EDGAR NUÑEZ: "OTORONGO" SIN CORAZON


PICOTV TROME 31 03 09

'Otorongo' sin corazón

Uno de los congresistas más controvertidos del actual Parlamento es Edgar Núñez. Ni los fujimoristas, a los que le salpican las violaciones a los Derechos Humanos del 'Grupo Colina', se han atrevido a insultar y combatir el trabajo de la Comisión de la Verdad tanto como el político aprista. Su encono tiene tintes patológicos. Utilizó de manera inhumana al campesino Edmundo Camana, víctima de la matanza senderista en Lucanamarca en 1983, cuya fotografía fuera el emblema de la citada comisión, para reflejar la barbarie senderista, que asesinó a machetazos a humildes campesinos, mujeres y niños para ahorrar balas.

El comunero fue internado en el Instituto Nacional de Ciencias Neurológicas por la congresista Juana Huancahuari del Partido Nacionalista. Según la legisladora, Núñez, sin avisarle a nadie se apareció en el hospital y trasladó a un hombre gravemente enfermo al 'Hospital Militar'. ¿Por qué hizo eso el congresista? ¿Tenía un plan en contra de la Comisión de la Verdad que involucraba al enfermo? Lo lamentable es que, por su irresponsable accionar, Camana murió solo y abandonado en una cama de ese hospital, ni los doctores sabían qué hacía allí el campesino que no es uniformado.

Para este Búho, esto no dice nada bueno de Núñez. No se puede involucrar a personas enfermas para disputas políticas. La estupidez es inherente a la condición humana, sin embargo una denuncia periodística lo acusa de hacer daño a dos niñas de Pisco, que reclaman ser sus hijas. Un político que se autoproclama defensor de los derechos humanos no puede estar involucrado en maltratos psicológicos y materiales a dos inocentes niñas.

Una de ellas, Pamela Muñante Anchante, para hacer más indignante el caso, perdió a su madre en el terremoto de Pisco. ¿Por qué el congresista se resiste a afrontar su responsabilidad sometiéndose a las pruebas de ADN? Su actitud con otra niña, Stephany Núñez Velarde pese a que la reconoció y firmó su partida de nacimiento, es más aberrante, pues asegura que lo hizo para que un juicio no enturbie su campaña al Congreso. Hay una frase que lo muestra como un hombre insensible, cuando intenta justificar su rechazo a la paternidad de la joven: 'es notorio, la criatura es gordita' (sic).

Lo indignante es que el Congreso, como buena guarida de otorongos, rechazó el pedido de un juez para retener el 15% del sueldo del legislador para pensión alimenticia y educación de Stephany, argumentando que el parlamentario ya tenía retenido el 60% de su sueldo por una querella de su esposa para la manutención de sus hijos menores(¿?). Según el abogado, todo esto es simulado, porque vive con ella y tiene hijos que son mayores de edad. ¿Es derecho y humano el parlamentario? No lo parece. Apago el televisor.
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GATOENCERRADO OCTUBRE 8, 2008

Adopte un congresista por: Pedro Salinas

No tengo blog. Pero igual me he sumado a la campaña adopta a un congresista, que empezó como una reflexión iracunda y una invocación ciudadana lanzada al aire por la periodista Rosa María Palacios, y que luego fue tomada con fuerza inusitada por los blogueros, algunos de los cuales, valgan verdades, están dando la hora y le están tomando el pulso al país como el Doctor House lo hace con sus pacientes luego de un par de Vycondin.

Sólo hay que tratar de hacer valer la ley de transparencia y acceso a la información pública, promulgada en el 2003, que, en teoría, establece que toda la información que posea el Estado se considera de interés público. Digo en teoría porque, hasta donde se sabe, el Estado se ha dedicado únicamente a responder evasivas, mirar al techo, y silbar una tonada cumbiambera, como si no hubiese pasado nada, tal como reza una canción de Carla Bruni.

Igual lo invito a participar de esta campaña cívica, si acaso todavía no se ha enterado de su existencia. Para facilitarle el trámite ingrese a: www.elpaki.com o a uterodemarita.com o a www.desdeeltercerpiso.com o a pepitas.com.pe , lugares en donde le van a facilitar las cosas y le van a indicar los pasos a seguir. Vamos. No sea planta. No se chupe. No se deje intimidar por los ojos saltones de Lourdes Nomedalagana Alcorta. Joda usted también para que se respeten los derechos ciudadanos, que los tenemos aunque no lo parezca.

Es verdad que mi sentido arácnido me dice que no se va a lograr mucho. No importa. Contra la opacidad congresal, hay que arremeter con todo, como hizo el Huáscar contra La Esmeralda. Igualito. Vamos. Anímese. No se amilane. Haga patria y adopte a un congresista.

No sé usted, pero yo voy a adoptar a Miro Ruiz, esa suerte de Freddy Kruger de la raza canina con chalina marca garridolecca, y que, como varios de sus colegas, debe creer que hay ciertas cosas que el dinero no puede comprar, pero que para todo lo demás existe Otorongo-card.
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CORREO 18 de septiembre de 2008

Amazónico soy

Que me perdone el Chema Salcedo por arrancharle y piratearle el título de su película, que, por lo que he aguaitado en youtube, promete. Pero cae a pelo.

Por razones distintas, el último mes y medio he tenido el privilegio de hacer algunos viajes a la selva (Tarapoto, Moyabamba, Chachapoyas, Iquitos). Y, como suele ocurrir, uno no deja de apreciar tantas cosas de estas simpáticas ciudades. La gastronomía selvática con sus cecinas, tacachos y paiches. El buen talante y acento cantarín del poblador de la selva. Su geografía de jade, pletórica de vida, de cataratas, de fauna infinita. El clima bendito que los cobija. En fin. Pero, como diría Pérez-Reverte, una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa.

Por alguna razón, de esas que en el Perú suceden porque sí, el país, Lima, o sea, vive de espaldas a esta porción gigantesca del territorio nacional. No las conoce. No las visita. Las ignora. Cosa curiosa, en el blog Útero de Marita, comentando sobre este tema, uno de sus visitantes anota que, si hacemos una selección de las canciones más emblemáticas que ensalzan al Perú, salvo la melodía Contigo Perú de Polo Campos, las demás apenas mencionan la selva, cuando no la ningunean. Y es verdad. Sin embargo, y pese a este Perú ombliguero y de pensamiento colonial, uno aprecia en estos lugares gente que se faja, que la suda, que apuesta por la selva. Como el empresario turístico Carlos González, a quien conocí en Tarapoto. O los muchachos de Tierra Nueva, Jaime Vásquez y Paco Bardales, que propician movidas culturales con talento, gracia y desenfado.

Eso sí. Noté una presencia excesiva de militares. Particularmente en Iquitos, en donde, además de las extensas propiedades que detentan, se han adueñado de unas casonas antiguas, adornadas con azulejos importados de Portugal, ubicadas en el malecón Tarapacá, de los tiempos de la fiebre del caucho. Ahora son cuarteles generales, en lugar de ser restaurantes, bares, hoteles, concesionados o vendidos a privados.

En resumen. Para los González, Vásquez y Bardales, aplausos. Para los milicos asentados en el malecón Tarapacá, abucheo. Miren, muchachos de betún en el rostro y uniforme de ránger, tendrán una vista preciosa del río, pero la vista para el turista sería inmejorable si ustedes salen de la foto. Si viviéramos en un país normal, el Presidente habría mandado a hacer gárgaras a estos uniformados y habría privatizado estos locales. Pero creer que vivimos en un país normal es como creer que Alan ha cambiado.

Pedro Salinas

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