CUAL ALFRED HICHTCOOCK...A PROPOSITO DE LA HUELGA DE LOS MEDICOS Y EL "GUACHIMAN"


-----Mensaje original-----
De: Guillermo Tejada Dapuetto [mailto:gtejadad@speedy.com.pe]
Enviado el: Lunes, 08 de Septiembre de 2008 07:35 p.m.
Asunto: Cual Alfred Hichtcook....

Sr. Director:

Me imagino la escena del denominado “guachimán” de Hospital entrando con la complicidad de algunos colegas guachimanes y entre escondidas y con la ayuda de las sombras de la noche, que se hacen mas tenebrosas en la penumbra de un hospital, Frankestein de feria entra a la sala de médicos y destapa a uno de sus víctimas, uno de los incautos médicos de guardia que allí yace cual mortaja, cansado por una sesión de cuatro cesáreas seguidas y con cara cara de “yo no fui” se asusta por la tremenda impertinencia y no sale de sí por la luz de cámara de video que lo filma sin compasión en su más íntima intimidad.

Esa escena que podría ser muy común en alguna película de don Alfred, fue real y cierta hace solo unos días en una equivocada estrategia del Ministro de Salud para demostrar no se qué y lograr que todos los médicos, los huelguistas y los no huelguistas se le pongan en contra ahora y lo ninguneen, ahora sí, como a cualquier guachimán ningunea el común de los ciudadanos que se cree más que estos humildes trabajadores.

Me sentí tocado con este hecho de irrumpir en un hospital y “meterse” a la habitación para poner en ridículo a un profesional que descasaba, luego de un día trabajoso y complicado, porque mi madre hace varios años ya y mi hermana actualmente, ejercen la noble profesión de obstetrices y se rompen el lomo con guardias y con sueldos de hambre y, encima de ello, gastando lo que no tienen para mantenerse al día con el avance de la ciencia médica.

Aún recuerdo los días en que acompañaba a mi madre al Hospital Guillermo Almenara Irigoyen, ex Obrero, cuando la emergencia de la Av. Grau todavía estaba con vida, ví casos terribles y me estremecí con el vértigo con que se laboraba en esas noches que en ese cuarto piso del Obrero, donde funcionaba el departamento de Ginecología y donde mi madre era Jefe de Area y donde el Dr. Exebio era jefe de piso. Fueron cuarenta y tantos años de servicio de su vida que mi madre le dio a ese hospital y trajo miles de bebes a este mundo. Recuerdo como si fuera ayer cuando la iba a recoger a la salida del hospital y mi madre con el rostro cansado que la veía desde lejos se transformaba cuando me divisaba y se convertía en la sonrisa más bello que le haya visto a una negra salerosa que con rítmico andar derramaba lisura por doquier.

Luego caminábamos hacia el paradero, seis largas cuadras y tomábamos el micro que nos llevaba a casa en un viaje casi interminable que menos mal nos dejaba en la esquina de la casa en Lince. Durante el viaje cuando la veía cabecear a mi madre me decía dentro de mi, y con la inocencia del niño y adolescente, algún día seré doctor y le comprare un carro a mi mamá y le pondre un chofer para que la traslade a donde ella quiera. Nada de eso se cumplió mi madre falleció ya cesada, fue maltratada en su mismo centro de trabajo donde no la quisieron recibir y junto con mi hermano tuvimos que hacer un pequeño escándalo de diario para que se rectifiquen.

Hoy lejos de esos sueños, me topó con esta historieta por un lado con un miembro del Ejecutivo con aires del que todo lo puede y todo lo descubre y, por otro, por el lado de los hipocráticos que desean ganar más por su trabajo, pero laborando menos. La forma como funcionan ahora los hospitales públicos son un verdadero caos, no tienen herramientas quirúrgicas, nadie respeta los horarios, muchos se hacen “pera” como en sus mejores tiempos de escolar, pero es que la situación dentro de los hospitales para los médicos de hoy es para enfermarse. Por el bien de los millones de pacientes que a diario ingresan a estas dependencias públicas esto debe cambiar de una buena vez. No soy entendido en este asunto, pero algo debe pasar para que esta realidad “Color Púrpura” tome una tonalidad de esperanza.

Guillermo Tejada Dapuetto
07541222
www.guillermotejadadapuetto.blogspot.com
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EL COMERCIO SETIEMBRE 11, 2008

El mundo al revés en la salud pública
Por: Juan Paredes Castro |

Es más fácil que el ministro de Salud, Hernán Garrido Lecca, y el presidente de Essalud, Fernando Barrios, logren solo diferir los temporales sindicales al interior de sus sectores que realmente resolverlos.

Lo que pasa es que ninguno de ellos tiene la manera de romper las argollas legales que vienen de muy atrás.

¿Acaso el Congreso y el Gobierno estarían dispuestos a hacerlo?

El problema de fondo no son los médicos ni las enfermeras ni los tecnólogos ni las demandas salariales continuas de estos; lo es la constatación de que no puede hacerse casi nada para derogar leyes con nombre gremial propio, que sucesivos regímenes del pasado, incluido el aprista, los han venido concediendo con total impunidad.

Nos llevaríamos una abismal sorpresa si la CGTP se detuviera por un momento a contemplar esta atroz inequidad sindical que convierte al Estado en víctima de extorsión y al Gobierno y al Congreso en poderes inútiles frente a las presiones de quienes, en verdad, tienen la sartén legal por el mango todo el tiempo.

Lamentablemente la CGTP no está para encarrilar racionalmente la vida sindical del país ni para construir propuestas sensatas que nos permitan vivir una relativa paz laboral. Su objetivo es otro: sembrar vientos aquí y allá no para que los señores Huamán y Gorriti cosechen tempestades sino el país, que es el que finalmente paga los platos rotos de cualquier acción desestabilizadora política, económica y social.

La lucha sindical en el país tiene pues que transparentarse cada vez mejor para que nadie confunda a sus principales actores ni sus propósitos. Que todos podamos distinguir claramente los intereses de empleados y empleadores y cuál es también el papel arbitral de la autoridad de Trabajo, que tampoco puede estar pintada en la pared cuando las papas queman.

El presidente de Essalud tiene por lo pronto el proyecto de otorgar en concesión al sector privado importantes servicios del organismo a su cargo. Se trata de una salida reactiva al riesgo que corren los asegurados y usuarios (que no tienen ley propia que los proteja de atropellos) de perder nuevas oportunidades de una atención distinta, más eficiente y menos onerosa.

Esta alternativa alejaría a este nuevo tipo de administración de los servicios de Essalud de las periódicas extorsiones sindicales basadas en leyes con nombre propio, y, por el contrario, los incorporaría a las filas de todas las experiencias ganadas por el Estado en su asociación con el sector privado.

A ver si el Congreso le presta algo de atención a este mundo al revés que hace que los derechos de los asegurados de salud sean siempre la quinta rueda del coche.

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