representa una terapia especial”.

Ambientes
El lugar designado para fumadores, según la norma, no será mayor al 20% del área asignada a la atención al público. Este lugar diseñado exclusivamente para fumadores, en el que no está permitido el ingreso de menores de edad, deberá estar físicamente separado del área de no fumadores.

“Puede estar dentro del área del local, pero ahí debe haber una separación física y eso significa cuatro paredes y un techo. Además, debe contar con extractores especiales de humo de tabaco, y no con ventiladores comunes.”
En forma inicial, el proyecto pidió que el lugar para fumadores sea solamente el 10%. “Se aprobó el 20% y ese porcentaje ya es un buen paso favorable para todos los peruanos.”

El facultativo argumenta que con las exigencias estipuladas en el reglamento, que tiene 49 artículos y tres disposiciones finales, así como seis anexos, la mayoría de locales públicos (restaurantes, bares, hoteles, centros deportivos, centros de entretenimientos, etcétera) optará por no tener lugares para fumadores, es decir por espacios 100% libres de humo de tabaco.

“Eso es probablemente lo más trascendental de la norma. Nosotros vamos a estimularlos dándoles la calificación de lugares saludables y, de hecho, ya hay muchos restaurantes donde no se permite fumar.”

En el reglamento destacan también las advertencias que se imprimirán en una de las caras de los paquetes de cigarrillos. “Ahora veremos imágenes muy claras y precisas de los riesgos por fumar, de tal manera que los niños y no fumadores podrán ilustrarse al apreciar en los paquetes de cigarrillos los daños que produce el tabaco.”
Esos mensajes también estarán incluidos en la publicidad que pueda tener la industria. “Así caminamos a la disminución sustancial de la publicidad como lo manda el tratado mundial.”

Varias son las instituciones competentes en la supervisión. Los municipios son responsables de la vigilancia de las áreas de fumadores y de la comercialización; Indecopi, de todo lo relacionado con la publicidad; la Sunat, de la comercialización de los cigarrillos importados; y las organizaciones civiles (Colat), uniendo esfuerzos o denunciando a los alcaldes que no cumplan su responsabilidad.

“La Defensoría del Pueblo estará detrás de todos los alcaldes del país para comprobar si están haciendo cumplir la ley. El papel de esta institución será muy importante.”

Sanciones
La norma deja a las municipalidades la potestad para establecer las sanciones a quienes infrinjan la ley y su reglamento en el ámbito de su jurisdicción. En ese sentido, otorga un plazo de 180 días para que puedan implementar, mediante sus ordenanzas, las sanciones.

En el anteproyecto, la Colat había propuesto sanciones de 1 a 10 UIT, de acuerdo con el establecimiento. El representante de la Colat recuerda que en muchos países del mundo las multas van de tres mil a cinco mil dólares por infringir espacios libres o venta a menores. En ese sentido, recomienda que ante la disparidad que podría ocurrir cuando cada municipio sancione a su manera, se unan a fin de uniformar las sanciones.

Las municipalidades tienen también la responsabilidad de no permitir la venta ambulatoria de cigarrillos. “Del cumplimiento de nuestras normas dependerá que el Perú llegue a la meta de ser 100% libre de humo de tabaco.”
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PERU 21 28 de agosto de 2008

La vida sin humo

Dos meses sin fumar es todo un reto para alguien que casi fumaba dos cajetillas de cigarros al día en los últimos 15 años. Esta es la historia de una adicción que, aparentemente, llegó a su fin.
Autor: Esther Vargas

26 de junio, 2:OO p.m. Pensé que no pasaría gran cosa, pero me despedí de mis cigarrillos, de mis ceniceros y de mis encendedores. Fue una ceremonia solitaria y quizás bastante boba para los no fumadores o para aquellos que jamás le encontraron el feeling al humo nocivo. La noche del 25 no dormí. Me negaba a ser una nueva no fumadora. No quería ser tampoco una fumadora pasiva. Quería seguir siendo lo mismo de los últimos 15 años: una fumadora sin miedo a la muerte, una nube de humo caminando.

No quería cambiar mi perniciosa rutina, pero tenía una cita a las 2:00 p.m. con una doctora que casi me había retado por e-mail a quitarme el vicio. Nueve millones y medio de peruanos han declarado haber fumado alguna vez en su vida. La mitad de estos son ahora fumadores habituales o están camino a convertirse en adictos al tabaco, según el Centro de Información y Educación para la Prevención del Abuso de Drogas (Cedro). Un millón de peruanos (entre ellos yo) consideraba imposible dejar el maldito hábito.

Entre las 8:00 a.m. y la 1:55 p.m. de ese día fumé una cajetilla y seis cigarrillos, mis inolvidables y baratitos mentolados. El último pucho lo apagué en la puerta del consultorio. Guardé un cigarro en mi cartera, respiré hondo y crucé la puerta, convencida de que escribiría la historia de un tratamiento inútil. Conocía todos mis fracasos, y los fracasos de otros al respecto, pero retumbaba en mi cabeza la imagen de Augusto Álvarez Rodrich, mi jefe, sin sus Marlboro rojo, una historia de éxito que yo veía imposible de imitar.

La doctora Liliana Hurtado me hizo las preguntas de rigor: ¿Cuántos cigarrillos fumas? Una cajetilla y media, a veces dos. ¿Alguna vez dejaste de fumar? Cuando me dio salmonella. Lo dejé dos años, al igual que el café. Me daban náuseas. Luego, un día cualquiera, alguien fumó a mi lado y me provocó. Compré un cigarrillo, luego tres… después una cajetilla. ¿Cómo empezaste a fumar? En el colegio, cuando estaba en segundo de secundaria.

Me escapaba de las clases de religión para fumar con mis amigas en el baño.
No llegué a contarle a la doctora que algunas madrugadas había salido corriendo hasta el grifo más cercano –y lejano– en busca de un cigarrillo, mentolado, light, ultralight, sin marca… Tampoco le confesé que mil veces había buscado –desesperada– puchos por los rincones de mi casa. Alguno serviría para la pitada tranquilizante, la clásica pitada que te permite conciliar el sueño o seguir escribiendo, o seguir muriendo: cada ocho segundos muere una persona en el mundo por alguna enfermedad relacionada con el tabaco

-La terapia de láser en frío para dejar de fumar es un tratamiento efectivo, indoloro, no invasivo y muy seguro, explicaba Hurtado mientras mi cabeza era acariciada por un objeto llamado aplicador. El láser estimularía mis terminales nerviosos diciéndole a mi cerebro que ya no, ya no fumo, ya no fumo, ¿ya no fumo?
Cuarenta minutos después, la primera sesión había terminado. Debía regresar a las 5:00 p.m.
-Ahora ya eres una ex fumadora- dijo la doctora. Y yo sonreí, pensando que saldría a fumar, y que a las 5:00 p.m. seguiría fumando, seguro en mi casa, y luego en el diario, y en la calle, y en todas partes.

Salí del consultorio con una sensación extraña, mirando confusa por qué mis manos no buscaban ansiosas el mentolado y el encendedor. Caminé media hora. Me senté en una banca, llamé por teléfono y dije: “Carajo, no tengo ganas de fumar”. Esa no era yo.
A las 5:00 p.m. estaba en el consultorio. Otros 20 minutos de láser frío. En la puerta, la doctora Hurtado me pidió el encendedor que guardaba en mi cartera. No sé cómo adivinó que lo conservaba, pero a esa hora me había olvidado de él.

-Eres una ex fumadora- volvió a decir. Y me recomendó que durante cinco días me despidiera del café (y si no podía evitarlo, debía tomar café descafeinado) y de la Coca-Cola. Tenía que tomar vitamina C, caminar media hora y secarme muy bien –casi refregarme– el cuerpo después de bañarme. Vendrían dos sesiones más, y alguna de refuerzo si la situación lo exigía. Era una ex fumadora. Pero, ¿era una ex fumadora o me habían hipnotizado? Es el poder del láser frío, un tratamiento que desde hace poco tiempo viene aplicando la doctora Hurtado en su consultorio del jirón Romero Hidalgo 221, en San Borja.

* * *
Han transcurrido dos meses y he pasado varias pruebas de fuego. La más memorable fue una noche de fiesta donde todos fumaban y bebían. Yo bebía, pero no fumaba. El humo bailaba delante de mi nariz, y yo, de lo más relajada. La noche terminó al amanecer y nunca tuve ganas de prender un cigarrillo. Creo que puedo decir ya que soy una ex fumadora.

En este tiempo no he tenido grandes angustias ni siquiera en los momentos de mayor tensión. Puedo permanecer en cualquier sala de fumadores sin estresarme porque el humo ya no es un olor que me cautive. Tampoco me disgusta, pero preferiría no contaminarme. Les he pedido a un par de personas que no fumen en mi depa, y a un chofer le solicité que apagara su cigarrillo. No sé si mis pulmones están negros y medio muertos; la verdad, no quiero saberlo, pero para qué seguir matándome.
He dejado de toser en las mañanas, estornudo menos y he recuperado el olor y el sabor.

Es mentira que el cigarro te da seguridad, te acompaña y te calienta. El asunto es que tienes que dejarlo para darte cuenta. Mientras sigas encendiendo y apagando puchos no notarás la diferencia.

Siento que todos los espacios que recorro están ahora libres de humo. Mi edificio, mi depa, la casa de mi madre, la casa de mi pareja y hasta la redacción de Perú.21, donde el primero en dejar de fumar fue Augusto Álvarez Rodrich, mi director, y uno de los más entusiastas con mi decisión de vivir sin fumar.

PD: No soy enemiga del cigarro. Lo recuerdo con cariño, porque estuvo en los mejores (y peores) momentos de mi vida, pero ya no lo quiero más. No lo necesito. A la doctora Hurtado la ubicas enwww.dralilianahurtado.com
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GATOENCERRADO JULIO 21, 2008

¿Tabaco y alcohol son problema o es la gente que abusa? por: Alexandro Saco

Toda prohibición es un bumerán.

Hace unos meses El Comercio festejaba en uno de sus titulares algo así: Crece el consumo de Pisco entre los jóvenes peruanos; y en letras pequeñas: Debido a la insuperable calidad de nuestro producto. Hagamos el cambio introduciendo otra droga en lugar del alcohol: Crece el consumo de marihuana entre los jóvenes peruanos; y en letras pequeñas: Debido a la insuperable calidad de la hierba nacional. Esta es una constatación de la forma inadecuada en la que se trata a las drogas en el país y en el mundo.

En buena hora que se haya reglamentado la ley sobre el consumo de tabaco, delimitando su uso y estableciendo una serie de prohibiciones, porque es obvio que éste afecta la salud. Pero si en realidad estamos tratando de combatir los riesgos del uso de drogas, ahora toca ir sobre la principal y normalizada: el alcohol. Necesitamos un reglamento sobre el consumo del alcohol, igual de drástico que el del tabaco, ya que el daño producido por la bebida es mayor socialmente al que produce el tabaco. El alcohol si bien no contamina al que está al lado del bebedor, sí genera inestabilidad emocional en la familia que alberga un alcohólico, sea éste social o patológico.

Así como fumar un cigarrillo de vez en cuando es inofensivo, beber un trago también lo es. El problema es que la mayoría de veces no se trata de un trago, sino de varios vasos de bebida que llevan a ir perdiendo la ecuanimidad; mientras con el tabaco el proceso es distinto y más individual. El alcohol irradia peligro, porque el que conduce un vehículo, participa de una reunión o llega a casa con el alcohol encima, no es él mismo, sino, a veces, una proyección degradada de su ser.

En mala hora el alcohol ha sido adoptado como el benjamín en la familia de las drogas. Se expende en todo lugar. A nadie se le ocurriría prohibir su ingesta en dependencias oficiales como embajadas o ministerios, ni multar a funcionarios o empresarios que se pasen de copas en una recepción, y menos prohibir su publicidad en la TV o en la prensa escrita. Existe una apología al alcohol, que sólo es criticada cuando la cerveza usa el cuerpo de la mujer para su aburrida publicidad. El whisky, el pisco, el ron, el vino, el gin, el tequila, la cerveza, el vodka, son un encanto, ¿no los ven?, tan bonitos ellos. Si queremos avanzar en dilucidar las consecuencias y normar el consumo, cabría lo mismo para todas estas sustancias.

Se trata de un asunto de libertades. Si bien las drogas deben tener ciertas regulaciones, éstas no deben caer en lo ridículo como prohibir que se pueda fumar en los jardines de una universidad en la que se dicta un postgrado. Es mejor alejarnos de las sombras de los cedros que repiten su letanía de que el consumo de drogas crece y no proponen nada razonable para cambiarlo. Ese cambio pasa por desmitificar las drogas e impulsar su normalización o legalización. Mientras más prohibición, más poder tendrán los delincuentes narcotraficantes, que como hoy en México, han desatado una guerra civil. Toda prohibición es un bumerán, mientras que más información ejercita el criterio.

El problema de las adicciones no pasa por la sustancia, sino por la personalidad. La droga no es el problema, el problema es la personalidad de determinado ser humano que lo lleva al enganche. Y claro, no se trata de alentar su consumo. Como se hace con las restricciones al tabaco, si habría coherencia, deberían trasladarse a las bebidas alcohólicas. Tengo la impresión de que el alcohol mata a más gente en el mundo y destruye más lazos sociales que el tabaco, porque su consumo es más extendido.

Luego queda discutir serenamente sobre las adicciones, sobre la normalización y la legalización. Enterrar los discursos sobre la monstruosidad de las drogas para entender nuevamente, como las antiguas civilizaciones lo hacían, que las drogas no son malas en sí, sino que la cultura moderna las convierte en límites.

Las drogas no están destruyendo al mundo ni a la juventud. El mundo genera hábitos, costumbres, tradiciones. El tabaco y el alcohol y todos sus primos ricos y pobres, son parte de esa creación; concentrarse en unas para restringir y en otras para expandir, no es lo más indicado que se puede hacer.

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