ROSARIO MAGGI (ITICSA Y CHEMA): "SIEMPRE NOS DIJERON: VAN A FRACASAR"


COMERCIO 16 de septiembre de 2008

ENTREVISTA. ROSARIO MAGGI
"Siempre nos dijeron: van a fracasar"

Papá --igual que sus empleados y la competencia-- creía que ni ella ni sus hermanas podrían con la empresa que él había forjado. Hoy su gente las admira (y tiembla la competencia)
Por Antonio Orjeda

Habla Rocío, jefa de almacén de Iticsa y Chema, fábricas de aditamentos y demás productos para la industria de la construcción. Habla y afirma que "la arquitecta es bastante querida". "Nos da mucho orgullo decir que trabajamos para tres mujeres", sostiene Rocío. Lo sabe, el suyo es un rubro considerado masculino. Tiene a 51 personas a su cargo. Cincuenta son hombres. No le cuesta, tiene el ejemplo de la arquitecta Rosario Maggi y sus hermanas, quienes tomaron el timón de estas empresas a la muerte de su padre.

Ya se dijo: al principio, él no creía que sus hijas podrían. Ocurre que papá no contaba con un pequeño detalle: sus chicas estaban aprendiendo de él.
Su padre se moría por tener un hijo y le nacieron puras niñas.
Sí.

Lo que su padre quería tener era un heredero para la empresa que había forjado.
Él quería a un personaje masculino porque mi papá, además de ser marino, tenía una formación machista.
¿Por qué no una de ustedes? ¿Qué decía él?
Bueno, al final dijo: "Yo quisiera que mi hija arquitecta (ella) viniera a trabajar conmigo". Pero eso fue sobre el final, cuando ya estaba muy enfermo. A él le preocupaba qué iba a ser de esto.

¿Cuál era su argumento, que este era un rubro para hombres?
Sí, básicamente.
Conforme fueron creciendo, ¿cómo reaccionaban a eso?
Nosotras, en realidad, nunca tuvimos que ver con la empresa. Yo, tras estudiar Arquitectura y trabajar cinco años en un ministerio, renuncio y pongo un negocio de calzado. Me comenzó a ir tan bien que entraron mis hermanas Pilar y Fernanda.
¿Qué pasó? ¿Su padre no quería que trabajaran con él, pero sí las incitó a hacer empresa?

No, lo nuestro fue espontáneo. Yo puse una tienda en Miraflores y luego mis hermanas formaron --cada una-- su taller (de calzado).
¿De chicas les tenía prohibido venir a la fábrica?
No existía la fábrica cuando éramos chiquitas.
Es cierto, su padre entonces era solamente importador.
Claro. Nosotras visitábamos de vez en cuando esto, pero eran unas visitas prácticamente guiadas, porque no era que conociéramos a alguien o que supiésemos cómo funcionaba la empresa.

Todo cambió el 95, cuando él fallece. No había quién se quedara con la empresa.
Bueno, sí había mucha gente interesada en quedarse con esto (ríe), pero lo que correspondía era que asumiéramos nosotras. Mi papá sí le llegó a decir a su gente: "Mis hijas algún día van a asumir la empresa, porque han hecho empresa y me han demostrado que son capaces". O sea, él sí reconoció.
Tuvo que dejar su zapatería.
Para poder asumir, la zapatería y los talleres se pusieron en manos de otras personas.

¿No hubiera sido más sencillo vender la fábrica? Les estaba yendo bien con los zapatos, era un rubro que conocían mejor.
Había un tema sentimental de por medio: todas las personas que estaban aquí habían trabajado años, esto, además, era fruto del esfuerzo de mi papá. No se trataba de: "Vendamos la fábrica y repartámonos el dinero". Había un tema más fuerte.
Eso fue hace 13 años, sus hijos estaban chicos, era un albur el que les fuese a ir bien. Además, este es un rubro (entre comillas) masculino. Lo más probable era que fracasaran.

Siempre nos lo han dicho. Incluso nuestros tíos... En realidad, yo ya estaba acostumbrada a que me dijeran que por ser mujer no iba a poder hacerlo. Cuando estaba en el colegio, mis amigos me preguntaban: "¿Qué vas a estudiar? Arquitectura en la UNI. ¿En la UNI? Estás loca, ahí se presentan miles, además te piden matemáticas, ¡es fortísimo! No sé qué tan difícil será, pero yo voy a entrar". ¡Y entré, pues!

En la universidad, igual. Los chicos me decían: "Qué haces acá, si tú te vas a casar; le estás quitando el puesto a un hombre; esta universidad es nacional, tú no deberías estudiar acá".
¿Y qué les respondía?
Los mejores alumnos no tienen ese problema. Los otros, los que son peor que una... Debe ser inseguridad, ¿no? Porque el que sabe no se hace problemas.

Cuando asumieron la empresa encontraron una organización detenida en el tiempo.
Así es. Los procesos no estaban escritos, las directivas no estaban dadas, todo era verbal. Todas las áreas eran manejadas prácticamente por mi papá. Los empleados estaban acostumbrados a trabajar con ciertas personas. Nosotras éramos extrañas.
¿Cómo hicieron?
Se decidió asumir un cargo ejecutivo --porque nosotras éramos directoras--, y lo hicimos para meternos en la organización, para conocer la empresa desde adentro.
A su favor tenían el haber puesto una zapatería y dos talleres de calzado. Sabían trabajar juntas.

Cuando llegamos, lo que más nos costó fue la gente. No te conocen, no saben qué pensar de ti.
La desconfianza que inicialmente sintió su papá no solo la podían sentir sus clientes, sino también ¡sus empleados!

Yo sé que durante nuestros primeros años mucha gente dijo: "Ya Chema no fabrica. Han cerrado". Toda nuestra competencia decía que habíamos quebrado. Fue bien fuerte.
¿Qué sintió en ese momento?
Costó bastante trabajo: había mucha resistencia por parte de personas que tenían mucho tiempo acá, pero que no estaban capacitadas. ¡Aquí se facturaba con una máquina mecánica! Nosotras automatizamos todo.

Esa fue su respuesta.
Modernizamos todos los procesos y, cinco años después, obtuvimos la certificación 9001.
Además, han ganado el Premio a la Innovación de la Cámara Peruana de la Construcción (Capeco).
Sí, hace tres años. Todo pasa por algo: entre las cosas que escuché, se decía que nuestra marca era obsoleta, que tecnológicamente estábamos atrasados. Mentira. Nosotros hemos innovado con productos que no tiene ninguna de las marcas que vienen de afuera.

Ustedes no solo han ampliado su línea de producción, ustedes han inventado productos.
¡Así es! Uno de ellos es el Chemayolic Extrafuerte. Si tú tienes un baño y quieres enchapar encima, ya no tienes que retirar nada, ahora tienes este pegamento. Como arquitecta, yo hablé con los químicos (de la empresa) y les dije: "Simplifiquémosles las cosas a los maestros (constructores)". Y lo hicimos. También tenemos un transformador de óxido... Ya teníamos varios productos, y cuando supe lo que estaba diciendo la competencia, me acordé del concurso de Capeco. Nunca habíamos participado. Presentamos nuestros productos --que además están adaptados a nuestros diversos climas, a diferencia del común de aditivos que traen de otras partes-- y ese año nos dieron el premio a la innovación.
Dígame: en el rubro aditivos, ¿quién es el líder del mercado?
Chema.

¿Cómo entender entonces a su competencia?
Siempre el segundo o tercero habla mal del líder. Pero eso nos hace más fuertes.
Y usted está acostumbrada a eso desde la universidad.
Sí. Más bien, si hablan es porque algo hay, ¿no?
¿Qué hubiera dicho su papá de haber visto lo que han logrado?
Estaría muy orgulloso. Él sabe que nos inculcó la disciplina, el amor al trabajo y la honestidad.

¿Sus hijos y los de sus hermanas trabajan con ustedes?
No, cada uno trabaja por su lado. Esto es una empresa familiar, pero queremos trabajarla como una empresa eficiente, y los hijos no necesariamente van a tener la preparación --ni la vocación-- para tomar una empresa que es a la vez fabricante y distribuidora.
O sea que, además, ustedes no crían hijitos de mamá.
No, cada uno está haciendo lo que tiene que hacer.

LA FICHA
Nombre: María del Rosario Maggi Parodi.
Colegio: Lo empezó en Nueva York. Regresó al Perú y terminó en el San Silvestre.
Estudios: Arquitecta de la UNI con estudios de Desarrollo Urbano en el Instituto de Estudios Sociales, en Holanda.
Edad: "No te la voy a decir".
Cargo: Gerenta de Ventas de Importadora Técnica Industrial y Comercial S.A. (Iticsa) y de Chem Masters del Perú (Chema).

ZONA BLOGS
Conozca a Rosario Maggi en:
http://blogs.elcomercio.com.pe/ejecutivas

1 comentario:

Eliana dijo...

tengo el orgullo que alguna ves fuy una "CHEMITA"como son llamadas las promotoras de ventas..ahora vivo en new york y estoy apunto de comensar mis clases de arquitectura...tengo los mejores recuerdos de mi tiempo en CHEMA y de todos,en especial de la arquitecta Rosario de quien aprendi mucho me ayudo a descubrir mi vocacion,,,

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